El aspecto del interior del C3 ha mejorado tras los últimos cambios. La calidad de ajuste de las distintas piezas y elementos del salpicadero es mejor que antes y ahora está al nivel de los mejores modelos de esta categoría.
Todos los revestimientos son de plástico duro excepto en las puertas, que también hay tejido. El plástico que está a la vista tiene dos tipos de acabados superficiales, ambos rugosos. El que cubre la parte superior del salpicadero y las puertas tiene un grano fino y presenta un buen aspecto. El resto de los plásticos (exceptuando algunas piezas que son lisas) tiene un punteado en relieve, de peor apariencia que el anterior.
No hay fallos de ajuste destacables aunque sí alguna pieza de anclaje poco sólido, como las de plástico que cubren los montantes delanteros o los cajones bajo los asientos. El sistema Moduboard del maletero tampoco parece de calidad.
El volante está tapizado de cuero y tiene un pequeño resalte a en la posición «diez y diez» (por analogía a un reloj), para cogerlo mejor. Tiene regulación vertical pero no longitudinal; a pesar de ello no me ha resultado difícil encontrar una posición al volante cómoda.
Tras el volante hay cuatro palancas en la columna de la dirección. Las dos de la izquierda son las de las luces y el programador de velocidad; las de la derecha son para el limpiaparabrisas y para manejar el equipo de sonido, el ordenador y el navegador.
Los mandos de los elevalunas están mal situados, sobre todo los delanteros. Van en la consola, por delante de la palanca de cambios; yo no llegaba a ellos estirando el brazo sin moverme del asiento. Los traseros van en la parte final de la prolongación de la consola y quedan mucho más a mano de los ocupantes delanteros que de los traseros.
El C3 tiene un interesante y cómodo sistema de seguridad para evitar que si llevamos niños detrás puedan abrir las puertas o bajar las ventanillas; un único botón en la consola bloquea ambos dispositivos a la vez.
La pantalla del navegador (1.800 €) es en color y también muestra la información del equipo de sonido, el ordenador y los sensores de aparcamiento traseros. Está colocada bajo una visera en la parte central superior del salpicadero y se lee sin mucha dificultad incluso cuando incide sobre ella la luz del sol.
En el cuadro de instrumentos hay un pulsador que hace las veces de reostato de iluminación. Tiene cuatro intensidades prefijadas; la última de ellas oscurece todos los indicadores y pantallas, excepto la indicación de velocidad.
Los mandos del climatizador están en la parte inferior de la consola. La pantalla es de fácil lectura y los botones tienen un tamaño y disposición que hacen cómodo su manejo.