Peugeot 208 (2020) | Impresiones del interior
En el habitáculo del 208, Peugeot ha dado un peso importante al diseño sin descuidar, en general, la ergonomía. Hay detalles cuya funcionalidad podría ser mejor, pero nada llega a ser molesto. Entiendo que, a quien valore mucho un aspecto moderno y llamativo, el habitáculo le pueda resultar muy atractivo y acogedor. El salpicadero arropa al conductor y deja mucho espacio libre delante del copiloto, a nivel de las rodillas, para que su sensación de amplitud sea buena.
No me ha sido fácil encontrar una postura de conducción plenamente a mi gusto. En primer lugar, porque está supeditada a la visibilidad del cuadro de instrumentos «i-cockpit». A mí me cuesta acostumbrarme porque acabo con el volante más bajo de lo que me gusta para que no me tape parte la pantalla. A la distancia en la que yo piso los tres pedales bien, el reposapiés me queda demasiado cerca y tengo que flexionar la rodilla mucho si quiero usarlo. Esto no es exclusivo del 208 y también me pasa en otros coches que tienen una batalla corta, pero los hay en los que está mejor resuelto. Finalmente, el cinturón de seguridad no tiene regulación en altura (como ocurre, por ejemplo, en muchos BMW) y para que quede correctamente ajustado puede hacer falta elevar el asiento (al menos, para personas de 1,72 metros, como yo).
Los asientos tienen un tamaño generoso y sujetan el cuerpo bien. El del conductor puede tener regulación eléctrica, ajuste lumbar y funciones de masaje. Un detalle curioso (o que, al menos a mí, me ha llamado la antención) es que me han parecido más cómodos los que van tapizados en tela (imagen) que los de cuero (imagen), porque estos últimos tienen unos surcos muy marcados en la tapicería. Aunque son meramente decorativos, la diferencia al pasar de unos a otros se siente por la forma en que el peso del cuerpo se distribuye en el respaldo y sobre todo en la banqueta.
La mayor pega que he encontrado en el lado del copiloto es que el fondo del piso del coche está más cerca que en el lado del conductor (tras los pedales), por lo que una persona de 1,70 metros que se ajuste el asiento en paralelo con un conductor de la misma estatura, viajará con las piernas semiflexionadas. Para poder estirarlas hasta que todo el muslo quede apoyado en la banqueta, tiene que sacrificar espacio de la plazas trasera.
Por dentro del 208 todo parece de una calidad adecuada. No he percibido ningún tipo de crujido proveniente de alguna pieza desajustada. Toda la parte superior del salpicadero es de un plástico blando, de aspecto y tacto agradable. En el caso de los niveles de equipamiento altos (Allure, GT y GT Line), el efecto que produce un pespunte de hilo de color es el de que toda la superficie estuviera tapizada en piel, lo cual resulta visualmente atractivo. La iluminación interior es mediante ledes y alumbra eficazmente delante. Con los niveles de equipamiento GT Line y GT exclusivamente, hay también dos luces de lectura para las plazas traseras cuya luz es potente, a diferencia de lo que ocurre en algunos modelos de este tamaño que también pueden tener luz atrás.
En la consola central hay un frontal con mandos botones y ruletas y, justo por encima de estos, una segunda hilera de botones que se activan con el contacto de los dedos, sin hacer presión. En ambos casos la ergonomía es mejorable porque las grafías están en un plano horizontal y hay que fijar bien la vista para acertar con la función que se quiere manejar (imagen). Con el funcionamiento de la calefacción no he conseguido entenderme bien. A veces caldeaba el habitáculo en exceso sin haber cambiado la selección de temperatura desde hacía tiempo.
El plástico de la consola, por delante del apoyabrazos, es duro, pero también está bien resuelto. Para guardar objetos hay repartidos huecos de diferentes tamaños. Los de las puertas delanteras son voluminosos y dan cabida sin problema a una botella de litro y medio. Tras la palanca selectora hay dos portabebidas que sirven igualmente para dejar otras cosas (imagen). Bajo el reposabrazos hay una guantera pequeña con un cajetín desmontable en el que se pueden soltar las monedas o unas llaves (imagen), por ejemplo.
Un hueco particularmente bien resuelto es el que hay bajo los mandos del climatizador, con una tapa que abre hacia abajo y cierra con suavidad (imagen). Dentro está la superficie de recarga para teléfonos móviles. Si la tapa está cerrada, el contenido queda oculto por una moldura de plástico negro brillante como el que hay alrededor (imagen). Si la tapa está abierta, la cara interna puede ser usada como un soporte para colocar el teléfono móvil, por ejemplo, como navegador, en caso de no contar con ese equipamiento en una versión básica. A ambos lados están las dos conexiones USB que hay para las plazas delanteras. Hay otras dos para las traseras.
Desconozco el volumen de la guantera que hay frente al copiloto, pero es muy profunda. Tanto que, estando sentado en el asiento correspondiente, para alcanzar algo que esté alojado al fondo hay que quitarse el cinturón. Desde el lado del conductor no se llega directamente con el brazo.
El cuadro de instrumentos (i-Cockpit 3D) que puede tener opcionalmente el 208 muestra imágenes en tres dimensiones gracias a una lámina de plástico interpuesta entre la pantalla y el conductor. Sobre esa lámina, un proyector que va situado en la cúpula superior genera imágenes que crean el efecto tridimensional (funciona como algunos sistemas de información proyectada). Según Peugeot, con este tipo de indicaciones «el tiempo de reacción se reduce alrededor de medio segundo». El efecto es vistoso y lo importante, que es que los mensajes lleguen rápida y eficazmente al conductor, se cumple igual que en otros modelos de Peugeot. La interfaz a veces tiene fallos porque los mensajes escritos se pisan entre sí (por ejemplo, en esta imagen se aprecia como la palabra «Autonomía» se entrelaza con los datos del ordenador de viaje).
A varios redactores nos ha llamado la atención por molesto el tiempo que hay que mantener pulsado el botón de encendido y apagado para que actúe. No basta con darle un toque para poner en marcha el motor (ni siquiera para encender el contacto) o para apagarlo, sino que hay que dejarlo presionado un par o tres de segundos, lo que hace que a veces, si la pulsación es corta, se frustre algún intento de salir rápido.
La visibilidad es buena hacia delante pese a que los pilares delanteros son muy gruesos. Hacia atrás es la habitual de muchos coches actuales, que tienen poca superficie acristalada en relación a la de chapa y no hay un gran campo de visión más allá de los pilares centrales, pero en todo caso es suficiente.
Como hemos comentado en Información general, el 208 no es un modelo amplio en relación a sus alternativas, ni por anchura o altura, ni por maletero. La mayor pega está en las plazas traseras, porque la pieza de techo que cubre el montante superior de las puertas es muy grueso y queda muy cerca de la cabeza. Tampoco el acceso a estas plazas es igual de bueno que antes porque, como ocurre en el nuevo Opel Corsa, las puertas son pequeñas y dejan un hueco estrecho a nivel de los pies.
Con un volumen de carga de 308litros, en este listado de alternativas que tienen un tamaño y un precio parecido, ordenados de mayor a menor maletero, el 208 ocupa el puesto intermedio. En todo caso, es fácilmente aprovechable porque tiene formas muy regulares (imagen). La bandeja del piso esconde el hueco para la rueda de repuesto, que es opcional en las versiones con motor térmico (de serie traen un kit de reparación de pinchazos). En el e-208 (que tiene menos maletero, 265 l), la chapa oculta la mayor parte de la batería y solo resta un pequeño receptáculo para el kit, que en este caso es el único elemento disponible.