Volkswagen Beetle (2012) | Impresiones de conducción
Me ha sorprendido el Beetle. Esperaba un coche con movimientos de carrocería amplios y poco ágil. Por el contrario, la suspensión sujeta firmemente la carrocería sin llegar a resultar incómoda. La suspensión normal de un Golf es más cómoda pero la diferencia no es grande.
En carretera, a 120 km/h, en el Bettle se puede mantener una conversación sin tener que elevar mucho la voz. El ruído es mayor que en otros modelos de Volkswagen, como el Polo y el Golf, pero no se trata de un coche ruidoso, más bien aquellos destacan por lo bien aislados que están.
Al conducirlo, la sensación de seguridad que transmite es grande. En carreteras rápidas por su su estabilidad lineal. En las lentas hay que equivocarse mucho para que no siga la trayectoria que se le marca con el volante, incluso con el firme muy bacheado. No es un coche ágil porque es difícil descolocar la parte trasera pero eso es algo que sólo echará de menos un conductor que realice una conducción rápida en una carretera con curvas lenta. Un MINI gustará más a quien quiera un coche de reacciones rápidas. El Beetle es menos exigente y más cómodo.
La versión de 211 CV tiene una suspensión distinta al resto: la suspension trasera del Beetle es un eje rígido —unido a dos brazos transversales y con una barra Panhard— excepto en la variante de mayor potencia, donde hay un paralelogramo deformable. Como no hemos podido conducir en el mismo lugar el Beetle con ambas soluciones, no podemos hablar sobre las diferencias que puede haber. Más comentarios sobre las suspensiones del Beetle en el blog «Curvas enlazadas» de Arturo Andrés.
En nuestra unidad de pruebas, el control de estabilidad no se podía desconectar; según el manual de instrucciones sí es posible hacerlo en otras. A mí no me ha supuesto una molestia mientras he probado el coche incluso yendo a un ritmo rápido. En otras circunstancias, por ejemplo si hay que salir de un sitio con mucha nieve, tal vez pueda ser un inconveniente pero no lo sé a cien y a ciertas.
El manejo del Beetle es muy agradable por el excelente tacto de todos los mandos, especialmente el volante —que tiene un equilibrio entre asistencia e información muy bueno desde mi punto de vista— y el cambio de marchas. El pedal del acelerador va articulado en el suelo, como en el Golf.
Las versiones más potentes de gasolina —160 y 200 CV— llevan de serie el sistema «XDS», que simula la acción de un diferencial delantero autoblocante: en curva, cuando la rueda interior pierde adherencia, el sistema interviene para frenarla y de esa manera la rueda exterior puede recibir más fuerza del motor.
1.2 TSI 105 CV
Me parece muy bueno por respuesta y normal por el consumo. Al acelerar, cuando hay que hacer por ejemplo un adelantamiento, tiene una respuesta muy superior a la de un coche con motor atmosférico de potencia similar (en nuestra medición de 80 a 120 km/h ha sido más rápido que otros con motor más potente, como un Toyota Auris de 124 CV y un KIA cee'd de 122 CV). Además no hay retraso desde que se pisa el acelerador hasta que el coche comienza a ganar velocidad con rapidez. Es un motor suave, que vibra muy poco.
En nuestro recorrido de consumo habitual —ida y vuelta, para completar 143 km a 120 km/h de velocidad media real— ha gastado 7,7 l/100 km; el Golf con el mismo motor gastó 6,8 l/100 km. El Bettle es más pesado (116 kg de diferencia, un 9,4 por ciento más) y ese es uno de los motivos por los que gasta más. El otro, que debería ser el principal en este trayecto, es la sospecho que es la aerodinámica pero no hemos podido confirmarlo (estamos pendientes de que Volkswagen nos pueda conseguir los datos de la resistencia aerodinámica). De todos modos es un consumo bajo, un Fiat Punto Evo 1.4 Multiair y un Mazda3 1.6, ambos con motor de gasolina de 105 CV, gastaron más.
