Mercedes-Benz Clase B Electric Drive (2015) | Impresiones de conducción
El Clase B eléctrico puede conducirse bajo diferentes modos establecidos por el fabricante, que permiten juguetear considerablemente.
El programa que da mayor autonomía al sistema se denomina E+ (Economy Plus), que limita la potencia máxima (a unos 100 caballos) y también el par motor y modifica el tacto del pedal, porque la menor potencia se nota en toda la gama de revoluciones y también con el pedal poco apretado. Con este programa, la velocidad máxima está limitada a 110 km/h, pero en caso de necesidad, mediante «kick-down», el conductor puede disponer de toda la potencia.
El siguiente programa, por autonomía, se denomina E (Economy) y la potencia también está limitada, en este caso a unos 133 caballos, ampliables automáticamente mediante «kick-down».
Con el programa S (Sport) la potencia máxima está presente sin necesidad de recurrir al «kick-down». El tacto del pedal varía en todos los casos, al pasar de un programa a otro.
Además de estos programas de entrega de potencia, el conductor puede modificar mediante las palancas situadas en el volante el grado de recuperación de energía que prefiere para conducir. En función de la decisión del conductor, el coche retiene más o menos al levantar el pie del acelerador. Existe, también, un modo automático en el que el coche toma decisiones de recuperación de la energía en función de diversos factores: inclinación de la carretera, proximidad de otro coche que detecta el sistema de ayuda a la prevención de accidentes por alcance, o incluso, si dispone del sistema COMAND, por la información recibida de las señales de tráfico, según afirma Mercedes-Benz en su documentación.
Yo prefiero, en general, regular la recuperación de energía a mi gusto con el freno, de tal forma que al soltar completamente el pedal del acelerador el coche planee (vaya a vela) con la menor resistencia posible sobre el asfalto para mantener su energía cinética. Pero en descensos, suele ser cómodo que la retención aumente automáticamente. Como dispone de muchos sistemas de regulación diferentes, es fácil adaptar el coche a los gustos de cada conductor y a cada circunstancia.
El sistema en el que el conductor decide cuándo levanta el pie del acelerador, cuándo frena y cómo recupera energía probablemente sea el más efectivo en terrenos conocidos, pero el sistema automático resulta muy interesante por ejemplo en ciudades desconocidas, porque uno no sabe si después de un cruce viene una subida o una bajada y el coche sí podría saberlo con ayuda de la cartografía del navegador. Dicho esto, con un coche eléctrico propio, de momento al menos, es difícil llegar hasta ciudades desconocidas. Sin embargo, sí puede ser útil para jugar con coches eléctricos alquilados fuera del lugar de residencia.
El tacto del motor eléctrico del Clase B Electric Drive es similar al de todos los eléctricos. En modo de plena potencia la salida de los semáforos puede ser fulgurante, pero en las modalidades de menor consumo la pérdida de fuerza al arrancar desde parado es manifiesta. Como en todos los eléctricos, una de las maravillas del Clase B Electric Drive es que sonoramente pasa desapercibido. Mercedes-Benz asegura que a menos de 30 km/h el coche emite un sonido para avisar a peatones y ciclistas de su presencia, un sonido que en teoría sólo se oye desde el exterior. Sin embargo, yo vi pasar coches a muy baja velocidad, y los grabé en vídeo, y no oí ningún sonido ni en directo ni al repasar el vídeo.