BMW Serie 3 330i (2000) | El efecto de los cambios
El resultado de los cambios en el motor es muy positivo. El seis cilindros de BMW en versión de 2,8 era uno de los mejores motores del mercado en términos absolutos y, sin embargo, el nuevo 3,0 es todavía mejor. Se nota más fuerza a medio régimen y, pese a ello, los cambios en la distribución hacen que a 5.000 -si se acelera a fondo- el motor de un fuerte tirón que no tenía antes. Los nuevos colectores han cambiado el sonido del motor, que no es mayor pero sí distinto; ahora es más fácil que agrade a quienes aprecian estas cosas. De hecho, el 330 es un coche muy poco ruidoso; incluso con ruedas de opcionales 225/45 , lo que más se escucha es el sonido del aire, no el de rodadura ni el del motor.
El consumo es extraordinariamente bajo para las prestaciones del coche, lo que indica que el rendimiento del motor es muy bueno. En un viaje largo al 80 por ciento de las posibilidades del coche (y la velocidad punta es 250 km/h), el consumo puede estar en 12 l/100 km. Es decir, en conducción normal y normalmente rápida, un consumo de 10 l/100 km es perfectamente factible; de muy pocos coches con más de 200 CV se puede decir lo mismo.
Aunque tiene mucha fuerza a bajo régimen, responde aún mejor a partir de 5.000 y gasta relativamente poco, este motor «pide» una sexta marcha. Como es normal en BMW, el desarrollo en quinta permite llegar a la zona roja del cuentavueltas. Con seis marchas, aunque también alcanzara la punta en la última de ellas, el escalonamiento sería más adecuado.
También se nota el cambio en los discos; el 330 frena muy bien en recta y gracias al CBC -cornering brake control- también en curva. Pese a su buena estabilidad y frenada, por ser tracción trasera es especialmente recomendable el control de estabilidad DSC, que es opcional. La suspensión que tiene de serie es poco flexible.