Por primera vez, Ford ofrece un Focus ST con motor Diesel. Su potencia, de 185 caballos, es inferior a la del motor de gasolina, que da 250 CV, un 35 por ciento más. Las dos versiones tienen sistema de Start&Stop. Funciona con suavidad y rapidez en ambos casos. Las paradas del motor en las detenciones permiten reducir el consumo en ciclo urbano de la versión de gasolina con relación al Focus ST anterior (ficha técnica comparativa de la Berlina y del Sportbreak).
He probado las dos versiones en carreteras de curvas con el asfalto mojado y, en algunas zona de sombra, con trazas de hielo. En esas condiciones de agarre, delicadas, cuando se pretende aprovechar las posibilidades del motor, la versión con motor Diesel resulta menos exigente que la de gasolina.
La versión de gasolina, por zonas lentas, se lleva con una o dos marchas menos que la Diesel, y al acelerar, con tanta potencia, la respuesta es más brusca. Sobre asfalto seco probablemente importe menos la diferencia pero, cuando desliza, el Focus Diesel requiere menos atención y pericia del conductor para ir rápido que el de gasolina. Es posible, incluso, que a la misma velocidad de paso por curva, con el suelo deslizante, el Diesel resulte menos exigente. Pero eso es difícil de medir.
En los coches que he conducido, la versión de gasolina llevaba llanta de 19 pulgadas y neumático de perfil más bajo que la versión Diesel, que llevaba llantas menores y neumáticos con un flanco más alto. Los neumáticos también eran diferentes. La versión de gasolina llevaba unos Michelin y la Diesel unos Goodyear. Todos estos factores influyen en la respuesta de uno y otro. La versión Diesel daba mayor confianza que la de gasolina, con la que se notaba claramente más cómo al acelerar las ruedas tiraban de la dirección hacia uno y otro lado. Más impresiones y detalles en el blog Teletransporte.
El motor de gasolina tiene fuerza en toda la gama de revoluciones y es posible llegar al límite del régimen de giro inadvertidamente en varias marchas. La entrega de potencia decae poco al pasar el régimen de potencia máxima y uno espera que siga subiendo de vueltas todavía durante un tiempo, pero el limitador corta antes de llegar a 6500 rpm. En el Diesel es al contrario. No sirve de nada apurar el motor en la zona alta del cuentarrevoluciones. Mucho mejor cambiar pronto de marcha para aprovechar la entrega de potencia a medio régimen.
El Diesel tampoco suena como el de gasolina, pero tiene un sonido que a mi juicio no desentona con la pretensión de coche deportivo. Suena a Diesel, sí, pero no traquetea en exceso.
La diferencia de precio entre un motor y otro es pequeña, por lo que ese factor apenas debe influir en la decisión de compra. Sí influye de forma notable la diferencia de consumo, especialmente cuando se pisa el acelerador con ganas. En carretera de curvas, la versión de gasolina me ha dado un consumo de prácticamente el doble que la versión Diesel, según el ordenador del coche. Alrededor de ocho litros con el Diesel y más de 14 litros cada cien kilómetros con el de gasolina. Las condiciones no eran equiparables, por lo que esta diferencia no tiene más valor que el orden de magnitud. En autopista, esta diferencia debe ser muy inferior, pero entiendo poco probable que alguien adquiera un Focus ST para viajar asiduamente por autopista o autovía.
La suspensión absorbe muy bien las irregularidades del piso, en las dos versiones, y logra, junto a los neumáticos, el equilibrio a un nivel muy alto para compaginar una elevada velocidad de paso por curva con sensación de seguridad y comodidad. Aun así, el paso por curva puede llegar a ser muy rápido y en asfalto con humedades frías e inesperadas es necesario ser precavido y disponer de mucho margen de reacción.
La dirección no tiene la misma desmultiplicación en toda la zona de giro. Es más rápida cuanto más girado esté el volante, para conseguir mejor estabilidad en línea recta y más rapidez de reacción en las curvas. El tacto es bueno y en carreteras de muchas curvas se agradece que sea tan directa, porque hay que manotear menos sobre el volante. Su inconveniente es que el radio de giro es grande. El Focus ST Berlina requiere 1,5 metros más de anchura que un Focus Berlina con ruedas menos anchas y dirección más lenta (ficha comparativa entre el ST y el Sport 1.5 Ecoboost de 182 CV).
La caja de cambios sólo puede ser manual, de seis relaciones. El funcionamiento es rápido y preciso, prácticamente idéntico con ambos motores. En función de la posición del asiento, que tiene unos salientes pronunciados para recoger bien el cuerpo en curvas, el acceso a la palanca de cambios puede verse entorpecido porque el codo choca en el respaldo. Los conductores que prefieran conducir con el asiento muy bajo y cerca del volante serán los que mayores dificultades puedan encontrar para manejar la palanca sin verse entorpecidos por el respaldo.
El tacto de los frenos es bueno y no dieron ningún síntoma de fatiga por las carreteras en las que circulamos.