Lexus GS 450h (2007) | Impresiones del interior

12/12/2007 |Alfonso Herrero

Lo peor del habitáculo del Lexus es el espacio disponible, dadas sus dimensiones exteriores; lo mejor es cómo está realizado. Todos los materiales de recubrimiento parecen de buena calidad, los ajustes son correctos y el diseño de todo el conjunto es muy agradable. Ahora bien, no existe una diferencia tan clara entre este modelo y un Audi A6 o un BMW Serie 5, como la que hay entre el Lexus IS y un Audi A4 o un BMW Serie 3.

Casi todos los plásticos utilizados en el habitáculo son blandos al tacto y pintados. Los plásticos duros se reservan a zonas que no se suelen tocar, como la base de los asientos o la parte final de la prolongación de la consola; en el resto, el plástico blando, el cuero y la madera recubren todas las superficies.

El volante está hecho con cuero y madera. Su tacto es agradable aunque algunos conductores preferirían que no hubiese madera en este mando. Se puede regular en altura y profundidad mediante un mando eléctrico. Al quitar el contacto, se retira de forma automática para facilitar la salida y la entrada al coche, función que me ha parecido muy cómoda. También incorpora los botones para manejar algunas funciones del equipo de sonido y del teléfono.


De los turismos de un tamaño similar, éste es menos recomendable que la mayoría por su habitabilidad. Si bien es un coche ancho, el espacio libre para las piernas en las plazas traseras y, sobre todo, la altura hasta el techo en todas las plazas no lo hacen recomendable para nadie que mida más de 1,90 m. Quien mida menos no tendrá este problema, siempre que lleve el asiento en la posición más baja.

La altura hasta el techo viene limitada por el propio diseño del coche y, en el caso de las plazas delanteras, por unos asientos que no pueden ir tan bajos como en un BMW Serie 5 o un Audi A6 y por el techo corredizo que trae de serie.

Los asientos delanteros son cómodos y sujetan convenientemente el cuerpo. La tapicería de cuero con la que están tapizados tiene buen aspecto. Están ventilados y calefactados (hay tres niveles para cada función). No tienen más regulaciones que las normales: longitudinal, altura de la banqueta, inclinación del respaldo y apoyo lumbar (a una altura fija), todas ellas eléctricas; modelos como el Audi A6, el BMW Serie 5 o el Mercedes-Benz Clase E ofrecen funciones de contorno variable, masaje o apoyo lumbar regulable en altura. El apoyacabezas está hecho de dos piezas, una de plástico que está fija (en la cara posterior) y otra de cuero que se articula para acercarlo a la cabeza. Hay dos luces de lectura.

El acceso a las plazas traseras está condicionado por el diseño descendente del techo en esa zona, que obliga a agachar la cabeza más que en otras berlinas de su tamaño. El vano que deja la puerta en su mitad superior es amplio, pero en la zona de los pies es más bien pequeño.

Los asientos traseros son cómodos y los apoyacabezas tienen un recorrido en altura suficiente y se puede regular su inclinación; de este modo, se pueden poner en la posición más adecuada (pegados a la parte posterior de la cabeza). El voluminoso túnel de la transmisión y la forma del asiento trasero, con los extremos que van junto a la puerta muy inclinados, hace que la parte trasera sea utilizable sólo por dos personas.

Los ocupantes de estas plazas posteriores tienen luces de lectura, dos portalatas (en una pieza extraíble que hay en el interior del apoyabrazos), dos bolsas de pequeño tamaño en las puertas y otras dos en los respaldos de los asientos traseros. En la prolongación de la consola hay un cenicero; junto a él, unas salidas de aire orientables y con una ruleta para cerrar el flujo.


Hay ciertos elementos que se echan en falta en las plazas traseras en un vehículo de esta categoría. En la zona posterior, los asientos no pueden tener calefacción ni ventilación, no hay una toma de corriente para conectar un portátil u otro accesorio, no hay mandos para manejar la climatización, ni botón alguno para desplazar hacia delante el asiento delantero derecho. Tampoco tiene cortinillas en las ventanillas ni un interruptor para poder manejar la de la luna (sólo puede hacerlo el conductor). Todos estos elementos, y algunos más, sí que están disponibles en el nuevo Lexus LS.

Los asideros del techo son un asa ligeramente extensible. Es curioso que este modelo tenga un sistema tan simple y el IS, que es más barato, tenga unos de doble articulación.

El maletero tiene un tamaño reducido debido al espacio que resta la batería del sistema híbrido (está colocada tras los asientos posteriores). Para facilitar el aprovechamiento del espacio, Lexus entrega con el coche un juego de cinco maletas que encajan en el maletero (dos trolley —de las que se consideran equipaje de mano en los aviones—, otra más grande, un porta trajes y un neceser). Además, queda sitio para una bolsa con los triángulos de emergencia y un maletín de mano.

