Audi A4 Avant (2008) | Impresiones de conducción

10/11/2008 |Alfonso Herrero

El Audi A4 Avant, como ocurre con la versión de cuatro puertas, es un modelo con un buen compromiso entre estabilidad y confort, y fácil de conducir. También es un coche seguro porque, circulando rápidamente por carreteras lentas, no tiene reacciones bruscas que puedan poner al conductor en apuros. Además, el buen funcionamiento del control de estabilidad evita, dentro de su rango de actuación, posibles situaciones peligrosas.

Audi ofrece para al A4 Avant tres tipos de suspensión: dos de ellas se diferencian por la firmeza (la normal y la que Audi llama deportiva); la otra, porque tiene unos amortiguadores controlados electrónicamente. Hemos podido probar las tres: la suspensión normal y la deportiva en combinación, ambas, con el motor 1.8 TFSI pero distinto cambio (uno manual y otro con el automático Multitronic). La amortiguación variable la hemos probado con el motor 2.7 TDI.

La diferencia entre la suspensión normal y deportiva no me ha parecido definitiva en términos de estabilidad y confort. Sí creo que es notable la diferencia que hay entre estas dos y la de amortiguación variable, no tanto por la comodidad que dan sino por el tacto que tiene y por cómo reacciona el coche. En las carreteras lentas o muy lentas, la suspensión normal parece que da mayor agilidad porque es más fácil dirigir el coche ahuecando, algo que resulta más complicado de hacer en el 2.7 TDI, donde el eje trasero apenas desliza. En parte, esta reacción se debe también a los neumáticos, ya que los que tenían las versiones de gasolina daban mucha menos adherencia. De todos modos, cada uno de los coches que hemos probado tenía distinta medida de llantas, por lo que me resulta dificil dar con precisión la influencia de estos elementos en la respuesta del coche.


Por la suspensión, por las llantas, por los neumáticos o por la suma de todas estas cosas, lo cierto es que el A4 2.7 TDI que hemos tenido entra en las curvas, se mantiene en el apoyo y tracciona mucho mejor. Con el 1.8 TFSI manual, las pérdidas de tracción son frecuentes cuando se pretende circular deprisa y, junto a las pérdidas de tracción, se producen movimientos extraños de la dirección a causa de que una rueda agarra y la otra no. En la versión con cambio automático del 1.8 TFSI, estas pérdidas son menores porque el cambio filtra más la respuesta del motor.

Javier Moltó también tuvo está impresión cuando, en la presentación internacional de este modelo, condujo el A4 3.0 TDI quattro tras bajarse del 1.8 TFSI. En ese caso, hay que tener en cuenta que el par máximo del motor 3.0 TDI es exactamente el doble (prácticamente al mismo régimen) que el del motor de gasolina 1.8 TFSI de 160 CV, pero tiene tracción total (cuando no se producen pérdidas de agarre, un reparto de fuerza del 40% en el eje delantero y un 60% en el posterior).

Si el coche cuenta con el sistema «Audi Drive Select» es posible variar el funcionamiento de los siguientes elementos del coche: asistencia y desmultiplicación de la dirección, dureza de la amortiguación y respuesta del pedal del acelerador, y del cambio automático (si lo tiene).

Para tener el «Audi Drive Select» es requisito adquirir una de las anteriores opciones, pero no todas. Hay cuatro modos de funcionamiento: «Comfort», «Auto», «Dynamic» e «Individual» (este último permite que el usuario programe individualmente cada uno de los elementos).

Independientemente del tipo de suspensión que lleve el Audi A4, es un coche cómodo pero no tanto como un Citroën C5 o un Toyota Avensis, porque las pequeñas irregularidades y los baches se notan más. Si tiene la suspensión de dureza variable, con los amortiguadores en su posición más blanda se nota una mejora, pero no excesiva, respecto a la más firme. Es decir, el A4 no pasa de tener una suspensión muy blanda a una muy dura. En el modo Confort tampoco parece que trate con mayor suavidad a los pasajeros que con la suspensión normal.

Con la dirección de desmultiplicación variable, en parado, el volante da 2,1 vueltas de tope a tope. Con la dirección normal son 2,9 vueltas entre topes.

Motores y cajas de cambio


Por ahora hemos conducido el Audi A4 con los motores gasolina de 160 y 265 CV (éste sólo con la carrocería de cuatro puertas) y los Diesel de 143 y 190 CV. También hemos conducido la versión deportiva, de la que damos información en este artículo del S4.