El cambio de marchas manual de seis relaciones me ha parecido excelente. Se maneja con total suavidad y permite cambiar de marchas con mucha rapidez, con unos recorridos que no provocan confusión y que, puestos a poner una pega, podrían ser más cortos.
El Bettle 1.2 TSI alcanza la velocidad máxima en quinta coincidiendo con el régimen de potencia máxima. La sexta es una marcha para gastar menos y aprovechable gracias al buen funcionamiento del motor.
1.4 TSI 160 CV
Mi compañero Jaime Arruz probó durante la presentación el motor de gasolina sobrealimentado de 160 CV, una variante más potente del 1.4 TSI de 122 CV que tienen otros modelos de Volkswagen como el Golf o el Passat (hicimos una prueba de 100 000 km a un Golf 1.4 TSI de 122 CV durante 2009, más información). Estas son sus impresiones:
Esta versión del Beetle sobresale por su buena respuesta al acelerador. Permite ganar velocidad con rapidez y realizar adelantamientos en poco espacio. A falta de poder medir sus prestaciones, esta variante transmite la sensación de que recupera muy bien velocidad desde marchas largas. Por ejemplo, circulando en sexta velocidad y dejando que la velocidad baje a unos 60 km/h, si se pisa a fondo el acelerador, la respuesta es buena.
Es un motor muy suave y silencioso. No hay vibraciones o traqueteos perceptibles en el habitáculo. De hecho, al ralentí, desde el interior parece que el motor está apagado. Va asociado a una caja de cambios manual de seis velocidades de excelente tacto y funcionamiento.
Esta versión del Beetle tiene un consumo medio homologado de 6,6 l/100 km, bajo para su potencia. Es el mismo que el de otros modelos del Grupo Volkswagen que también tienen motor de gasolina de 160 CV como el Audi A3 Sportback o el SEAT León —aunque en ambos casos se trata de un motor de 1,8 litros de cilindrada, no de uno de 1,4 litros—.
1.6 TDI 105 CV
Jaime Arruz también probó el motor de gasolina de menor potencia disponible actualmente durante la presentación. Aquí están sus impresiones:
El Beetle con el motor Diesel de 105 CV, que ya hemos probado en otros modelos de Volkswagen como el Golf o el Passat, da una buena respuesta y es satisfactorio tanto por suavidad como por el bajo nivel de ruido que produce y llega al habitáculo. Acelera con decisión y no produce vibraciones molestas en el interior. Este motor tiene fuerza suficiente para mover con soltura el peso del coche, al menos poco cargado, y para poder moverse con agilidad entre el tráfico a ritmo normal.
Sólo se echará en falta algo más de potencia en determinadas circunstancias, como cuando se circula en marchas largas y se necesita la máxima aceleración o cuando se afrontan pendientes prolongadas en autovía. Esta versión lleva una caja de cambios manual de cinco velocidades que tiene muy buen tacto. Todas las marchas entran con suavidad.
El Beetle 1.6 TDI de 105 CV tiene un consumo medio homologado de 4,5 l/100 km. Es un gasto de carburante bajo, aunque hay varios modelos de similar tamaño y potencia que gastan menos, hasta un litro como un Renault Mégane, o 0,9 l/100 km como un Volvo V40. Otros que también consumen menos que el Beetle son el Peugeot 308, el SEAT León o el Hyundai i30 (listado comparativo).
Más adelante habrá una versión Diesel del Beetle con este motor de 105 CV y un sistema de parada y arranque automático en las detenciones, como ya sucede en el Polo o en el Golf, lo que reducirá unas décimas el consumo homologado. Según pude comprobar en la presentación, si se conduce con suavidad es posible obtener un consumo real bajo. Así, por ejemplo, en un recorrido de 118 km por carreteras de doble sentido, circulando sin grandes aceleraciones pero sin grandes precauciones desde el punto de vista del gasto de carburante, el Beetle consumió 5,4 l/100 km según el ordenador de viaje —a una media de 62 km/h—.