Muchos elementos mecánicos son semejantes al Fiesta, pero el hecho de que varíen el peso y las dimensiones hace que den necesariamente otro resultado.
La gama de motores es igual que la del Fiesta, salvo que no lleva los de gasolina menos potentes (más información sobre los motores del Fiesta).
Estará disponible, por tanto, con el 1,4 litros de 79 CV, el 1,6 de 101 y el Diesel TDci de 68 CV. En todo caso, las prestaciones y el consumo son peores que en el Fiesta. Las diferencias en el consumo medio no son grandes (en torno a una décima de litro cada 100 km). La aceleración disminuye mucho y lo hace aún más la velocidad máxima, debido a que el Fusion tiene más resistencia aerodinámica.
Con todo, el consumo es muy bajo comparado con el de los monovolúmenes entre 4 y 4,2 m de longitud, e incluso con el de otros de tamaño inferior, como el Mercedes Clase A largo. Es particularmente llamativo el consumo medio del Diesel: 4,4 l/100 km.
Con un centro de gravedad más alto, vías más estrechas y ruedas más grandes, las reacciones del Fusion tienen que ser necesariamente distintas a las del Fiesta, aunque el tipo de suspensión sea el mismo.
Según Ford, la suspensión del Fusion está prevista para que resulte confortable también sobre suelo irregular, algo difícil de conseguir si esa suspensión no es más blanda de lo normal.
Las ruedas son enormes para un coche de esta potencia y peso: 195/60 15; incluso el Diesel de 68 CV lleva estas ruedas. No solo son muy anchas, también tienen un diámetro mayor de lo normal en un utilitario. La faceta positiva de esto es que, cuanto mayor diámetro tenga la rueda, menos sensible es a los baches.
Según Ford, que la altura libre sobre el suelo sea algo mayor de lo normal, y que las ruedas sean tan grandes es para: «combatir limitadores de velocidad, bordillos y otros desafíos urbanos» (sic).