La diferencia entre un A4 con el motor 2.7 TDI (de 190 CV) y la versión 2.0 TDI (143 CV) tiene más relación con el refinamiento del motor que con la diferencia real de prestaciones entre uno y otro, que no es tan grande como la diferencia entre potencias puede hacer pensar. Ambos me  parecen una opción excelente para viajar o usarlo como coche diario.

Un A4 1.8 TFSI, motor de gasolina de 160 CV, es una alternativa razonable a las versiones Diesel porque su consumo de combustible no es desmedido y las prestaciones están más próximas al motor 2.7 TDI que al 2.0 TDI. Todo ello con el funcionamiento más suave y silencioso de un motor de gasolina. Este motor de gasolina está sobrealimentado mediante un turbocompresor.

El Grupo Volkswagen tiene otro motor con la misma potencia, el 1.4 TSI de 160 CV, que no monta en el A4 pero sí en otros muchos modelos y que se diferencia, además de por la menor cilindrada, porque tiene un sistema de sobrealimentación doble, mediante compresor volumétrico y turbocompresor. Al conducirlos, el  1.8 TFSI parece tener un funcionamiento algo más fino pero su respuesta al acelerar en marchas largas y con el motor girando a pocas revoluciones es algo más pobre. Aun con esto, el motor 1.8 TFSI nos parece uno de los mejores que hay en este momento de entre los de su potencia.

Los consumos que hemos medido conduciendo la versión 2.7 TDI Multitronic han sido los siguientes: en ciudad, con mucho tráfico, 12,5 l/100 km. En un recorrido mixto por carretera, autovía y algo de ciudad, 8,4 l/100 km. En el trayecto habitual de autovía que utilizo como referencia, a una media de 130 km/h, gastó 8,2 l/100 km. En este mismo recorrido de autovía, a la misma velocidad media, la versión 1.8 TFSI con cambio manual ha gastado 8,6 l/100 km, que no es mucho.


Audi oferta tres tipos de cajas de cambio para el A4, una manual y dos automáticas: «Multitronic» (variador continuo) y «Tiptronic» (convertidor hidráulico de par). La «Tiptronic» va asociada a la versión Diesel 3.0 TDI (239 CV) y la de gasolina 3.2 FSI (265 CV).

Nosotros hemos podido probar detenidamente la «Multitronic». Se trata de un cambio de variador continuo con un embrague multidisco con ocho relaciones prefijadas. Su funcionamiento es muy bueno.  Si se usa manualmente, desplazando la palanca hacia delante o atrás, o mediante las levas que hay tras el volante, cambia con suficiente rapidez y sin dar sacudidas. El cambio de doble embrague «S tronic» no está disponible en el Audi A4; este cambio es, en general, más rápido (comparado con el modo manual del Multitronic) y tiene una programación que lo hace más recomendable para conducir rápidamente por carreteras de muchas curvas, porque da una mayor retención.

Utilizando los programas del «Audi Drive Select» podemos modificar la respuesta del motor. En el modo «Comfort», la respuesta del motor es la más suave posible; en el modo «Dynamic», el pedal del acelerador es más sensible a la presión. Que el pedal sea más sensible no hace que el coche acelere más.

Si, además, el coche tiene el cambio automático «Multironic», hay una diferencia importante entre conducir en uno u otro modo.  En el modo «Comfort» el cambio actúa como lo que es, un variador continuo. Esto es, si se acelera a fondo, el motor acelera hasta el régimen de par máximo y se mantiene ahí, porque la caja de cambios varía el desarrollo de forma continua (como sucede en un ciclomotor). Si aceleramos a fondo en el modo «Dynamic», el cambio funciona como si fuese uno de relaciones fijas. Nosotros hemos medido la aceleración de los dos modos y es claramente más rápido en el que la caja actúa como variador, sin relaciones fijas.

En los coches de la presentación, la caja manual de seis marchas nos pareció suave, muy precisa y razonablemente rápida. En la unidad que hemos tenido de pruebas, con más kilómetros de los habituales en un coche de pruebas, y tal vez algo castigada, el cambio presentaba una cierta resistencia al introducir algunas marchas.

Con el cambio manual, en la pantalla que hay en el salpicadero aparece la marcha seleccionada y la que la centralita del motor recomienda para lograr un consumo reducido. Es una indicación para realizar una conducción eficiente (energéticamente), pero con un buen compromiso entre el consumo y una cierta reserva de aceleración o capacidad de retención.