La conducción del Tipo SW es, sencillamente, agradable. Volante, pedales y palanca del cambio se manejan con suavidad, la suspensión es blanda y proporciona un confort adecuado a los pasajeros.
El Tipo no tiene la suavidad de rodadura de modelos más costosos ni está igual de bien insonorizado, pero ello no implica que sea un coche molesto en los viajes. Como decimos en la prueba de la versión de cinco puertas, quien valore la precisión y un tacto general más directo, se sentirá más cómodo a los mandos de un Ford Focus o un SEAT León ST pero esto es algo que solo ocurre si se realiza una conducción muy ágil.
La versión que hemos probado es la que puede usar dos combustibles diferentes: gas licuado del petróleo (GLP) y gasolina. Por defecto, mientras tenga en el depósito, el motor del Tipo funciona con gas hasta que se agota. Esto es así salvo al arrancar —durante unos segundos usa gasolina— o si el conductor pulsa un interruptor en el salpicadero que fuerza a que use gasolina como combustible.
Para el conductor no hay diferencia alguna al volante se use el combustible que se use, ni en ruido, ni en suavidad ni en prestaciones (según nuestras mediciones, con gasolina es una décima de segundo más rápido acelerando de 80 a 120 km/h). Sí la hay en el bolsillo: aunque ambos tienen un poder calorífico similar, la densidad del GLP es menor que la de la gasolina y eso supone que el motor necesita más litros de gas que de gasolina para desarrollar el mismo trabajo. Pero, en la actualidad, el precio del Autogas es de casi la mitad (0,7 €/litro por 1,33 €/litro la gasolina de octano 95) y eso hace que su utilización sea más rentable.
Un ejemplo, nuestra prueba de consumo de referencia (un recorrido de ida y vuelta por autovía, hasta completar 144 km, buscando una velocidad media de 120 km/h): con gas el coste fue un 34% menor. Este porcentaje coincide con los datos homologados, que son alrededor de un 30% mayores con gas que con gasolina.
| Consumo | Consumo | Coste | Coste |
Gasolina octano 95 | 7,6 | 10,9 | 10,2 | 14,6 |
Autogas (GLP) | 9,6 | 13,9 | 6,8 | 9,7 |
El Tipo con el motor Diesel de la misma potencia (y con la carrocería de cinco puertas) consumió en el mismo trayecto 5,6 l/100 km de gasóleo (lo que supone 8,1 litros en todo el recorrido). Tomando el precio del gasóleo actual (1,25 €/l), el coste fue de 10,1 €, mucho menos que el de la gasolina y algo superior, pero muy poco, al del gas.
Algo llamativo de esta versión es que el ordenador no da información del consumo ni de la autonomía. No la da ni de la gasolina ni del gas. En un coche en el que usar uno y otro combustible marca una diferencia de coste notable, es una lástima que esto sea así porque dificulta planificar los viajes.
La instalación del equipo del gas se hace en fábrica, no a posteriori. Lo cual incluye variaciones en el motor —asientos de válvulas— para lograr la misma durabilidad que la versión exclusiva de gasolina. Entre estas solo hay 15 kg adiciones de peso. El depósito del gas (de 53 litros y en el que se almacenan 30 kg) está colocado bajo el piso del maletero, en el hueco destinado en otras versiones a la rueda de recambio (imagen).
El rellenado del depósito de gas es algo distinto al de un combustible líquido. Tras abrir la portezuela que de acceso a la válvula de llenado (la misma que la de la gasolina) hay que enroscar un adaptador metálico al cual se acopla la manguera del surtidor. La boquilla de la manguera se fija mediante una palanca y entonces hay que mantener pulsado un interruptor que hay en el surtidor; si se deja de pulsar, se interrumpe el paso del gas.
Durante la prueba, en algunos surtidores nos hemos encontrado con que, llegado un momento, el gas comienza entrar muy lentamente (a un ritmo de un litro cada minuto y cincuenta segundos). A diferencia de lo que ocurre con la gasolina y el gasóleo, el gas no deja olor en las manos ni mancha la carrocería.
Las prestaciones de esta versión son malas comparadas con otros coches de potencia semejante. Ha acelerado de 80 a 120 km/h en 9,1 s, mientras que el Tipo 5p con el motor Diesel de la misma potencia que este, empleó 7,6 s. Un Nissan Pulsar, con motor de gasolina de 115 CV, tardó 8,4 s y un KIA cee'd de 120 CV, 7,9 s. Durante la conducción no da la sensación de ser un coche lento y permite hacer adelantamientos en vías de un solo carril por sentido ocupando el contrario un tiempo razonable.
Lo que menos nos ha gustado del Tipo son sus luces. Fiat usa unas bombillas halógenas que dan una iluminación escasa, sobre todo si se compara con los sistemas actuales de ledes. A quien vaya a conducir de noche, le recomendamos montar los faros de xenón, que cuestan menos de 700 €.