La unidad que hemos probado tenía el acabado Ambition, que es la variante más deportiva, y por tanto lleva unas suspensiones de reglaje más duro que el resto de las versiones (Attraction y Ambiente) y unos neumáticos de mayores dimensiones (225/45 R17 91 Y). La sensación que transmite al volante es de elevada seguridad y, sin ser un coche deportivo, deja realizar una conducción de estilo dinámico sin problemas, permitiendo al conductor guiarlo por donde quiere con facilidad.Una de las cosas que ya destacaban en el anterior A3 1.9 TDI 130 CV es que resultaba un coche muy agradable de conducir. El nuevo A3 2.0 TDI no sólo mantiene esta característica sino que ha mejorado todavía más en aspectos como la seguridad, estabilidad y buen funcionamiento de todos sus elementos mecánicos.
En una conducción muy exigente, su reacción inicial es ligeramente subviradora en la entrada a las curvas cerradas de fuerte apoyo, pero en general, entra bien por donde el conductor apunta. La nueva dirección electromecánica tiene un buen funcionamiento y tacto (la asistencia es variable en función de la velocidad); es muy suave en maniobras y más dura en zonas con curvas abordadas a un ritmo ágil. Con tres vueltas de volante entre topes, resulta precisa, suficientemente rápida y proporciona un radio de giro que permite realizar maniobras con facilidad.
El control de estabilidad que lleva de serie tiene un funcionamiento eficaz en sobreviraje y no tan efectivo en subviraje. El control de tracción apenas tiene que actuar normalmente, ya que no se producen pérdidas de agarre, en parte gracias a la enorme anchura de los neumáticos, quizá excesiva para un coche de sus prestaciones y potencia. En el caso poco aconsejable de desconectar el control de estabilidad, el conductor puede llegar a provocar un ligero deslizamiento de las ruedas traseras, con reacciones muy progresivas y predecibles en todo momento.
Me ha gustado especialmente la amortiguación por su buena capacidad de absorción sobre carreteras bacheadas, donde no se producen rebotes a pesar del tarado menos flexible de la suspensión en las versiones Ambition. Sin embargo, me sigue pareciendo ligeramente blando en la extensión de los amortiguadores del eje trasero, lo que provoca ligeros movimientos de la carrocería al abordar a fondo una zona de curvas enlazadas. No obstante, a ritmo ágil no llegaremos ni a darnos cuenta de dichos movimientos de balanceo, sólo apreciable en una conducción al límite.
Otro elemento especialmente brillante en el A3 2.0 TDI es su equipo de frenos. Se detiene en muy pocos metros y, además, mantiene bien la capacidad de frenada en cualquier circunstancia. De hecho, me ha sorprendido gratamente su resistencia.
El único inconveniente que he encontrado es el tacto inicial de la frenada: en primer lugar porque hay un recorrido largo entre el punto en el cual comenzamos a presionar el pedal y el punto en el que comienza a frenar de verdad. En segundo lugar porque, cuando empieza a frenar, la primera sensación que transmite es de que tiene poco mordiente y el coche no para. Sin embargo, conforme presionamos el pedal con más fuerza, el freno ofrece un tacto fácil de dosificar y una potencia ejemplar.
Los anteriores A3 tenían un tacto de frenada con mucho ataque inicial que hacía la frenada algo brusca y no sé si la falta de mordiente inicial del nuevo A3 habrá sido para corregir dicho aspecto. En cualquier caso, un término medio en ambos casos sería más apropiado.
El ABS trabaja de manera irreprochable en este coche, tanto en carreteras con buen asfalto como sobre pisos bacheados. Asimismo, tiene un funcionamiento uniforme y parece muy eficaz al frenar en medio de una curva.