SEAT León ST (2013) | Impresiones de conducción
Dinámicamente, el León ST me parece un coche muy satisfactorio, posiblemente el que más de entre con los que compite. La suspensión es cómoda, un poco más que la del Volkswagen Golf Variant, que es un poco más seca, y que la de un Honda Civic Tourer, que también me parece un poco más firme. Un Toyota Auris Touring Sports se encuentra por confort a un nivel semejante a los anteriores pero su calidad de rodadura me parece inferior. Las diferencias no son grandes pero existen.
Además de cómodo, es un coche que transmite confianza a quien lo conduce desde el primer momento: entra bien en las curvas, responde rápido, pero sin reacciones bruscas, a los cambios de dirección y la carrocería está bien sujeta tanto en las frenadas como en las curvas.
La dirección tiene asistencia eléctrica y su tacto me parece bueno. He conducido el coche por carreteras resbaladizas y me parece que es fácil sentir cuando se está cerca del límite de adherencia, algo que no siempre ocurre con una dirección de este tipo.
La versión que hemos probado era la de gasolina de 140 CV (ya no está disponible. A mediados de mayo de 2014 fue sustituida por una con motor 1.4 TSI de 150 CV). Tiene un motor de poca cilindrada, 1395 cm³, con inyección directa y sobrealimentación. Funciona con gasolina de octano 95, no es necesario usar de 98. Su funcionamiento es muy bueno por suavidad y ausencia de vibraciones, siendo esto último especialmente notable al ralentí ya que incluso a veces se puede dudar de si está en marcha o parado.
Al acelerar, el motor responde con brío por encima de 1500 rpm, empuje que mantiene en toda la zona media de revoluciones y que en el tramo final, cuando se acerca a la zona roja del indicador, decae paulatinamente. Lo único que no me ha gustado es su respuesta al iniciar la marcha desde parado: a mí al menos me ha resultado difícil dosificar la presión sobre el acelerador para arrancar sin que haga el amago de calarse o, por el contrario, revolucionar el motor más de la cuenta.
Las prestaciones que hemos medido han sido muy buenas. Ha necesitado solo 5,4 segundos para acelerar de 80 a 120 km/h. Ha sido, por tanto, más rápido que modelos similares con motor Diesel de 150 CV —Audi A3 y SEAT León—, también más que otros que son algo más pesados y potentes —BMW Serie 3 Gran Turismo y Škoda Octavia RS, ambos en versión Diesel de 184 CV— y solo dos décimas más lento que el León FR Diesel de 184 CV.
De entre los que tienen motor de gasolina, la aceleración del León es la misma que hemos medido en un Ford Focus de 182 CV y tres décimas más rápida que un Opel Astra GTC de 180 CV (esta versión del GTC ya no se vende). Un Toyota Auris Hybrid de 136 CV es mucho más lento (tabla comparativa de prestaciones).
Los datos de las recuperaciones también son sobresalientes, con un desarrollo en sexta similar al Focus y al Astra GTC, el León es mucho más rápido pasado de 80 a 120 km/h en esa relación del cambio: 9,7 s, frente a 12,2 y 14,3. El León ST es casi 200 kg más ligero que el Astra GTC, lo cual podría justificar en parte la diferencia, pero con el Focus solo hay 57 kg de diferencia (ficha técnica comparativa).
Además de hacer del León ST un coche muy rápido, este motor denominado 1.4 TSI gasta poco si se conduce con suavidad. En el recorrido de consumo por autovía que usamos para comparar los coches, ha gastado 6,9 l/100 km. Es menos que lo que gastó el Peugeot 308 5p de 125 CV (8,2 CV), el Citroën C4 de 156 CV (7,8 CV). Un León Diesel de 150 CV (con carrocería de tres puertas) tuvo un consumo en ese recorrido de 5,5 litros. También he recorrido 116 km por ciudad y alrededores. El consumo medio en esas circunstancias ha sido 8,5 l/100 km (a una media de 30,1 km/h).
La palanca del cambio manual tiene un funcionamiento correcto y transmite sensación de solidez pero no es especialmente rápida.
1.6 TDI 105 CV 4Drive y 2.0 TDI 150 CV 4Drive
Hemos probado el León ST 4Drive (tracción total) con los dos motores disponibles. La prueba se hizo en un día soleado de verano, caluroso y con el asfalto completamente seco, es decir, en condiciones que dificultan sentir las diferencias con respecto a las versiones de dos ruedas motrices.
El único momento en que he apreciado la ventaja del sistema de tracción total ha sido conduciendo la versión de 150 CV y acelerando a fondo a la salida de curvas lentas. Habitualmente, esta acción en un vehículo de tracción delantera de similar potencia supone que las ruedas delanteras patinen, que el control de tracción actúe y que se sientan golpeteos (más o menos fuertes) en la dirección. En el León ST 4Drive 2.0 TDI 150 esto no sucede gracias a que ese exceso de par que puede provocar que las ruedas delanteras patinen se desvía hacia las posteriores. Como resultado, el control de tracción apenas actúa (o lo hace muy levemente) y no se nota nada extraño en la dirección.
El motor 1.6 TDI de 105 CV acelera sensiblemente menos que el 2.0 TDI de 150 —según los datos oficiales, tarda 3,3 segundos más en la aceleración de 0 a 100 km/h y tiene una velocidad punta 24 km/h inferior; ficha comparativa—. En una conducción relajada, transportando poco equipaje y por carreteras con poca pendiente, esta diferencia de empuje no me parece importante. Sí me lo parece en las subidas de puertos de montaña, cuando se quiere adelantar y las zonas de adelantamiento son cortas o cuando se circula muy cargado. En los momentos en que las condiciones de conducción son exigentes para el motor, con el de 105 CV hay que pisar muchas veces el acelerador a fondo y jugar con el cambio para obtener una aceleración razonablemente ágil. El de 150 se nota mucho más resuelto en este tipo de situaciones y permite una conducción menos preocupada por la falta de una respuesta contundente.
Ambas versiones van asociadas a un cambio manual de seis velocidades y no hay posibilidad de instalar uno automático (la versión equivalente al 1.6 TDI de 105 CV con dos ruedas motrices tiene un cambio manual de cinco relaciones). En ambas se ha sustituido las ruedas tiradas unidas por un eje de torsión de la suspensión trasera por un esquema de suspensión independiente mediante un paralelogramo deformable. En ambos ejes de ruedas hay un sistema electrónico (XDS) que simula la función de un diferencial autoblocante y reparte el par motor entre las ruedas de cada eje. Los discos de freno traseros son más grandes (de 272 milímetros en vez de 253) y el tamaño del depósito de combustible es mayor (55 litros en vez de 50). Los 4Drive son 124 kilogramos más pesados que las versiones de dos ruedas motrices comparables y consumen 0,7 l/100 km más.
El León ST 4Drive 1.6 TDI de 105 CV es además más lento de 0 a 100 km/h y cuesta 2030 euros más (ficha comparativa). El León ST 4Drive 2.0 TDI 4Drive es 1780 euros más costoso que su homólogo de tracción delantera y acelera casi igual de rápido de 0 a 100 km/h porque tiene unas relaciones del cambio más cortas (ficha comparativa).