Citroën C3 HDi 110 (2006) | Suspensión blanda y un motor de los mejores

13/11/2005 |Alfonso Herrero

El C3 es un coche cómodo para ciudad, porque tiene buena visibilidad en todos los ángulos, la suspención absorbe las irregularidades sin trasmitir movimientos molestos a los ocupantes y tanto la dirección como los pedales se accionan con suavidad. El principal defecto es que tiene un diámetro de giro muy amplio (11,3 m entre bordillos); esto obliga a hacer más maniobras que con otros coches. Curiosamente, este dato es idéntico al que tiene el nuevo Renault Clio con los mismos neumáticos que el C3 (195/55R16). Un Ford Fiesta o un Toyota Yaris giran en mucho menos espacio.

En carreteras rápidas, como pueden ser vías interurbanas, también resulta un coche confortable porque la suspensión absorbe con suavidad los baches. En línea recta se aprecia un constante movimiento de cabeceo (generalmente muy suave) que no tienen otros utilitarios con una suspensión también blanda, como el Grande Punto 1.3 JTD 90 CV. Esa oscilación se mantiene cuando se trazan curvas con el coche apoyado; en esas ocasiones el movimiento de la carrocería, si bien no llega a variar la trayectoria, puede restar confianza a quien lo conduce.

Con los cambios que Citroën ha realizado en la suspensión (lista de ellos), el C3 entra ahora en las curvas con más facilidad y responde mejor a los cambios de trayectoria. A pesar de ello, la dirección me sigue pareciendo mejorable: no es muy directa y al principio del recorrido del volante parece que gire poco.

En carreteras lentas, a un ritmo rápido, los movimientos de la carrocería en las curvas, unidos a que el asiento va más alto que en otros utilitarios y ofrece poca sujección al cuerpo, condicionan la conducción ya que hay que estar más pendiente de sujetarse que de otra cosa.

A pesar de los movimientos de la carrocería, el C3 es un coche estable y poco sensible a la deceleración en curva y a los cambios de apoyos rápidos. Tiene de serie control de estabilidad desconectable; de cualquier modo, no me parece necesario desconectarlo en condiciones normales porque no frena al coche salvo cuando realmente hace falta.

El motor de 1,6 l de cilindrada y 109 CV (más información técnica) me parece recomendable porque no tiene ninguna pega importante y tiene un buen rendimiento.

Como casi todos los tetracilíndricos turboalimentados es ruidoso, pero no tanto como otros de potencia similar, como por ejemplo el 1.5 CRDi de Hyundai o el 1.9 TDI del Volkswagen Polo 101 CV. En marcha y a velocidades legales por autovía, el ruido que predomina es el aerodinámico, acompañado por el rumor del motor. No es un motor que tenga un funcionamiento particularmente suave pero sí lo es más que el de Volkswagen. El 1.5 dCi que lleva el Renault Clio es mejor en este sentido.

Las prestaciones que hemos medido han sido normales para su potencia. Su mejor cualidad es su bajo consumo, pudiendo obtenerse medias inferiores a 7,0 l conduciendo por ciudad incluso con tráfico abundante. En el recorrido habitual por autovía gastó 6,5 l/100 km a una velocidad que permite recorrer 210 km en hora y media.

Cuando iniciamos la marcha desde parado, el motor es algo menos perezoso que el del Polo, pero tampoco resulta un prodigio de fuerza a bajo régimen. La entrega de potencia si se acelera a fondo es progresiva; en este aspecto queda en un punto intermedio entre el motor del Polo y el del Clio. Tiene fuerza hasta pasadas 4.500 rpm, aunque se puede estirar más allá de 5.000 rpm.

A diferecia del Clio de 106 CV o del Fiat Grande Punto de 120 CV, el C3 tiene un cambio de cinco relaciones en vez de seis. La quinta tiene un desarrollo de 46,4 km/h cada 1.000 rpm, casi similar al de la sexta del Clio (48,2); en viajes por autovía no es necesario recurrir a una marcha inferior ya que desde 90 km/h recupera sin problemas en esa relación. La palanca de cambios tiene un tacto pastoso y los recorridos no son precisos. A pesar de ello no es un cambio particularmente lento.

Los frenos, de disco en las cuatro ruedas, pueden llegar a detener en pocos metros el coche. Si se les somete a un trato más exigente del normal, con una única persona a bordo, se aprecian ligeros síntomas de fatiga. Los neumáticos de la unidad de pruebas eran unos Michelin Pilot Primacy.