El Edge tiene un habitáculo muy amplio (tabla comparativa de mediciones del interior). Los ocupantes de las plazas posteriores disponen de mucho espacio para las piernas y para la cabeza. Pero además, la anchura entre puertas es superior a la de cualquiera de sus alternativas, por lo que se trata de uno de los todoterrenos en los que tres adultos caben con mayor desahogo (además, la plaza central es más cómoda de lo habitual porque el mullido no es especialmente duro). La distancia de centro a centro entre los dos anclajes ISOFIX de las plazas laterales es 51 cm, 1 cm menos de la que hay en un Mercedes-Benz GLE Coupé, por lo que es muy probable que con dos sillas infantiles quede entre medias un espacio razonable para que quepa un adulto.
Los ocupantes de estas plazas tienen a su disposición salidas de ventilación en la prolongación de la consola delantera y en la zona de los pies (bajo los asientos delanteros), pero Ford no da la opción de instalar un climatizador independiente, elemento que sí forma parte de la lista de opciones de muchos de sus competidores. Tampoco es posible desplazar longitudinalmente la banqueta de esta fila de asientos, aunque los respaldos sí tienen ajuste en inclinación (imagen). Ford no ofrece una versión del Edge con siete plazas, algo que sí es posible en algunos de sus rivales, como el KIA Sorento, el Audi Q7 y el BMW X5.
Las dos plazas laterales traseras pueden tener opcionalmente unos cinturones de seguridad con airbag. Se distinguen de unos convencionales, principalmente, porque la parte central es más acolchada (dentro se encuentra la bolsa inflable) y porque la hebilla tiene una forma distinta. Su colocación no requiere de ninguna habilidad especial y, una vez ajustado, no presenta diferencias de comodidad respecto a uno convencional. También forma parte de la lista de opciones un enchufe de 220 V y un sistema de calefacción para los dos plazas laterales.
A pesar de que el Edge tiene una carrocería muy voluminosa, no es un vehículo con un acceso especialmente incómodo porque las puertas abren en un ángulo muy amplio (sobre todo las traseras) y la banqueta está situada cerca del borde de la puerta. Además, al igual que ocurre en el Kuga, la parte inferior de la carrocería queda protegida de la suciedad por la propia puerta, un diseño que impide mancharse la ropa al acceder y salir del vehículo.
El volumen del maletero es 602 litros. Es más pequeño que el de algunas de sus alternativas por tamaño, como puede ser el Jaguar F-PACE (650 litros) y el Hyundai Grand Santa Fe (634 litros). El del KIA Sorento es prácticamente igual de grande (605 litros), mientras que el del Volkswagen Touareg es más pequeño (580 l). Bajo el piso del maletero hay espacio para una rueda de repuesto de emergencia (más pequeña que las otras cuatro) y para dejar algunas herramientas o pequeños bultos bien organizados (imagen).
Los respaldos de la fila posterior están divididos en dos secciones —en proporciones 60/40— que se pueden abatir individualmente bien desde una palanca en cada uno de sus extremos o bien al toque de los correspondientes botones que hay en la pared izquierda del maletero (imagen). Con ellos abatidos y el asiento del acompañante lo más adelantado posible, hay una distancia de 205 cm entre el respaldo del citado asiento y el borde de carga. Para volver a colocar los respaldos traseros en su posición de servicio hay que levantarlos a mano, una operación que requiere hacer bastante fuerza. El portón del maletero de las versiones con los niveles de equipamiento Titanium, Sport y Vignale tienen apertura y cierre automáticos con una función que permite su apertura pasando el pie por debajo del paragolpes, algo muy útil cuando se llevan las dos manos ocupadas.
Todo el habitáculo está bien surtido de huecos portaobjetos, la mayor parte de ellos de un tamaño muy generoso. Es especialmente grande el que hay bajo el reposabrazos central delantero, en el que cabe sin problemas una tableta de 10 pulgadas. También llama la atención el tamaño de los posavasos que hay tras la palanca de cambios, en los que latas de 33 cl de capacidad quedan colocadas a tal profundidad que hace incómoda su manipulación. La guantera principal, en cambio, es de un tamaño mucho más reducido, aunque suficiente para guardar sin problemas unos chalecos de alta visibilidad y la documentación del vehículo.
La distribución de los botones en el salpicadero es la habitual de Ford en sus modelos más actuales, como el Mondeo o el S-MAX. En los niveles de equipamiento Titanium, Sport y Vignale, la instrumentación se ve en una pantalla digital con tres áreas de información diferenciadas: en la parte izquierda se muestran los datos del ordenador de viaje y los parámetros modificables del vehículo; en la central se puede elegir entre las indicaciones del sistema de navegación, de la fuente de sonido seleccionada o del teléfono; y en la parte derecha aparece la información de los sistemas de ayuda a la conducción, el nivel de carburante disponible y la autonomía restante (imagen). Su visibilidad es buena en la mayor parte de las ocasiones, aunque se reduce notablemente cuando la luz del sol incide directamente sobre ella. Con el nivel de equipamiento Trend, la instrumentación es convencional de agujas con una pantalla central a color (no tenemos fotos de esta configuración).
En todos los casos, el sistema multimedia de serie es el que Ford denomina SYNC2, del que damos información detallada sobre sus características y funciones en la sección multimedia del Ford Mondeo. El manejo de este sistema se hace principalmente a través de una pantalla táctil a color de ocho pulgadas que también es de serie (imagen). A finales de 2016, Ford reemplazará el sistema SYNC2 por el SYNC3, que es más rápido, tiene más funciones y está preparado para funcionar con los protocolos de conexión Android Auto de Google y CarPlay de Apple.
En el salpicadero y en las puertas (las delanteras y las traseras) hay plásticos de tacto blando con un buen aspecto. La precisión entre las piezas que los componen es correcta y, en general, la sensación de calidad que transmite el Edge es buena, si bien es cierto que no llega al mismo nivel de lujo que transmite un Audi Q7, un Mercedes-Benz GLE y un Volvo XC90.