El nuevo motor de 2.0 litros y 140 CV da buenas prestaciones y un consumo moderado. Citroën lo anuncia como de 143 CV pero, según la homologación, son 103 kW (140 CV).
En autovía, sin tráfico, con dos personas y poco equipaje, a una velocidad de crucero constante entre 130 y 140 km/h, con un promedio de 126 km/h, ha dado un consumo de 8,5 l/100 km.
En quinta, a 130 km/h se circula a 3.700 rpm. La velocidad punta (210 km/h) coincide prácticamente con el régimen de potencia máxima, por lo que se trata de un desarrollo del cambio más destinado a sacar partido de la potencia del motor que a conseguir consumo reducido. Por ello, la cifra de 8,5 litros, por autovía con muchas pendientes y descensos, a una velocidad de crucero entre 130 y 140 km/h puede considerarse buena.
Los factores que influyen a favor de un buen consumo son el motor y el coeficiente aerodinámico. En contra, la caja de cambios de sólo cinco marchas. Una sexta marcha sería beneficiosa para circular en autovía con el motor a un régimen más bajo, con un consumo y un ruido aún mejores.
El C5 es un coche muy silencioso y de funcionamiento muy suave. La versión anterior ya era silenciosa y estaba muy bien aislada de la carretera (prueba del anterior C5 2.2 HDi 136 CV ). En el C5 actual el silencio de marcha se ha incrementado gracias a las ventanillas laterales laminadas, que todavía insonorizan mejor el habitáculo.
Por este motivo, llevar el motor cerca de 4.000 rpm a 130 km/h sólo le resultará molesto a quien le importe que el motor gire rápido. El resultado práctico es que apenas se oye y que consume moderadamente.
Las prestaciones son buenas. Este C5 acelera y recupera mejor que un Audi A4 de los anteriores con el motor FSI de 150 CV (el nuevo Audi A4 no lleva este motor), también da mejores resultados que un Honda Accord 4p 2.0 i-VTEC que, con la misma cilindrada, da 155 CV de potencia y tiene un desarrollo en quinta ligeramente más corto. El Honda acelera un poco mejor, debido a su mayor potencia, pero en la recuperación en quinta, a medio régimen, pierde mucho terreno con relación al C5 2.0i 16v. El motor del C5 funciona mejor a medio régimen que el del Accord.
Hay coches, con motor de la misma cilindrada que aceleran más y recuperan mejor. Por ejemplo el Alfa Romeo 156 JTS, cuyo motor da 166 CV de potencia, un 15% más. Esta diferencia también se nota en el consumo.
A pesar de lo bien que va el motor, antes de contrastar los datos de mediciones me parecía que le faltaba fuerza. En comparación con los coches con motor turbodiésel, los que llevan motores de gasolina sin turbo dan la sensación de correr poco, salvo que se lleven altos de vueltas.
Igual que está aislado acústicamente, el C5 también circula aislado de las ondulaciones de la carretera. La suspensión hidroneumática resulta muy suave. Compagina esta suavidad con un agarre excepcional. En curvas lentas, con el coche muy inclinado a causa de las suspensiones blandas, todavía agarra con fuerza y se le puede exigir más, cuando ya parece imposible. En esas condiciones, con el coche muy apoyado e inclinado, se gira más el volante y el coche gira más, se mete más en la curva.
Una suspensión tan blanda resulta muy cómoda en autovía o carretera rápida, pero no lo es tanto en carretera con curvas muy cerradas, porque tanto balanceo puede resultar excesivo. No por un problema de estabilidad o de agarre, sino de comodidad.