Los cambios en el habitáculo del Stelvio son muy pequeños, pero lo cierto es que mejoran en cierta medida la experiencia de uso y la vida a bordo porque se han llevado a cabo en la mayoría de los aspectos donde el modelo anterior flaqueaba. Sigue siendo un coche con una ergonomía cuidada y en el que el conductor no se siente «abrumado» por mandos, pantallas o estridentes sistemas de iluminación ambiental.
La mejora más importante está en el sistema multimedia, que ahora tiene una pantalla que admite manejo táctil y además tiene unos nuevos menús basados en «widgets» personalizables. Sigue estando lejos de los mejores (por ejemplo, el MBUX del Mercedes-Benz GLC o el Live Cockpit Plus del BMW X3), pero ahora, al menos, está en una posición más competitiva frente a otros rivales y tiene muchos más servicios de conectividad: My Assistant (permite hacer llamadas de emergencia); My Remote, con conexión a Alexa y Google Home (para localizar y recibir alertas sobre el uso del coche); My Car (para controlar el mantenimiento); My Theft (alerta en caso de robo) y My Fleet Manager (orientado a la gestión de flotas).
Lo que no ha cambiado es la resolución de la propia pantalla, que sigue sin estar a la altura de lo que se espera en un coche cuyo precio parte de los 45 500 euros. Tampoco el formato de imagen tan apaisado ayuda a visualizar según qué informaciones, pues algunos mensajes se superponen y dificultan llevar a cabo algunos ajustes cuando se va en marcha (con el coche parado, lógicamente, es un detalle mucho menos importante).
Otra novedad, también relativa a pantallas, se da en la instrumentación. Según Alfa Romeo, algunos menús de la que hay entre las dos esferas (que siguen siendo analógicas, con buen criterio bajo mi punto de vista) son nuevos, aunque las diferencias en este sentido son mínimas. Bajo el reposabrazos que hay entre los dos asientos delanteros hay un sistema de carga por inducción para teléfonos móviles, además de dos tomas USB: una 2.0 y otra de tipo C.
Para mejorar la calidad percibida, Alfa Romeo ha utilizado materiales distintos en algunas de las piezas que más se utilizan, como por ejemplo la palanca de cambios (ahora va forrada en cuero) o los que hay detrás de la misma y que sirven para manejar algunas opciones del sistema multimedia (imagen). Son cambios positivos, de eso no hay duda, pero en cuestión de acabados, atención por el detalle y empleo de materiales, el Stelvio sigue estando un punto por debajo de modelos como el Audi Q5, el BMW X3 y el Mercedes-Benz GLC. También mantiene algunos detalles muy buenos del modelo anterior, como por ejemplo unas levas metálicas tras el volante que son, sin ninguna duda, las mejores del segmento, y una piel para los asientos con un tacto muy bueno.
Salvo por los detalles comentados, el resto de características del habitáculo y el maletero son idénticos a los del Stelvio 2017, cuya prueba se puede consultar aquí. A grandes rasgos, se trata de un coche con una amplitud normal, suficiente para que cuatro adultos de estatura media puedan viajar con comodidad (mediciones del interior). Lo mismo ocurre con el maletero: los 525 de los que dispone no suponen un récord frente a modelos de la competencia, pero están en la media.