La apertura de la tapa del maletero es manual y está controlada por un par de amortiguadores. Para abrirlo hay que pulsar un botón que hay en una caja del salpicadero o el que se encuentra sobre la matrícula (también hay una cerradura por si fallan estos mecanismos o el coche se ha quedado sin batería). Al cerrarlo, un mecanismo eléctrico se encarga de que el ajuste de la tapa sea perfecto.

Para abrir el coche no hay una llave, sino un sistema de cerraduras automáticas. Basta con llevar el mando consigo para que al aproximarse al coche e introducir la mano en el tirador de la puerta, se desbloqueen los cierres. Si no se acerca la mano al tirador pero estamos cerca del coche, las luces del interior se encienden. Para cerrarlo, al salir, basta con pulsar el botón que hay en las manillas. A diferencia del Lexus IS (y del Prius), el GS tiene este sistema en las cuatro puertas y no sólo en las delanteras.


Para ponerlo en marcha hay que pulsar el botón del arranque mientras se pisa el pedal del freno (con la palanca del cambio en la posición «P»). Si no se pisa el freno sólo se pueden utilizar algunos de los accesorios eléctricos (por ejemplo, los elevalunas o el teléfono).

El mando tiene oculta una llave metálica normal. Una de sus funciones es bloquear la cerradura de la guantera. Puede ser útil si vamos a dejar el coche a alguien y no queremos que pueda abrirla: basta con dejarle el mando sin la llave para que no pueda hacerlo. Otra utilidad es impedir que puedan abrir el maletero: dentro de la guantera hay un botón que bloquea su apertura, de tal modo que podemos bloquearlo para que no se pueda abrir ni con el mando ni con un botón que hay dentro del habitáculo.

En la zona inferior izquierda del salpicadero, encima de una pequeña guantera donde guardar cosas como las llaves o el mando a distancia del garaje, hay un conjunto de mandos escondidos en un cajón abatible; en total hay 17 botones.

Desde ahí se manejan algunos dispositivos que no se utilizan frecuentemente, como el accionamiento de la cortinilla trasera —que baja de forma automática al insertar la marcha atrás— y de los lavafaros, la apertura de la trampilla de la gasolina y del maletero y la desconexión del asistente de aparcamiento, de la alarma y del alumbrado adaptativo.

También hay otros que bien se pueden usar con cierta frecuencia o bien resulta molesto tener que manipularlos cuando se está conduciendo, como son los retrovisores (incluida la función de plegado) o el paso de un contador parcial a otro (incluida la puesta a cero de los mismos).

En ese conjunto de mandos también se encuentran los botones que modifican la iluminación del cuadro. El sistema que emplea Lexus para ello es algo curioso porque, en vez de variar la intensidad de la luz, lo que hace es modificar la transparencia de un cristal. Además de la regulación manual, se pueden seleccionar varios niveles automáticos: en este caso, un sensor de luz (colocado bajo la tercera luz de freno) gestiona la transparencia del cristal en función de la luz exterior. Este sensor también sirve para cambiar de forma automática la iluminación al entrar en una zona más oscura (como un túnel).

El cuadro de instrumentos tiene un velocímetro, el medidor de potencia e indicadores de temperatura y cantidad de combustible. También hay una pequeña pantalla que puede mostrar el consumo y la velocidad media desde el último repostaje, el consumo instantáneo, dos contadores parciales de distancia y el total; también se muestra el funcionamiento del sistema híbrido.


La pantalla táctil a color de 7" que hay en la consola sirve para manejar algunas funciones del climatizador, el ordenador, el navegador, el equipo de sonido (que reproduce DVD de video con sonido en formato DTS 5.1), el teléfono, el asistente de aparcamiento, el reloj o un programador de mantenimiento. Cuando le da el sol directamente resulta casi imposible ver los datos que muestra, a pesar de que permite regular el contraste y el brillo.

Algo que me ha parecido muy interesante son los cristales hidrófugos de las ventanillas delanteras. Tienen un tratamiento que hace que resbale el agua, impidiendo que se acumulen muchas gotas sobre la superficie del cristal. Normalmente, cuando llueve, las gotas que hay en la ventanilla impiden ver correctamente por los retrovisores exteriores, sobre todo si está oscuro (por ejemplo, al aparcar el coche en el garaje). De este modo, el inconveniente es mucho menor.

Lexus ha empleado diodos luminosos para todas las luces del interior: las del techo, las de los pies, las de lectura o las que hay en los tiradores interiores de las puertas son de este tipo. También las ha utilizado en algunos elementos del exterior, como la luz de la matrícula trasera o la que hay en la base de los retrovisores —que iluminan la zona del suelo próxima al coche, para se pueda ver si hay algún charco—.