SEAT León (2017) | Impresiones del interior
El puesto de conducción del León me ha parecido muy bueno porque todos los botones, mandos y ruletas que se utilizan de manera habitual tienen un buen tamaño y están cerca de la mano del conductor, el asiento tiene unos ajustes muy amplios y la visibilidad, sin ser excepcional, es lo suficientemente buena como para tener controlados los extremos de la carrocería.
En la parte superior del salpicadero, en el mismo plano que la instrumentación, está ubicada la pantalla del sistema multimedia, que en función del nivel de equipamiento seleccionado puede ser de 5 o de 8 pulgadas. La de mayor tamaño, como es lógico, es más satisfactoria que la pequeña porque la información aparece representada en un formato mayor y además admite compatibilidad con Android Auto y CarPlay, pero ambas comparten una fluidez correcta y unos menús claros, sencillos y muy bien estructurados. La diferencia más importante con respecto a la pantalla más grande que podía tener el modelo anterior (de 6,5 pulgadas) se da en los botones que hay alrededor de la misma: ahora solo hay dos en el lado izquierdo (dan acceso al menú principal y a las funciones de conectividad; imagen) y antes una hilera a cada lado (imagen).
La instrumentación, al igual que en el Ateca o en el Ibiza, puede ser de dos tipos: una convencional con dos indicadores de agujas divididos por una pantalla central —a color o en escala de grises—; o una pantalla de 12,3 pulgadas a la que SEAT denomina Virtual Cockpit. Esta última es la que tenía instalada la unidad que hemos probado durante más tiempo y nos ha gustado mucho porque su visibilidad es excepcional con independencia de la luz que incida en ella, porque su coste de adquisición no es elevado (300 €) y porque permite configurar ampliamente la información. Hay tres modos de visualización (imagen), siendo el que tiene un aspecto más convencional —simula unos indicadores de agujas; imagen— el mejor de cara a consultar la información de manera rápida.
Los asientos de las versiones de acceso a la gama tienen unos asientos con un mullido más bien blando que los hace cómodos a costa de proporcionar un agarre lateral muy limitado. Los del resto de versiones son mucho más recomendables porque aunque son claramente más firmes, siguen siendo confortables y sujetan mucho mejor el cuerpo. Estos últimos, además, pueden ir tapizados en una combinación de tela y piel o solo en piel y tener calefacción.
Un detalle descuidado que SEAT no ha solucionado con la actualización del modelo es la ausencia de regulación en altura de los cinturones de seguridad delanteros. A mi, que mido 183 cm de altura y que habitualmente conduzco con el asiento en su posición más baja, me quedaban bien situados, pero en función de la estatura y de la postura adoptada al volante, es posible que no sea así en todos los casos y que la parte superior del mismo apenas apoye sobre el hombro. Conviene probarlo antes de tomar una decisión de compra.
El espacio destinado a los pasajeros es sencillamente el mismo que en el modelo anterior. En el León se pueden acomodar sin demasiados problemas dos personas de hasta 185 cm de altura detrás de otras dos que midan más o menos lo mismo. Según nuestras mediciones, los 71 cm de espacio para las piernas en las plazas posteriores se encuentran en un término medio frente a sus alternativas. Así, hay modelos que tienen más —75 cm en el Škoda Scala, 73 en el Opel Astra y 72 en el Ford Focus— y también los hay que tienen menos —69 cm el Kia Ceed, 67 cm el Peugeot 308 y 64 cm el Renault Mégane—. La anchura entre puertas, en cambio, es inferior al de todos los modelos mencionados e impide que un tercer pasajero, aún siendo menudo, pueda viajar con un mínimo de espacio y confort.
El maletero del León tiene 380 litros de capacidad, un volumen correcto en relación con el tamaño de la carrocería pero lejano al de los mejores: 467 l el Škoda Scala, 440 l el Fiat Tipo, 398 l el Peugeot 308 o 395 l el Hyundai i30. Listado de turismos de cinco puertas de entre 4,2 y 4,5 metros de longitud, ordenados por volumen de maletero. Sus formas son homogéneas y permiten un buen aprovechamiento del espacio, pero el borde de carga está situado muy alto con respecto al suelo (a 76 cm concretamente) y también con respecto al piso del propio maletero (27 cm), dificultando de esta manera la carga y descarga de objetos pesados o voluminosos (imagen).
En las paredes laterales hay cuatro ganchos de fijación, una red portaobjetos, dos perchas de plástico y un plafón de iluminación que, en algunas versiones, puede ser de ledes (y cuya iluminación es muy justa). Bajo el piso está colocada la rueda de repuesto, que es de serie en todas las versiones (excepto en las que funcionan con GNC, que llevan un kit de reparación de neumáticos) y es de menor tamaño que las otras cuatro. El altavoz de graves del equipo de sonido opcional Beats va en el hueco interior de la rueda de repuesto (imagen).
En general, la sensación que transmite el habitáculo del León es buena a la vista y al tacto. SEAT no ha utilizado materiales muy lujosos para el salpicadero y las puertas, pero los ajustes entre las distintas piezas son precisos y sólidos y no provocan ruidos en marcha. Hay rivales que están mejor resueltos en este sentido (Audi A3, Mazda3 o Volkswagen Golf, por ejemplo), pero también muchos que son peores (Ford Focus, Škoda Scala o Renault Mégane).
Con respecto al modelo previo a la actualización, SEAT ha aprovechado para mejorar el aspecto de los guarnecidos de las puertas (ahora están cubiertos de tela o piel y no de plástico) y, en algunas versiones, ha instalado un freno de estacionamiento automático (imagen), un cargador inalámbrico por delante de la palanca de cambios (es opcional; imagen) y un sistema de iluminación ambiental con ocho colores a elegir (anteriormente eran solo dos). La mayoría de huecos portaobjetos sigue sin tener un fondo de goma o de tela para evitar que los objetos depositados hagan ruido al moverse.