La versión de cuatro puertas del Focus (Ford la llama Focus Sedán) tiene un precio que varía desde los 14.825 € del 1.6 100 Trend hasta los 21.095 euros del 2.0 TDCi Titanium. El Focus de cuatro puertas cuesta 650 € más que el de cinco (que Ford denomina Focus Berlina), excepto las versiones 2.0 —tanto de gasolina como diesel— en las que el de cinco puertas es 850 € más caro que el de cuatro, con igual equipamiento.
La gama de motores es la misma que la de la versión de cinco puertas, compuesta por tres motores de gasolina (1,6 l de 101 y 114 CV, y 2,0 l de 146 CV) y cuatro motores Diesel (1,6 l de 90 ó 109 CV; 1,8 l de 116 CV; y 2,0 l de 136 CV).
Todos llevan cambio manual de 5 velocidades, excepto el 2.0 TDCi que tiene 6 y el Diesel de 109 CV que tiene una automática con variador CVT; además, se puede elegir el 1.6 de 100 CV con una caja automática de 4 relaciones (con convertidor de par hidráulico).
Está disponible en tres niveles de acabado: Trend, Ghia y Titanium. El equipamiento del nivel inicial es abundante: airbags frontales de doble efecto (el volumen de inflado depende de la intensidad de choque), airbags de tórax laterales, airbags de cortina, antibloqueo de frenos (ABS), faros antiniebla, retrovisores exteriores eléctricos y con desempañado, aire acondicionado o radiocasete.
El Ghia, además, tiene radio CD, climatizador bizona, programador de velocidad, luces y limpiaparabrisas automáticos, llantas de aleación y retrovisor interior con oscurecimiento automático; opcionalmente puede tener elementos como apertura sin llave, navegador, tapicería de cuero o asientos eléctricos. El Titanium, además de una tapicería interior parcialmente en cuero, tiene radio CD con MP3.
El control de estabilidad (IVD) es opcional para toda la gama y cuesta 350 €. Hace también las funciones de control de tracción y de distribución de potencia de frenado.
Opcionalmente se pueden encargar, entre otros elementos, navegador, diferentes tipos de equipos de música, conexión a teléfonos BlueTooth, que puede estar integrado en la pantalla del navegador (aunque con alguna falta de ortografía, faros de xenón (700€), sistema de ayuda al aparcar (430 €), cortinillas traseras enrollables ocultas en los revestimientos de las puertas (75 €) o rueda de repuesto de tamaño normal (50 €, la de serie es de tamaño de emergencia).
El sistema de entrada y arranque sin llave (junto con alarma antirrobo, 375 €) funciona mejor que en otros coches. Distingue bien dónde está la persona que lleva la llave, de forma que hasta que ésta no accede al interior, no deja que otras lo hagan. Tampoco deja que quien no lleva la llave abra el maletero, incluso después de abiertas las puertas. Lo único que no nos ha gustado es que el botón interior para bloquear las puertas no indica si están cerradas o no.
Los faros halógenos con alumbrado en curva (350 €) son satisfactorios por su movimiento hacia la parte de la carretera que deben iluminar, pero su intensidad y alcance no destacan; son claramente peores que las que tienen los faros de xenón de este mismo modelo, que son muy buenas.
El mando del ordenador de viaje también sirve para cambiar algunos ajustes. Nos ha parecido complicado acostumbrase a su manejo. La dirección tiene tres ajustes posibles (confortable, estándar y deportiva), pero no hemos sido capaces de notar la diferencia entre ellos.
Los mandos de la radio en la columna de la dirección, de serie con la radio-CD, tienen un aspecto poco cuidado, pero es muy fácil acostumbrarse a manejarlos sin apartar la vista.
El Focus Sedán mide 4.488 mm de largo, 1.840 mm de ancho y 1.447 mm de alto. La batalla es de 2.640 mm, igual que el resto de la gama Focus, el Volvo S40 o el Mazda 3, modelos que comparten la «plataforma C1» de Ford.
Entre las alternativas al Ford Focus Sedán, teniendo en cuenta sus dimensiones y precio, se encuentran: Renault Mégane Sedán, Toyota Corolla 4p, Mazda 3 SportSedan, Volvo S40, Nissan Almera 4p o KIA Cerato.