Volvo S40 2.0D (2004) | Prestaciones excepcionales y consumo bajo
Probablemente, los aspectos más brillantes de esta versión del Volvo S40 son las prestaciones y el consumo. Para encontrar alternativas ligeramente más veloces hay que irse a coches como el BMW 320d o el anterior Seat Toledo TDI de 150 CV.
El motor turbodiésel del Volvo S40 tiene una respuesta suficiente a bajo régimen (por lo tanto es agradable de utilizar en ciudad) y se nota un incremento intenso de la aceleración poco antes de las 2.000 rpm. Desde ahí, hasta pasadas unas 4.4.00 rpm, la capacidad que tiene para ganar velocidad es muy grande. Es más rápido que muchos coches de potencia y tamaño semejante como un Honda Accord I-CTDi o un Mazda6 CRTD 2.0.
Las apreciaciones descritas para este coche no son aplicables a un 407 HDI 136 (comparten el mismo motor). Por algún motivo que ignoramos, el Peugeot es sensiblemente más lento (las prestaciones las hicimos en condiciones parecidas y con unidades con un kilometraje muy parecido), y tiene una respuesta al acelerador más lenta, aunque es claramente más suave y silencioso.
Para quien anteponga el silencio de marcha a las prestaciones hay mejores alternativas; el propio 407 HDI o el Honda Accord i-CDTi son más silenciosos en circulación urbana o en recorridos a baja velocidad. En el S40 no está muy bien aislado del típico ruido a Diesel.
El desarrollo en sexta velocidad del Volvo es muy largo: tiene 57,1 km/h cada 1000 rpm. Con desarrollo así, supuestamente rodaría a 228 km/h a 4.000 rpm por minuto (que es donde da la potencia máxima) en sexta. A pesar de que el desarrollo es muy largo, dada la fuerza que tiene el motor es factible rodar con la sexta puesta en la mayor parte de las circunstancias con una reserva de aceleración importante, salvo que haya circunstancias (como tráfico) que obliguen a reducir la velocidad por debajo de unos 100 km/h, donde lo mejor es rodar en quinta velocidad.
El consumo es muy bajo. En un recorrido mixto de ciudad y carretera (a un ritmo rápido) gasta en torno a 7,0 litros cada 100 km. En autovía, a una media real próxima a 140 km/h el consumo ha sido de tan sólo 6,6 litros cada 100 km. El consumo máximo medido (en carreteras de montaña) ha sido 13,6 l; me parece prácticamente imposible gastar más en un recorrido suficientemente largo para que sea representativo.