Alfa Romeo 147 GTA (2003) | Muy estable, pero no el más estable
La sensación que me transmite al volante es de facilidad de conducción. Al límite resulta claramente subvirador, no es fácil que las ruedas traseras lleguen a deslizar y, en el caso improbable de conseguirlo, el control de estabilidad que lleva de serie (denominado VDC, Vehicle Dinamic Control) se encarga de evitar eficazmente el posible sobreviraje (mientras haya adherencia). Como el control de estabilidad del 147 GTA no se puede desconectar, descolocar el eje trasero es prácticamente imposible.
Sólo conductores de mucho nivel y en muy contadas ocasiones pueden llegar a echar en falta un mando para desconectar el control de estabilidad. Con él se puede realizar sin problemas una conducción deportiva, sin tener la sensación de que limita las posibilidades del coche, aunque realicemos una conducción muy exigente. Creo que se puede ir prácticamente igual de rápido que si se pudiera desconectar y, por supuesto, mucho más seguro.
El GTA permite al conductor guiarlo por donde quiere con gran precisión, ayudado a su vez por una dirección muy rápida. Tiene tan sólo 1,75 vueltas de volante entre topes y un tacto agradable, aunque el diámetro de giro que ofrece es muy grande y resulta poco ágil a la hora de maniobrar.
Sobre carreteras bacheadas, en cambio, se nota una amortiguación poco absorbente. Si su estabilidad me parece excelente en carreteras bien asfaltadas, la capacidad de absorción de la suspensión me parece mejorable en carreteras bacheadas. Su amortiguación no es tan absorbente como la del Golf R32 y se producen rebotes que, en tales circunstancias, hacen perder ligeramente el contacto de los neumáticos sobre el asfalto y limitan su agarre.Me ha parecido más cómodo de lo habitual en un coche tan deportivo, sobre suelo regular. Creo incluso que la suspensión parece un poco alta y da la sensación de que podría rebajarse todavía algo más, algo que obligaría también a endurecer su reglaje pero sería un factor determinante a la hora de reducir en mayor medida el movimiento de la carrocería (balanceo y cabeceo).
No obstante, el 147 GTA sigue manteniendo la trayectoria marcada por el conductor, aunque creo que con un Golf R32 se puede llegar a ir más rápido sobre piso irregular. Dichos rebotes de la suspensión se transmiten también hasta el volante a través de la columna de dirección.
Me ha gustado también el funcionamiento del control de tracción (ASR). Aunque sin llegar al nivel de eficacia de un diferencial autoblocante (que haría al coche más difícil de conducir), el control de tracción deja aprovechar muy bien el empuje y, antes de entrar en funcionamiento, permite un ligero deslizamiento de las ruedas motrices delanteras.
El control de tracción sí se puede desconectar, mediante un mando situado junto a la palanca de cambios. Conductores con mucha sensibilidad pueden llegar a obtener unas mejores prestaciones desconectándolo, aunque también exige un mayor tacto a la hora de dosificar la potencia.