El i8 mide 4,69 m de longitud, 1,94 de anchura y 1,29 de altura. La distancia entre ejes es 2,80 metros. Es un poco más largo, ancho y bajo que un Nissan GT-R. Es un poco más largo que un Serie 4 Coupé y mucho más corto que un Serie 6. El Cx es muy bajo para un cupé: 0,26 (el del Porsche 911 es 0,30).
Un Serie 4 pesa 1525 kg, el i8, 1490 kg (15 kg más que un 911 Carrera 4 PDK). Para lograr que el peso no sea muy alto (el i8 tiene elementos adicionales muy pesados, como la batería), BMW ha recurrido al empleo de materiales ligeros como el aluminio, el magnesio o el plástico reforzado con fibra de carbono (PRFC). La distribución de pesos es 50 % en el eje delantero y lo mismo en el trasero.
La utilización de estos materiales no es anecdótica: el monocasco es de PRFC mientras que los chasis delantero y trasero (sobre los que van montados la suspensión y los elementos del sistema híbrido) son de aluminio. Estos materiales también se emplean combinados en las puertas: son de aluminio en la parte visible exterior y de PRFC para la estructura. El magnesio se utiliza en el travesaño que hace de soporte del salpicadero (hay otros coches de producción que ya lo llevan desde hace algunos años). BMW dice haber usado «material espumado en los canales de guiado de aire del climatizador», lo que supone un ahorro de peso del 60 %.
Además de un peso reducido, el empleo del plástico permite diseñar elementos dificilmente realizables con metal, como las aletas traseras (imagen).
Los cristales de las ventanillas están fabricados mediante la superposición de dos capas de vidrio de 0,7 mm de grosor entre las que se intercala una lámina aislante (acústica), con la peculiaridad de que el peso del conjunto es la mitad de lo normal. Según BMW, lo consigue templando el vidrio químicamente.
El aluminio también se utiliza en la suspensión y en las llantas —de 20 pulgadas de serie—, que están fabricadas por forjado y no por fundición, lo que permite una estructura más ligera. Los neumáticos son más estrechos de lo habitual (medidas 195/50 los delanteros y 215/45 los traseros). Opcionalmente hay unas llantas del mismo tamaño que las originales fabricadas en PRFC, que son tres kilogramos más ligeras (cada una) que las de aluminio. En caso de accidente, BMW España tiene tres centros autorizados para reparar la estructura PRFC. Los paneles de plástico de la carrocería se reemplazan en caso de daño (vienen ya pintados de fábrica).
La denominación «i» hace referencia a que es un vehículo que no usa un motor térmico como sistema principal de impulsión, al igual que ocurre con el BMW i3. Pero hay diferencias fundamentales entre ambos. Mientras que el i3 se comercializa como vehículo eléctrico o como eléctrico con un sistema de autonomía extendida (mediante un pequeño motor de gasolina que se utiliza para producir electricidad y así alimentar al motor eléctrico, que es el que mueve el coche), el i8 es un coche híbrido enchufable.
Cada motor tiene una caja de cambios. Las dos son automáticas, pero el conductor solo puede intervenir sobre la que tiene el de gasolina, que es de seis marchas (del fabricante Aisin). La del motor eléctrico tiene dos relaciones que se seleccionan sin que el conductor pueda enterarse de ello.
La suspensión es independiente en las cuatro ruedas, con amortiguadores de dureza variable controlados electrónicamente.