La herencia de Volkswagen se identifica en algunos puntos del habitáculo del Ford Explorer. Por ejemplo, la instrumentación (imagen) y el plafón de iluminación del techo son los mismos. También los mandos de los elevalunas de la puerta del conductor que, como en el Volkswagen ID.4, consisten en dos botones y un conmutador táctil con la palabra REAR para cambiar entre ventanillas delanteras y traseras. Es una solución que nunca nos ha gustado y que en el Explorer nos sigue pareciendo mala.
La instrumentación se ve en una pantalla de 5,3 pulgadas situada tras el aro del volante que se mueve solidariamente con él (el volante es ajustable en profundidad y altura). En ella se consultan datos de conducción esenciales (velocidad, carga de la batería, autonomía) y otros adicionales como las indicaciones del navegador y del programador de velocidad (imagen). La manera en la que está ordenada la información es idéntica a la de los modelos del Grupo Volkswagen.
El protocolo para arrancar el coche (pisando el pedal del freno) y seleccionar la marcha (a través de una palanca giratoria en la columna de la dirección, imagen), también son de Volkswagen y, en este caso, se agradece que así sea por lo fácil que resulta su manejo.
Pero, a pesar de todas estos puntos en común, hay otras partes, más conspicuas, que son bien distintas a Volkswagen y que dan al interior un aspecto coherente con otros modelos de actual gama de Ford. Es el caso de la pantalla central, de 14,6 pulgadas. Está dispuesta en vertical, al estilo del Mustang Mach-E y su altura e inclinación es ajustable manualmente. En su posición más elevada queda prácticamente en ángulo recto con el piso del coche y, al menos a mí, me resulta difícil de ver y manejar. Es más fácil consultar la información si se desplaza un poco hacia abajo.
Detrás de la pantalla hay un cajón con dos puertos USB de tipo C al que Ford llama My Private Locker (mi cajón privado). Lo llama así porque este cajón queda oculto cuando bajamos la pantalla a su posición inferior, de tal manera que, al bloquear el coche desde fuera, la pantalla también se queda bloqueada en esa posición e impide que un posible ladrón pueda subirla y acceder al hueco (es este hueco cabe, por ejemplo, una cartera).
El interfaz del equipo multimedia es sencilo y cuesta poco aprender dónde esta cada función. La organización recuerda a la del Mustang Mach-E, pero también hay menús que son más próximos a los que emplea Volkswagen (como el del ordenador de viaje). Ford ha integrado en la franja inferior los controles del climatizador, que siempre están visibles y que se localizan con facilidad porque tienen un tamaño adecuado. La regulación del volumen del audio y la activación de las cámaras externas se hace a través de una superficie táctil que hay debajo de la pantalla (imagen).
En la consola central hay multitud de lugares donde guardar objetos. Uno de ellos es una superficie para la carga por inducción de teléfonos móviles (solo hay espacio para uno). Hay otro hueco debajo del reposabrazos central que, de acuerdo con Ford, tiene 17 litros de capacidad y en él se puede guardar un ordenador portátil de 15 pulgadas (imagen). La parte negativa de esta consola central tan prolija en huecos es que su construcción no es sólida y se mueve a poco que se tire de ella para los lados. Durante la conducción no hemos detectado ningún ruido procedente de ella, pero es un tanto decepcionante que esta pieza no sea más robusta.
La calidad general es correcta, sin fallos alarmantes más allá de la citada consola central, pero sin alardes. El plástico de la parte superior del salpicadero es duro, los paneles superiores de las puertas delanteras tienen un ligerísimo acolchado (en las traseras hay plástico rígido) y el tacto del cuero artificial de los asientos y las puertas es bueno.
El acceso al habitáculo resulta sencillo tanto en la fila delantera como en la trasera. Tampoco hay problemas en lo que respecta al espacio, que es generoso en ambas filas. En el Ford Explorer pueden viajar holgadamente cuatro adultos de 1,85 metros de estatura. En la fila posterior hay 77 centímetros de distancia entre respaldos (colocando el asiento del conductor a 100 cm del pedal del freno), un valor similar al del ID.4 (78 cm). La altura hasta el techo también es buena y permite que personas de en torno a 1,90 metros se puedan acomodar sin tener que doblar el cuello. La distancia entre puertas no permite que tres adultos de corpulencia normal encuentren una postura cómoda, lo que por otra parte es lo normal en los vehículos de la categoría del Explorer (tabla comparativa de mediciones del interior).
Los pasajeros de la fila posterior disponen de dos salidas de aire orientables en la consola central y de dos puertos USB, pero no pueden realizar ningún ajuste en el climatizador. En las puertas hay huecos para botellas de medio litro y el respaldo de la plaza central se puede abatir para utilizarse como reposabrazos. El piso es prácticamente liso (hay una joroba minúscula en la parte central).
El maletero —solo hay uno, el trasero— tiene un volumen de 470 litros. Es más grande que el de un Volvo EX40 (441 l), similar al de un Nissan Ariya (468 l) y más pequeño que el de un BMW iX1 (490 litros), un Volkswagen ID.4 (543 l) y un Škoda Enyaq (585 l). Los respaldos de los asientos son abatibles en dos porciones, 60/40, si bien hay una trampilla en el centro que permite trasportar objetos alargados sin inutilizar las plazas laterales. La apertura del portón es manual con el equipamiento de serie y eléctrico con el nivel Premium.