Peugeot 2008 (2020) | Impresiones de conducción
El mejor valor que suelen tener la mayoría de Peugeot es el compromiso entre suavidad de marcha y agilidad de reacciones. En el 2008 no se da ese compromiso. No es un coche aconsejable para quien busque gran comodidad, ni tampoco para quien espere una respuesta muy fiel al volante. Es un SUV sencillo aunque bien presentado, con una suspensión que no siempre filtra bien los baches y un aislamiento justo. Un 3008 es más caro, pero su conducción es más gratificante.
El puesto de conducción del 2008 se parece un poco al de algunas furgonetas, con los pedales muy tumbados y cerca del volante. Evidentemente, no se parece en lo relativo a la altura desde la que va sentado ni a la visibilidad que tiene del exterior. Con cambio manual, lo normal (para mí, que mido 1,72 m) era pisar gran parte de la caña metálica del pedal de embrague, o bien tener que flexionar mucho la rodilla para pisar sólo la superficie de goma. La palanca de cambios tiene unos recorridos largos y un tacto que no invita a usarlo más de lo necesario. A veces hace falta, porque no todas las versiones que hemos probado parecen ser solventes como para compensar los errores de previsión si el conductor deja caer mucho de revoluciones el motor. El PureTech 130 tiene muy poca fuerza por debajo de 2500 revoluciones y, a cambio, al exigirle recuperar velocidad regala una suerte de vibraciones y un sonido feo, desagradable, que en otros Peugeot que también lo montan está mejor aislado y pasa más desapercibido.
Estos defectos vienen acompañados de otro que no se dará, previsiblemente, con cambio automático: el embrague y el motor tienen una tendencia molesta a no acoplar con suavidad. Para evitar tirones al subir de marcha hay que cambiar con poca rapidez (cosa infrecuente al adelantar), porque de lo contrario la transmisión «se traga» la inercia del motor, que es incapaz de bajar de revoluciones rápido. En retención la cosa no mejora mucho, por la misma querencia del motor a seguir girando al régimen que lo hacía antes de pisar el embrague.
La unidad que hemos probado tenía el nivel de equipamiento GT Line, que conlleva las ruedas 215/55 R18. Es una diferencia pequeña con las que vienen de serie con el nivel básico (215/60 R17), así que no creo que afecte mucho este detalle en el confort (en otros SUV, la diferencia entre la menor y la mayor de las ruedas disponibles es más grande). En todo caso, en el 2008 se viaja bien mientras el firme esté perfectamente liso, libre de baches y de ondulaciones. Si hay presencia de una o de las dos cosas, la carrocería se sacude siempre con movimientos cortos y rápidos, como leyendo el pavimento, y los pasajeros pierden mucho confort de marcha.
Lo que es difícil de perturbar en el 2008 es la estabilidad, y esto sí es común a otros Peugeot. Aunque la relación entre estabilidad y comodidad no sea buena, el coche sigue bien al volante, no hasta un límite muy alto, pero sí con un margen de error grande. Es decir, aunque se entre pasado en una curva, la trayectoria no se descompone más allá de abrir un poco la trazada (subviraje) hacia el exterior. Esto, que se corrige aligerando presión del acelerador, en pleno apoyo ocurre sin que las ruedas traseras traten de adelantar a las delanteras en ningún momento. Y, si acaba pasando, el control de estabilidad actúa raudo y preciso, porque está ajustado para ser muy conservador. La dirección es bastante rápida, suficientemente comunicativa y precisa y un poco sensible a la aceleración fuerte y a la presencia de roderas en el asfalto.
El motor de gasolina PureTech 130 es de los que dejan claro que tiene tres cilindros. Suena ronco, como cuando a un motor de cuatro cilindros le falla uno, y vibra más que de costumbre en otros Peugeot. O, mejor dicho, vibra como siempre pero en el 2008 se nota más porque hay algo en su construcción que no filtra tan bien las pequeñas sacudidas que da el motor al acelerar, en especial a pocas revoluciones. En el Ford Puma 1.0 EcoBoost MHEV 155 CV, en el SEAT Arona 1.0 EcoTSI 115 CV o en el DS 3 Crossback PureTech 130 (que tiene el mismo motor del 2008), por citar tres modelos que tienen motores de gasolina de tres cilindros, estos funcionan con más suavidad en cualquier circunstancia y con menos ruido, aunque a veces se note que no giran igual de fino que un motor de cuatro.
Dos cosas que hace este motor es gastar poco y proporcionar buenas prestaciones. Con él, el 2008 tiene reprís suficiente para solventar en tiempo razonable la mayoría de situaciones habituales de la conducción que se pueden dar. Un adelantamiento lento en una carretera de doble sentido (de 40 a 80 km/h) requiere 4,8 segundos y uno rápido (80-120), 7,5 s ocupando el carril contrario. De los tres modelos citados en el párrafo anterior, el Puma de 155 caballos fue siempre mucho más rápido (3,7 y 6,9 s), el DS 3 Crossback tardó 4,5 y 7,6 segundos, respectivamente, y el SEAT Arona, 4,3 y 7,4 segundos. En esta tabla comparativa de prestaciones aparece el 2008 enfrentado a estos coches, y en esta otra tabla, enfrentado a otros modelos del grupo PSA que hemos probado cuya denominación y potencia es la misma (aunque el motor no siempre coincide porque ha habido varias evoluciones). La versión PureTech 130 del Peugeot 2008 año modelo 2016 (más información) fue más veloz y gastó más que el actual.
