El BYD Seal es una berlina eléctrica de menor tamaño que el modelo Han. Mide 4,8 metros de longitud; es decir, es parecido a un BMW i4, un Hyundai Ioniq 6 o un Tesla Model 3. Su precio es 46 990 euros con 313 caballos y 48 990 con 530 (precios, fichas y equipamiento). En ambos casos la batería tiene 82,5 kWh. Es, por lo tanto, una batería de gran capacidad y hace que el Seal tenga una autonomía homologada de 570 kilómetros en el caso de la versión de 313 caballos (tracción trasera) y de 520 kilómetros en la de 530 caballos (tracción total).
El BYD Seal es, probablemente, una de las berlinas eléctricas más interesantes que hay en el mercado de España. Lo mejor, es que tiene una relación muy buena entre valor y precio. También me parece una excelente opción para viajar cómodo por vías amplias. Su rodar es el propio de un coche de lujo: aísla muy bien a los ocupantes de las distintas fuentes de ruido y, también, de las irregularidades del piso. Los asientos delanteros ponen la guinda para que cualquier desplazamiento sea placentero. El interior es de cinco plazas y muy amplio para cuatro ocupantes. El maletero trasero —de 400 litros— es pequeño para la longitud exterior de la carrocería (hay más información al respecto en Impresiones del interior).
Las dos versiones del BYD se diferencian por cosas importantes al margen de la aceleración que da cada una. La de menor potencia tiene una suspensión más blanda y, por lo tanto, unas reacciones más lentas y perezosas. El BYD Seal de 530 CV, que tiene amortiguadores de dureza variable, es casi igual de confortable en vías rápidas y tiene mejor tacto en vías de curvas. La elección entre una versión y otra del Seal no me parece sencilla: la menos potente es más barata y tiene más autonomía; mientras que la más potente es más costosa y gratificante de conducir (Impresiones de conducción).
Según nuestra experiencia, la autonomía real del BYD Seal de 530 caballos en autovía es de unos 340 kilómetros a velocidades legales y temperaturas frescas, que no muy frías. En la ciudad es factible superar los 400 kilómetros con una recarga total siempre que no se den condiciones desfavorables.
La recarga tiene aspectos positivos y negativos. Los negativos son que la batería no se puede cargar a una potencia demasiado elevada (nosotros no hemos pasado de unos 108 kW en distintos puntos de recarga rápidos) o que no se puede programar la recarga para que se interrumpa cuando la batería llegue a un porcentaje determinado. Un punto positivo es que la última parte de la batería (del 80 al 100%) no toma demasiado tiempo para ser completada (más información en el apartado Consumo y recarga).
Situación frente a algunos competidores
El BYD de 530 CV (es el que hemos probado con más profundidad) es un producto interesante y con razones de peso para que sea una alternativa muy a tener en cuenta. La competencia ofrece otros argumentos que también pueden ser muy atractivos en función de cada gusto o necesidad. Por ejemplo, el Tesla Model 3 es, sin duda, el ganador de largo por consumo, y por lo tanto, por autonomía. Frente BYD, el Tesla parece estar recubierto y terminado con unos materiales menos ricos y elaborados. El Polestar 2 en su versión Performance (es la que he conducido) tiene una respuesta más deportiva y viva en vías de curvas que el BYD, pero es menos cómodo y su interior mucho más pequeño para ocupantes. El BMW i4 M50 es el que más se acerca de todos al BYD por calidad de rodadura en vías rápidas y su interior tiene una presentación evidentemente más lujosa que cualquiera de los rivales mencionados hasta aquí, así como un equipamiento tecnológico más avanzado. Su principal punto negativo es el precio (es el más caro de todos los eléctricos citados) seguido de que tiene unas plazas posteriores de tamaño reducido en comparación con las del BYD y las del Tesla.
Equipamiento
El BYD tiene, entre otras cosas, asientos delanteros con regulaciones eléctricas, calefacción y ventilación, cristales laminados en las puertas delanteras, actualizaciones inalámbricas (dispone de conexión 4G), recarga sin cable de teléfonos móviles y un sistema de sonido con doce altavoces de Dynaudio.
Los asistentes a la conducción son los habituales. Hay cámaras de visión periférica que funcionan muy bien y dan imágenes de buena calidad (salvo cuando llueve pues se ensucian con facilidad), programador de velocidad adaptativo, alerta de tráfico trasero cruzado o asistente con alerta de cambio involuntario de carril. También hay control de descenso de pendientes y «retención automática en pendientes». El programador de velocidad activo funciona correctamente en términos generales, pero no me parece especialmente bueno. Ayuda a viajar más relajadamente sólo si el tráfico es muy escaso o nulo, pero no es muy útil en otras circunstancias.
El sistema de iluminación es relativamente sencillo: es de ledes y dispone de encendido y desconexión automáticos de las luces de carretera. Aunque estos faros no tienen iluminación de tipo matricial con oscurecimiento selectivo como otras berlinas, me parece que cumplen bien tanto en su función de corto y largo alcance, y permiten viajar de forma cómoda y segura en vías sin iluminar.
Este coche tiene un diseño que BYD denomina «Ocean Aesthetics», que también está presente en el Dolphin.