DS 4 (2021) - Prueba | Impresiones del interior
El habitáculo del DS 4 nos ha causado una muy buena impresión por la calidad de los materiales empleados y por el tacto general de los mandos. La practicidad, en cambio, no es uno de sus puntos fuertes: es más pequeño que el de muchas de sus alternativas (casi todas con una carrocería más corta), su maletero no es especialmente amplio y la superficie acristalada es reducida.
El diseño de los diferentes botones, superficies y pantallas sigue siendo muy elaborado (se nota que DS emplea muchos recursos en conseguir transmitir esta sensación) y, como en otros coches de la marca, también un tanto particular. No obstante, nos ha gustado un poco más que en otros modelos del grupo Stellantis, como el DS 3 o el Peugeot 308, por ejemplo. Es un interior un poco más sobrio en el buen sentido; es llamativo, pero parece que se ha cuidado la funcionalidad un poco más de lo habitual en la marca.
El puesto de conducción es agradable, con asientos muy confortables y multitud de regulaciones que ayudan a encontrar una postura adecuada, si bien requiere de un periodo de adaptación más o menos largo para tener localizados los principales mandos de control (no todos están en el sitio que uno espera o no tienen la forma habitual). Además, en el DS 4 se viaja muy envuelto por el salpicadero y los paneles de las puertas, una configuración que a nosotros nos ha gustado (en cierto modo nos parece acogedora), pero que puede que no sea del agrado de todo el mundo (y es lógico en un coche tan particular; es polarizante).
La pantalla de la instrumentación es pequeña y no tiene una resolución particularmente buena. Está claramente fuera de lugar en un coche de este tipo y también queda muy lejos de la de un Audi A3 Sportback, por ejemplo, que es mucho más grande, tiene más resolución y admite muchas opciones de configuración (imagen). La del sistema multimedia es claramente mejor. Responde con precisión y se ve con mucha nitidez, algo que viene muy bien para manejar rápidamente el sistema de climatización mientras se conduce, por ejemplo, ya que no hay mandos físicos para ello. También la información está mejor organizada de lo que DS nos tenía acostumbrados hasta ahora, aunque sigue sin ser de las mejores en este sentido (las de Ford, Hyundai o Kia, por ejemplo, son más intuitivas).
En las plazas delanteras hay espacio suficiente para que se puedan acomodar personas de hasta 190 cm de estatura, aproximadamente. Atrás, sin embargo, es un coche mucho menos aprovechable. Hemos medido 64 cm de espacio para las piernas, un dato que está entre los peores de sus alternativas, como se puede apreciar en nuestra tabla de mediciones. En un Audi A3 Sportback, un Mercedes-Benz Clase A y un BMW Serie 1 hay tres, cuatro y siete centímetros más, respectivamente. Con el asiento del conductor colocado en una posición confortable para alguien de 1,83 metros de estatura, una persona similar que viaje detrás va tocando el respaldo delantero con las rodillas. Eso sí, aunque el asiento delantero vaya colocado en su posición más baja, queda espacio por debajo para que el pasajero trasero pueda introducir la punta de los pies.
El acceso a la parte trasera del habitáculo tampoco es particularmente cómoda. Se echa en falta tener algo más de espacio para introducir y sacar los pies y que la puerta libere un hueco más amplio y regular. En esta fila hemos medido 134 centímetros de anchura entre puertas, es decir, una distancia insuficiente para que tres adultos viajen cómodos (le pasa a casi todas sus alternativas). La altura libre al techo sí que es buena; incluso en una unidad con techo solar instalado (calculamos que suficiente para que quepan adultos de unos 185 cm de altura sin tocar en el techo).
Según los datos oficiales, el DS 4 tiene un maletero muy capaz. Las versiones no híbridas enchufables y que no tienen el sistema de sonido opcional con altavoz de bajos, tienen 439 litros de capacidad. Incluso el maletero de la versión híbrida enchufable, que tiene 390 litros, es más capaz que los del A3 Sportback, el Clase A o el BMW Serie 1 en su configuración más favorable. Si comparamos las versiones híbridas enchufables, la diferencia es enorme (el Clase A 250 e tiene 310 litros y los Audi A3 Sportback TFSIe, 280 litros).
Nuestra mediciones, en cambio, no son tan optimistas. En la versión híbrida enchufable hay un mínimo de 96 centímetros de anchura, 73 cm de profundidad y 45 cm de altura, lo que da como resultado unos 315 litros (a los que habría que añadir los que sumen los recovecos y el pequeño doble fondo). Cifras aparte, se trata de un maletero bastante diáfano y, por tanto, fácil de aprovechar. Los accesosrios con los que cuenta son los habituales (ganchos, perchas y cintas elásticas); algunas versiones tienen apertura y cierre del portón automatizados.
El habitáculo tiene algunos detalles curiosos o, por lo menos, llamativos: en la zona delantera, las salidas de aire del sistema de climatización no tienen la disposición habitual; las laterales van incluidas en la estructura de las puertas y las centrales van escondidas en la parte alta del salpicadero. Además, los botones de los elevalunas se han colocado en la parte alta de las puertas, según DS, para dejar más libre la zona destinada a apoyar el brazo (inicialmente cuesta entontrarlos).
En la parte baja de la consola central hay una superficie donde apoyar la muñeca. Desde ahí, sin moverla, se puede accionar la palanca selectora del cambio, que es muy pequeña, un par de botones relativos al sistema multimedia (para controlar el volumen y apagar la pantalla central) y una pantalla táctil que complementa a la principal (permite, por ejemplo, introducir letras a mano para buscar una dirección o acceder a algunas funciones previamente seleccionadas).