El Volkswagen Golf R es la versión más potente de la gama Golf. Tiene 271 CV y está en venta desde noviembre de 2009 con carrocería de 3 ó 5 puertas a partir de 36.750 € (todos los precios).

Es más costoso que el Ford Focus RS y más asequible que el Audi S3 y que el BMW 130i (ficha comparativa).

Volkswagen ha hecho un coche con unas cualidades dinámicas sobresalientes y se enfrenta a rivales que también son plenamente satisfactorios para los conductores que deseen una capacidad de aceleración muy elevada y reacciones deportivas; es difícil decidir cuál es el mejor deportivo de una potencia y tamaño similar.

El Golf R se diferencia de muchos de sus rivales (salvo del Audi S3 y del Subaru Impreza WRX STI) porque tiene tracción a las cuatro ruedas. Ese dispositivo le da una cierta ventaja cuando se acelera con intensidad en carreteras deslizantes de curvas muy lentas porque permite salir con gran aceleración, si es necesario. Si el conductor no aprecia esta ventaja o no se le va a sacar partido (por ejemplo, si la mayor parte del tiempo se circula por carreteras rápidas o lentas de gran adherencia), hay coches mucho menos costosos también muy satisfactorios, como un SEAT León CUPRA R.

Lo más sobresaliente del Golf R es que además de que puede ser muy veloz, es agradable de conducir y muy fácil adaptarse a sus reacciones incluso para personas no acostumbradas a coches de tanta potencia. Por estas características me recuerda mucho al Audi S3, con el que comparte ciertos elementos mecánicos. El Ford Focus RS es completamente distinto porque en determinadas circunstancias puede tener unas reacciones que requieren unas dotes de conducción mucho más elevadas para viajar con seguridad.

El Golf R no tiene inconvenientes claros para una utilización diaria, salvo porque su amortiguación es dura y algo incómoda —no tanto como la de un Scirocco R— y hay que parar a repostar con frecuencia.

Su motor tiene un funcionamiento sobresaliente en toda circunstancia, con una respuesta exquisita a cada movimiento con el acelerador y un empuje contundente cuando se pisa con intensidad. Como es muy veloz y pesado, gasta mucho combustible en términos absolutos, aunque más o menos el mismo que otros coches de sus características.

Los asientos delanteros son la mayor diferencia práctica del interior del Golf R respecto al resto de versiones menos potentes de la gama. Los de serie (imagen) dan una sujeción óptima al cuerpo y me parecen muy cómodos para hacer largos viajes. Opcionalmente tiene unos asientos con cierto parecido a los que usan los coches de competición (Volkswagen los denomina deportivos «R» tipo «Bucket», imagen) que no he probado (en ocasiones los asientos de este tipo dificultan el acceso y salida del habitáculo porque tienen unos resaltes laterales muy pronunciados y duros).

El volante no me ha gustado. Prefiero los que tienen el aro y la sección completamente circular. El del Golf R tiene la parte inferior achatada (algo que se comienza a extender en muchos coches, imagen) y su sección tiene múltiples formas; sólo se adapta bien a la mano si se agarra por los lugares previstos para tal fin.

Respecto a otros modelos de Golf, el R se distingue por ciertos detalles de aspecto (más información).

El Golf R es el sucesor del Golf R32, basado en el Golf que llegó al mercado a finales de 2003 (más información). Llevaba un motor 3.2 de 250 CV. Al menos según datos oficiales el nuevo modelo parece que tiene mejor rendimiento porque es más rápido y gasta menos combustible (ficha comparativa).