El Focus C-Max era un monovolumen muy ágil y que podía ser nervioso en algunos casos; la posibilidad de sobreviraje cuando se desaceleraba en curva era mayor que en otros monovolúmenes como el Citroën C4 Picasso, el Renault Scénic, el SEAT Altea o el Volkswagen Touran.
Esta tendencia a sobrevirar es menor en el C-Max, quizá porque Ford ha aumentado la vía trasera 5 mm. Ahora, un Altea XL es algo más nervioso que un C-Max. No obstante, el control de estabilidad nos parece imprescindible para que el C-Max tenga el nivel de seguridad activa adecuado.
La versión que hemos probado tenía las ruedas 205/55 17" y neumáticos Continental ContiSport Contact 2. Las llantas de 17" nos parecen prescindibles, aunque no hacen al coche muy incómodo, y los neumáticos parecen tener menos agarre en seco y en mojado que los anteriores ContiSport Contact.
Con el motor de 2,0 l y 136 CV, el C-Max es muy rápido. Sus prestaciones son semejantes a las de turismos de su potencia. Aunque el motor llega con fuerza a 4.500 rpm, si se duda en qué marcha se debe empezar un adelantamiento, normalmente es mejor elegir la más larga.
Los desarrollos de transmisión son más cortos que en el Focus C-Max. Con ello ha ganado capacidad de recuperación, la aceleración no suele variar con las modificaciones en los desarrollos.
Este acortamiento en los desarrollos hará que se encuentren más a gusto con el coche quienes aprecien una buena reserva de aceleración en marchas largas, cosa que no tenía el Focus C-Max. Quienes lo que prefieren es el régimen más bajo posible cuando circulan a velocidad constante por autopista, en cambio, estarían más contentos con el anterior modelo.
Da la impresión de que el ruido y las vibraciones son menores que en el anterior modelo. Sigue sonando claramente a Diesel (por el timbre y por el volumen) cuando está frío y al acelerar mucho en marchas cortas. A velocidad constante por autopista suena más el aire que el motor; pese a ello, varias veces —cuando circulabamos en sexta— se nos fue la mano a la palanca de cambio para buscar la séptima (que afortunadamente no encontramos).
El consumo no ha variado mucho con el cambio de los desarrollos. En carreteras de sentido único a una media legal en España, está en torno a 8,0 l/100 km.
El consumo máximo que he medido, circulando rápido por carretera lenta, ha sido 12,0 l/100 km, muy semejante al que obtuvimos con el Focus C-Max.
En esta versión del C-Max he notado, en mayor medida que en otros modelos semejantes de Ford, la utilidad de variar la asistencia de la dirección. Hay tres niveles de asistencia y se puede hacer con los mismos mandos con los que se consulta la información del ordenador de viaje. Me parece que de los tres sobra el intermedio, que es difícilmente distinguible de los otros dos.
Dado que el tacto del coche es bueno en general, siempre lo llevaba en la posición de más asistencia, incluso en recorridos por carreteras con muchas curvas donde se necesita más la sensibilidad del volante. Si se conduce rápidamente pero dentro de los límites de adherencia, esta dirección con el ajuste más suave no es un inconveniente.