Ford Mondeo 2.0 TDdi 115 CV (2001) | Muy cómodo y estable

12/03/2014 |Juan Manuel Pichardo

El Mondeo anterior iba bien de estabilidad y éste va mejor. En carreteras lentas es sorprendentemente ágil para su tamaño; no es que sea un GTi de 4 metros, pero no parece que mida lo que mide.

En las rápidas tiene casi todo lo que hace a un coche agradable de conducir rápido o despacio: sigue bien el movimiento del volante, admite irregularidades en el suelo sin variar mucho la trayectoria, no se balancea ni cabecea en exceso y no le afecta especialmente el viento. Tiene tacto de coche grande y, aunque no llega al nivel de un Audi A6 o un BMW Serie 5, sí está por encima de la media en este tipo de carreteras. No es tanto un coche «de conducir», como podrían serlo un Alfa Romeo 156 o un Nissan Primera, pero —más que estos dos y que la mayoría— es un coche «de viajar».

Aunque técnicamente sería posible (la centralita electrónica tiene capacidad para ello), el Mondeo Diesel no puede llevar control de estabilidad. A estas alturas, es un atraso que sea así.

También es un coche cómodo de suspensión. Tiene la flexibilidad de rueda y el recorrido de suspensión necesarios para que, en condiciones desfavorables como un fuerte apoyo, no transmita en exceso a los pasajeros el movimiento de las ruedas.

Lo que lo hace menos cómodo de lo que podría ser es también el ruido. Al margen del que hace el motor, la unidad de pruebas que hemos tenido tenía un extraño ruido aerodinámico en la parte izquierda y no cerca de los retrovisores (que suele ser lo normal). En las plazas traseras (que están muy lejos de las delanteras) no se oye tanto el aire, pero sí las ruedas. No es para quedarse sordo, desde luego, pero quien aprecie especialmente el silencio tiene otros coches para elegir.