Citroën se refiere al C-Crosser como un 5+2 plazas, lo que significa que en las dos plazas de la tercera fila hay poco espacio —así es, efectivamente—. Esos dos asientos adicionales son incómodos porque son muy duros y están cerca del suelo, lo que obliga a llevar las piernas muy flexionadas. Sólo nos parecen utilizables para ocupantes que no midan más de 1,75 m, en trayectos ocasionales muy cortos. Cuando no se utilizan se pueden plegar, quedando guardados bajo el piso del maletero.
En las plazas delanteras no hay problema de espacio, incluso para ocupantes de más de 1,90 m. Para las personas de menos estatura, el volante puede quedar demasiado lejos de los pedales y no hay posibilidad de ajustarlo en profundidad —si en altura—.
Hemos probado la versión «Exclusive», que lleva asientos tapizados de cuero y calefactados, además de regulaciones eléctricas en el del conductor. La sujeción que proporcionan es la normal en unos asientos de este tipo. Un problema importante es que los mandos para ajustar la posición de la banqueta y el respaldo son casi inaccesibles con las puertas cerradas porque apenas hay espacio para meter la mano.
También resulta difícil de utilizar el interruptor de la calefacción del asiento ya que queda en el lado interior, junto al enganche del cinturón. Además, la luz que indica el nivel de temperatura seleccionado —dos, con un testigo verde o naranja— resulta imposible de ver.
La segunda fila de asientos esta dividida en dos partes independientes —en una proporción 60/40—, puede desplazarse longitudinalmente ocho centímetros y es posible variar la inclinación del respaldo en tres posiciones diferentes.
Con la banqueta en la posición más retrasada, el C-Crosser es uno de los todoterrenos de este tamaño más recomendables para llevar pasajeros por el espacio disponible para las piernas. Además, hay un hueco grande debajo de los asientos delanteros donde se pueden meter los pies, lo que permite ir más cómodo.
Estos asientos de la segunda fila se pueden plegar contra los de la primera. Al hacerlo, queda un fondo de carga plano —continuación del maletero—. Para facilitar esta labor hay un mecanismo eléctrico que abate los respaldos y bascula todo el asiento hacia delante, para lo que hay que pulsar dos interruptores que hay en los laterales del maletero. Cada uno de ellos actúa sobre una de las dos partes del asiento.
Para que el sistema funcione correctamente, el contacto debe estar dado, una de las dos puertas traseras tiene que estar abierta —como medida de seguridad— y, generalmente, los asientos del conductor y acompañante no pueden estar en la posición más retrasada posible porque si esto sucede, los traseros rozan contra los delanteros al abatirlos. Para volver a colocarlos en su sitio hay que hacerlo a mano y requiere cierta fuerza.
Este sistema sirve para ampliar cómodamente el volumen del maletero y, por otra parte, favorece el acceso a la tercera fila de asientos. Además, la parte baja de la banqueta tiene una luz que se enciende al levantarla, facilitando el acceso cuando la iluminación es escasa.
Los dos asientos de la tercera fila tienen una apariencia pobre: no tienen casi mullido, prácticamente son una tela tensada alrededor de una estructura de metal. Cuando no se necesitan se pueden ocultar bajo el piso del maletero. Esto requiere varias maniobras pero es una operación que puede realizar una sola persona.
Espacios para objetos y materiales
Hay muchos huecos donde guardar objetos pequeños, además del maletero. Están dispuestos de forma que siempre hay alguno al alcance de cualquier pasajero. Entre estos huecos se incluyen dos guanteras superpuestas, la de arriba conectada al sistema de climatización.
El C-Crosser no es un coche refinado porque los materiales empleados en el habitáculo son sencillos y los ajustes entre piezas podrían ser mejores. En estos aspectos no está al mismo nivel que otros modelos de Citroën, como el C4, el C5 o el C6.
Tampoco se distingue por la atención prestada a ciertos detalles: algunos huecos tienen el fondo recubierto de goma para que los objetos depositados no se dañen, deslicen ni hagan ruido, otros en cambio carecen de ello.
El cuadro de instrumentos tiene dos indicadores de gran tamaño —velocidad y revoluciones del motor—, además de uno más pequeño para la gasolina. La temperatura del líquido refrigerante del motor se puede consultar en la información que muestra el ordenador en una pantalla que queda entre los dos indicadores principales.
La versión que probamos llevaba un calendario, que se ve en la pantalla del navegador, que permite introducir recordatorios de aviso al conductor en ciertas fechas. El ordenador de viaje tiene una función que permite controlar el consumo, la velocidad media y el tiempo transcurrido en tres recorridos diferentes.
Tiene un volumen de 441 litros, con los dos asientos de la tercera fila guardados bajo el piso. Hay todoterrenos de similares características que el C-Crosser como mucho más maletero, como un Hyundai Santa Fe (774 litros), un SsangYong Rexton (678 litros) o un BMW X3 (550 litros). Un Land Rover Freelander 2 o un Suzuki Grand Vitara tienen menos capacidad que el Citroën (listado ordenado por tamaño del maletero).
En el C-Crosser, si se adelantan los asientos de la segunda fila, la capacidad de carga llega a 510 litros. Con la configuración de siete plazas, el maletero únicamente tiene 184 litros disponibles. Si se abaten los asientos de la segunda fila, el espacio de carga es de hasta 1.686 litros.
El maletero está cubierto con una cortina flexible que tiene dos posiciones en su zona anterior, que corresponden a los dos extremos en el recorrido longitudinal de los asientos de la segunda fila. Cuando se usan los asientos de la tercera, la cortina se puede retirar y guardarse en un alojamiento que hay en la base del maletero.
Los pasos de rueda hacen que el maletero tenga unas formas irregulares, con más anchura cerca del borde de carga y de los respaldos de la segunda fila —cuando no se utilizan los dos asientos de la tercera—. El ancho mínimo es 96 centímetros (medidas del maletero).
Hay unos rieles con ganchos en cada lado, una toma de 12 V y huecos específicos para las herramientas y el gato. Además, hay un plafón de iluminación y cuatro argollas para sujetar una red o unas cinchas elásticas con las que sujetar la carga. Se pueden echar en falta unos ganchos para bolsas. La rueda de repuesto está en el exterior, bajo el maletero, y es de distinto tamaño a las otras cuatro.
El portón se puede abrir en dos partes, una hacia arriba y una porción más pequeña hacia abajo. Esto favorece que el plano de carga del maletero esté más bien bajo (60 cm) y, además, la mitad inferior del portón puede servir para introducir objetos voluminosos o hacer las funciones de una mesita auxiliar —aguanta hasta 200 kg—.