Lo que distingue al Ford Focus RS es su respuesta en curva y su extraordinaria facilidad para variar la trayectoria en pleno apoyo. Para lo bueno y para lo malo, las acciones del conductor sobre el volante, los frenos y el acelerador tienen una repercusión sobresaliente e inmediata en la trayectoria. El Focus RS exige una conducción necesariamente ordenada y de calidad. Un conductor con el necesario nivel para conducir muy rápido puede aprovechar esta agilidad para colocar en cada momento el coche de la forma más apropiada para abordar una curva.
Donde más partido se puede sacar a su agilidad es en carreteras muy lentas. Si bien no he conducido todos los coches del mercado, no recuerdo ningún otro —salvo el Peugeot 206 RC— que dé tanta sensación de agilidad cuando se abordan horquillas de primera y segunda velocidad a ritmo rápido.
Dado que es tan sensible a una conducción ordenada, hay que frenar con el volante recto y evitar hacer correcciones cuando está fuertemente apoyado. Si las ruedas traseras se descargan de peso en una curva, pueden deslizar con facilidad. Por ello, para progresar en una curva de forma segura y con la máxima adherencia hay que comenzar a acelerar pronto para mantener un apoyo grande sobre el eje trasero. Los neumáticos de nuestra unidad de pruebas eran unos Continental ContiSportContact en medidas 235/35 R19, hinchados a las presiones recomendadas por el fabricante.
Tiene control de estabilidad y está ajustado para que entre en funcionamiento cuando la pérdida de trayectoria es importante. Durante el tiempo que he probado el Focus RS nunca lo he desconectado y me parece que es muy poco recomendable hacerlo en un coche tan vivo de reacciones.
La motricidad me parece muy buena teniendo en cuenta la fuerza que puede hacer el motor. Al menos sobre asfalto seco el Focus RS siempre permite salir de las curvas con gran aceleración. Se nota que tracciona bien porque, aunque se pise el acelerador considerablemente con la dirección muy girada, sigue ganando velocidad con rapidez. No lo he probado en carreteras muy deslizantes.
El RS tiene una suspensión delantera completamente diferente a la de cualquier otro Focus y un diferencial autoblocante delantero (fabricado por Quaife).
La estabilidad en línea recta es buena siempre que se conduzca a velocidad sostenida. No lo es durante fuerte aceleración, porque las ruedas delanteras tienen una acusada tendencia a seguir las roderas de la carretera (aunque a simple vista sean imperceptibles) y moverse de un lado a otro si la adherencia del asfalto no es perfectamente uniforme.
Los frenos me parecen mejorables porque el tacto del pedal no es especialmente bueno (como algunos conductores requerirán en un vehículo de estas características) y las distancias de frenado han sido algo largas, al menos en nuestra unidad de pruebas. La resistencia al calentamiento me parece correcta, aunque no sobresaliente.
El motor tiene una potencia muy grande y su respuesta recuerda a la de algunos motores turboalimentados de hace algunos años, porque da un empujón muy fuerte a medio régimen; por debajo no falta fuerza para moverse en una conducción cotidiana, pero a unas 2.500 rpm su respuesta cambia considerablemente. Aunque su potencia máxima es a 6.000 rpm llega hasta unas 7.000 rpm con fuerza.
El motor es muy sensible a pequeños cambios de presión sobre el acelerador, tanto que todos los miembros de km77.com que hemos conducido el Focus RS hemos coincidido en la dificultad para mantener una velocidad perfectamente constante. A mí, es lo que más me ha incomodado (más que la dureza de la suspensión) a la hora de conducir varias horas seguidas.
Su consumo no es exagerado en una conducción a ritmos dentro de las limitaciones de velocidad y de forma suave, sin dar acelerones. Según mi recorrido de consumo ha gastado 9,6 l/100km en un recorrido por autovía a una media de 122 km/h. Este dato de consumo es el que marca el ordenador; el real puede ser algo mayor, pero no hemos podido hacer las comprobaciones necesarias porque no se puede llenar completamente el depósito (rebosa la gasolina por la parte inferior de la carroceria cuando se trata de meter combustible una vez que la desconexión del surtidor ha saltado por primera vez).
La autonomía es escasa, tanto porque el consumo puede ser alto como porque tiene un depósito pequeño. Cuando quedaban 4 km de autonomía (según el ordenador) sólo le entraron 53 l de combustible. Según la ficha el depósito del Focus RS tiene 62 l (el resto de los modelos de la gama tienen 55 l). El motor del Focus RS está preparado para funcionar con gasolina de octano 95.