BMW Serie 4 Cabrio (2021) | Impresiones de conducción

25/05/2021 |Pablo David González (@PD_Gonzalez)

He probado un BMW 420i Cabrio con el acabado M Sport, que lleva una suspensión más firme que la de serie. En la prueba del Serie 4 Coupé desaconsejé esta suspensión a aquellas personas que pasan mucho tiempo al volante y valoran el confort. En el Serie 4 Cabrio no me atrevo a hacer esa consideración porque la he notado más cómoda. No obstante, sigo pensando interesante sopesar la suspensión de serie (que es compatible con el acabado M Sport) si lo que se busca en este coche es disfrutar de la faceta de descapotable con una conducción calmada y relajada.

El asilamiento acústico del habitáculo con la capota puesta es realmente bueno. No llega al nivel del 4 Coupé, pero sigue siendo excelente. Además, como el tapizado interno está tan bien rematado, no hay sensación de ir en un vehículo descapotable.

Con el techo retirado, las cuatro ventanillas subidas y el deflector colocado (que deja inutilizables las plazas posteriores), se viaja muy protegido del viento, sin turbulencias. No obstante, aquellos con una estatura de 1,85 metros o superior, quizás le convenga calarse una gorra para evitar que el pelo se le revuelva. Obviamente, a 120 km/h hay que hablar más alto para comunicarse con el pasajero, pero no hace falta gritar ni subir mucho el volumen de la radio para escucharla bien.

El confort térmico que proporcionan elementos como el climatizador, la calefacción de los asientos, la del volante y el cuello (sistema Air Collar, regulable en tres niveles) hace que se pueda viajar con temperaturas exteriores de en torno a 17 ºC sin pasar frío. Y muy probablemente a menos, pero no he tenido oportunidad de comprobarlo.

Este Serie 4 Cabrio no es un vehículo que recomiendo a los que quieran vivir sensaciones deportivas intensas al volante. Sin ser torpe, ni mucho menos, en curva me ha parecido menos competente que el 4 Coupé. He sentido como si llevara un coche más grande (que no lo es) y más pesado (que sí lo es, entre 150 y 200 kg más según la versión), con movimientos de carrocería menos controlados y precisos. La dirección, directa y precisa, está muy filtrada y se echa en falta sentir algo de más su conexión con las ruedas. Se mantiene la sensación de equilibrio en el reparto de las masas entre ambos ejes de ruedas y resulta fácil hacer que sobrevire.

La pérdida de rigidez estructural por la falta de techo se percibe pequeña, apenas relevante. Es un coche que se siente robusto y que suena a sólido y a buena calidad al pasar sobre los baches. Cuando se va sin el techo puede que en alguna junta de dilatación se note una ligera mayor flexión del chasis. También al pisar las marcas cuadradas con relieve que sirven de separación entre la calzada principal de una autovía y el ramal de incorporación. En cualquier caso, recalco, de poca importancia.

La versión 420i lleva un motor de gasolina de cuatro cilindros y 184 caballos. Hace poco ruido y da una aceleración aceptable para conducir con agilidad. No es lento, pero tampoco va sobrado de potencia. Necesita 5,9 segundos para acelerar de 80 a 120 km/h, que son tres décimas más de los que medimos en un 420i Coupé y seis más que en un 420d Coupé (5,6 y 5,3 s respectivamente). El 0 a 100 km/h lo he conseguido realizar en 8,6 segundos, cuatro décimas más de lo que BMW cita en la ficha técnica de esta versión.

En lo que respecta a los consumos, creo que es sencillo mantener la media entre 6,5 y 7,0 l/100 km si se va poco por ciudad. No puede completar el recorrido de autopista que utilizamos como referencia a la velocidad media objetivo, 120 km/h. Me quedé en 112 km/h debido a unas obras que me mantuvieron parado durante varios minutos. A la conclusión de este treyecto de 143 km, que cruza el puerto de Somosierra y realizamos con el climatizador desconectado, el ordenador de viaje indicó 7,0 l/100 km.