Esta medición la hacemos a coche descargado siempre, pero con cuatro ocupantes la reserva de aceleración sigue siendo suficiente en condiciones de circulación normales. Probablemente, subiendo hacia un puerto de montaña con el coche cargado, la diferencia con el Puma de 155 caballos, o con otros SUV más potentes, sea suficiente para justificar la compra de estos sobre el 2008 PureTech 130, si el uso frecuente va a ser ese o uno parecido pero, por lo general, creo que esta versión es equilibrada.
El consumo de gasolina no se dispara con facilidad, aunque creo que podría ser más bajo en ciudad si el motor tuviese mejor respuesta a bajas revoluciones y permitiese circular en marchas largas por ciudad no sólo cuando el terreno es llano o descendente. En estas circunstancias, en uso mixto, gasta una media de 7 litros a los cien. El recorrido de autovía a 120 km/h de media real se saldó con 6,6 l/100 km, que en una tabla de resultados, ordenados de menor a mayor consumo, está de los primeros, casi empatado con el Citroën C4 Cactus con idéntico motor (gastó 6,5 l/100 km). El DS 3 Crossback PureTech 130 Aut. gastó 7,3 l/100 km y el Peugeot 3008 Allure 1.2 PureTech 130 S&S EAT6, 7,0 l/100 km.
El tacto del pedal de freno del 2008 es parecido al de otros muchos coches actuales: con poca presión ya hay mucha fuerza de frenado. Una vez acostumbrado a este efecto y habiendo aprendido a dosificarlo, no hay mayor problema. Los frenos tienen una resistencia normal al calentamiento, sobrados para las prestaciones del coche salvo que el conductor se empeñe en exprimir toda la potencia en una carretera con más curvas que rectas y durante un rato largo. La distancia de frenada a fondo a 120 km/h es de 53,9 metros, que es un dato normal.
En la maniobra de esquiva, tal como contamos en el correspondiente vídeo que acompaña a estas líneas, no hubo sorpresas. El Peugeot 2008, como suele ocurrir con la mayoría de Peugeot, mantuvo la estabilidad y reaccionó de forma segura, aunque no especialmente ágil, ante el doble cambio brusco de carril.
El 2008 puede contar con varios asistentes a la conducción que son comunes a otros muchos coches en la actualidad. El programador de velocidad activo funciona bien, frena con buen criterio en la mayoría de circunstancias y es perfectamente utilizable, como también lo es el asistente de mantenimiento de carril. El que es molesto por su persistente intervención en el uso diario es el de advertencia de abandono involuntario de carril, que también mantiene el coche centrado entre las líneas pero que lo hace de forma brusca y con muy poco margen de error para el conductor. Para desconectarlo hay una tecla en el salpicadero, a la izquierda del volante (imagen). Otro elemento molesto (con esta versión, por lo que vibra el motor al arrancar) es el sistema de arranque y parada, del que no hay botón y por tanto hay que entrar en el menú del sistema multimedia cada vez que se desea desconectar (no es aconsejable, porque empeora el consumo y las emisiones, pero es lo que apetece al usar el coche en ciudad). Además, la posición de desactivado no queda guardada y hay que hacerlo cada vez que se sube al coche de nuevas.
Los párrafos que vienen a continuación los escribió Pablo David González tras acudir a la presentación internacional, donde condujo varias versiones (incluida la de nuestra prueba), de las que resume sus impresiones: He probado las versiones BlueHDi 130 EAT8, PureTech 130 manual, PureTech 155 EAT8 y e-2008. Esta última es la más satisfactoria desde el punto de vista del refinamiento de conducción: es la que menos ruido y vibraciones transmite y la que responde con mayor inmediatez al acelerador.
El ruido y las vibraciones del motor Diesel BlueHDi 130 llegan bien filtrados al interior, pero son siempre mayores que con los motores de gasolina PureTech 130 y 155, sobre todo al ralentí, momento en el que estos se sienten poco. Los tres mueven con soltura y «alegría» al 2008, al menos con dos personas a bordo y sin equipaje en el maletero, e intuyo que tampoco tendrán mucho problema en hacerlo cuando se circule con más carga.
El cambio automático EAT8 realiza bien su trabajo. Es suave, preciso y hace las transiciones entre marchas con buena rapidez. El modo manual es menos satisfactorio en tanto que no responde con rapidez a las órdenes que se le da con las levas y sube automáticamente de marcha cuando se llega al corte de inyección. El cambio manual de seis relaciones tiene recorridos largos entre marchas, la palanca opone poca resistencia a ser movida y entra bien en las diferentes posiciones.