BMW X2 (2024) - Prueba | Impresiones del interior
La silueta del X2 se distingue de la del X1 porque el techo comienza a caer antes y con menor inclinación, como si fuera el de un cupé. Esto tiene un efecto negativo en la practicidad de la fila posterior de asientos. Por una parte, el acceso es un poco más difícil porque hay que encoger más el cuerpo para salvar el marco superior. Una vez dentro, hay menos espacio para la cabeza (seis menos, según nuestras mediciones). En un X1 una persona de 1,85 metros se puede estirar, en el X2 no porque topará con el techo. Además, en el X2 no hay posibilidad de pedir una banqueta posterior deslizable en sentido longitudinal, opción que sí existe en el X1 —y en otros modelos de la competencia— y que puede ser de mucha utilidad de cara a un uso familiar.
Lo que sí tienen a su disposición los ocupantes de estas plazas son unas salidas de aire entre los asientos delanteros (pero no un climatizador independiente del de las plazas delanteras; imagen), dos tomas USB de tipo C, un reposabrazos en la plaza central y muchos lugares para depositar objetos (redecillas tras los asientos delanteros y huecos tanto en las puertas como en la prolongación de la consola central delantera). Además, los respaldos de esta zona tienen ajuste en inclinación y están divididos en tres porciones asimétricas (40:20:40; imagen), un detalle que viene bien de cara al transporte de objetos largos y que no tienen todos los modelos contra los que compite (el Alfa Romeo Tonale o el CUPRA Formentor, por ejemplo).
El maletero del X2 es más grande que el del X1, entre 15 y 20 litros más, según la versión. Las versiones sDrive18d y M35 xDrive tienen 560 litros y las sDrive20i y xDrive20d, 515 litros. Esta diferencia la causa la presencia de la batería del sistema híbrido ligero. En cualquier caso, es un valor superior al de un Alfa Romeo Tonale (500 litros), un Audi Q3 Sportback (530 litros) y un Mercedes-Benz GLA (435 litros). Es un maletero de aspecto cuidado, de formas regulares y con varios elementos que hacen más sencillo el aprovechamiento del espacio disponible, como una redecilla en el lateral izquierdo (imagen), un doble fondo de dimensiones muy generosas (imagen) o un hueco en el lateral derecho (imagen). La iluminación del mismo es solo mediocre (hay un solo plafón que no da una luz muy intensa; imagen) y el portón tiene accionamiento automático.
El salpicadero tiene el diseño ya visto en el X1 con las dos pantallas contiguas (de 10,25 y 10,7) y una consola flotante entre los asientos delanteros donde está, entre otros mandos, el selector del cambio (imagen). Ambas pantallas son de muy buena calidad, permiten ver bien la información incluso cuando la luz solar incide en ellas (que es habitual cuando se pide el coche con el techo panorámico de cristal y se retira la cortinilla) y, en el caso de la del sistema multimedia (la más grande), responde muy rápido al toque con los dedos.
Un avance respecto al X1 es que el X2 tiene la versión 9.0 del sistema operativo de BMW, en vez de la 8.0. Está creado utilizando el código abierto de Android Open Source Project y cuenta con lo que BMW llama «tecnología de acceso rápido Quick Select». Una vez se configura todo a los gustos particulares de cada uno resulta sencillo de utilizar, pero inicialmente es abrumadora la cantidad de funciones y aplicaciones disponibles. Es un sistema al que conviene dedicarle tiempo de aprendizaje con el coche parado para una vez en marcha no distraerse tratando de realizar acciones tan comunes como cambiar de radio o visualizar los datos del ordenador de consumo. Es posible llevar a cabo muchas acciones mediante comandos vocales porque el sistema que los gestiona funciona muy bien (aunque no tanto como el de Mercedes-Benz), pero igualmente se echan en falta botones físicos para las funciones más habituales.
La instrumentación mediante pantalla, como en otros modelos recientes de BMW, es probablemente uno de los elementos peor resueltos del habitáculo. No es cuestión de calidad de imagen o de visibilidad, ambas muy buenas, sino de claridad a la hora de mostrar la información y, sobre todo, de dificultad para configurar la misma a los gustos personales (que también es difícil que coincidan). Los gráficos son extraños, la información no está donde uno se lo espera y, a pesar de que es una pantalla grande, no es posible ver, por ejemplo, todos los datos del ordenador de viaje de manera simultánea (solo consumo medio y odómetro). Hemos echado en falta una vista que imite los cuadros tradicionales de BMW, que eran una referencia en cuanto a facilidad de consulta y no distraían (ejemplo). Ahora, a cambio, hay muchos colorines para combinar (imagen).
Se puede elegir entre unos asientos normales o unos deportivos (imagen). Estos últimos son los que llevaba la unidad que hemos probado durante más tiempo y nos han parecido muy buenos en cuanto a sujeción del cuerpo y posibilidades de ajuste, aunque no tanto por confort. No son incómodos, ni mucho menos, pero tienen un relleno más duro de lo normal y, al cabo de varias horas sentado en ellos, el cuerpo se resiente. Ni los de serie ni los opcionales tienen función de ventilación, pero sí de calefacción y masaje mediante el soporte lumbar (hay cuatro programas y varios niveles de intensidad; imagen).
La calidad de los materiales empleados por BMW para recubrir el habitáculo, así como los ajustes entre las distintas piezas son muy buenos. Hay muchas superficies de tacto blando repartidas por el salpicadero y goma para forrar el piso de los huecos portaobjetos, pero incluso el tacto de los botones y mandos es agradable (se sienten sólidos, con el punto justo de dureza al tocarlos). En este sentido, el X2 está un paso por encima de modelos como el Alfa Romeo Tonale, el Mercedes-Benz GLA o el Volvo XC40, y al menos al mismo nivel que el Audi Q3 Sportback.