Hyundai i10 (2017) | Impresiones de conducción
El motor de 87 CV funciona con suavidad y hace poco ruido a bajo régimen. Con el cambio automático, el i10 es una delicia para conducir en ciudad: sale desde parado de forma excelente, responde de inmediato al acelerador y no da tirones al cambiar de marcha o cuando se maniobra a baja velocidad. Estos factores, unidos al tacto ligero de la dirección, el pequeño tamaño de la carrocería y la buena visibilidad hacia afuera, hacen que el i10 con cambio automático haya sido, probablemente, el coche que mejor sensación me ha dejado en conducción urbana.
Si se va a utilizar por carreteras y autovías con frecuencia, el i10 ya no es tan recomendable (y menos con el cambio automático). Aunque consideramos que es confortable y relativamente silencioso entre sus alternativas por tamaño, creo que, si el comprador puede, merece la pena pagar la diferencia de precio con un modelo de tamaño superior, como el i20 (que se puede adquirir con un motor de 85 CV por 12 090 euros), porque es un vehículo más versátil y espacioso, y circula con más aplomo a alta velocidad.
Dicho esto, con el i10 se pueden acometer viajes largos sin problemas si es necesario. Para este tipo de utilización, el Ford KA+ y los SEAT Mii y Škoda Citigo nos parecen igualmente buenos o incluso algo mejores por refinamiento, consumo y por su tacto de conducción más directo y conectado con la carretera. Estos modelos y el i10 comparten la cualidad de que su suspensión da una sensación de estabilidad elevada (para el tamaño que tienen) cuando se circula a alta velocidad.
Fuera de la ciudad y sus alrededores, el cambio automático del i10 es una desventaja respecto al manual. Esto es porque solo tiene cuatro marchas y para realizar incorporaciones, aceleraciones fuertes, subir pendientes o, en muchos casos, simplemente mantener el ritmo del resto del tráfico, la caja de cambios recurre a la tercera marcha y esto repercute negativamente en el confort y en el consumo. Mientras que a velocidad de ciudad resulta un coche muy ágil porque acelera muy bien hasta unos 60 km/h, las prestaciones a velocidades más altas no son buenas con este cambio de marchas.
En la maniobra de aceleración entre 80 y 120 km/h, nosotros hemos medido un tiempo de 13,6 segundos, que es mucho. Por ejemplo, un KIA Picanto con el mismo motor y cambio manual necesitó 10,4 segundos; un Ford KA+ de 86 CV, 11,5 segundos; y un Opel KARL con motor de 75 CV necesitó 12,6 segundos, un valor parecido al que obtuvimos con un Volkswagen up! de 75 CV (12,8 segundos), que ya no está en venta. Con el i10 o el Picanto con cambio manual, hay que utilizar la palanca de cambios con frecuencia fuera del entorno urbano, ya que es a partir de unas 4000 vueltas cuando el motor proporciona la aceleración más intensa, aunque esto es algo que también sucede en mayor o menor medida en el resto alternativas.
El consumo no es bajo, sobre todo si se opta por el cambio automático: el consumo medio homologado es de 5,9 l/100 km (1,0 l/100 km más que con el cambio manual). En la práctica, el que he obtenido al circular exclusivamente por la ciudad ha estado en el entorno de los 7,5 l/100 km, que no es excesivo (mi conducción ha sido ágil, sin escatimar en el uso del acelerador, aunque no he realizado aceleraciones poco inteligentes o innecesarias). Con el motor de 75 CV de los SEAT Mii y Škoda Citigo, por ejemplo, es posible obtener consumos urbanos un poco más bajos.
En nuestro recorrido de consumo de referencia, en el que conducimos 143 km a 120 km/h de media por una autovía que atraviesa un puerto de montaña, el consumo fue de 7,6 l/100 km. Este recorrido no favorece a vehículos pequeños con motores poco potentes. Además, el día en que realizamos la prueba soplaba un viento lateral muy fuerte que también afecta mucho a la carrocería de este tipo de coches. Teniendo todos estos factores en cuenta, parece un consumo algo alto (aunque no excesivo) si se compara con el que obtuvimos con sus alternativas: el KIA Picanto con el mismo motor y cambio manual gastó 6,5 l/100 km, lo mismo que un Ford KA+ de 86 CV; el Opel KARL, 6,7 l/100 km; el SEAT Mii, 6,2 l/100 km (lo mismo que el Mitsubishi Space Star).
Además de dar una buena estabilidad a velocidad elevada, el i10 tiene una suspensión confortable que consigue contener correctamente los movimientos de la carrocería en las curvas. Entre sus alternativas, también es uno de los que mejor aísla a los ocupantes ante los baches que hacen que las ruedas se muevan rápidamente, como los baches del asfalto que son frecuentes en las ciudades.
La buena sensación que transmite la suspensión en conducción normal ha quedado realzada tras haber realizado nuestras pruebas habituales en circuito: la maniobra de esquiva y el eslalon (vídeo). En la maniobra de esquiva las reacciones han sido muy buenas; progresivas y seguras. Conseguimos completarla sin tirar conos a 77 km/h, que es una velocidad elevada en términos absolutos y claramente destacable entre las alternativas que también hemos probado en circuito: el KIA Picanto (vídeo) y el Ford KA+ (vídeo).