La historia del Mustang es larga, pues el modelo lleva vendiéndose desde 1964, con más de una docena de carrocerías distintas, decenas de motores utilizados y varios millones de vehículos vendidos. Junto con el Corvette y el Camaro de Chevrolet y el Firebird de Pontiac, han sido y son los auténticos representantes de los «muscle-car» (coches-músculo, es decir, potentes sobre todo) también llamados «pony-car» (coches para «cabalgar», para rodar muchos kilómetros).
Aunque los primeros modelos llevaban un humilde 6 cilindros de 2.8 litros y 101 CV, y un cambio manual de sólo 3 velocidades, algunas versiones como el GT-500 creado por Carroll Shelby (el creador del AC Cobra) llevaban hasta un V8 de 7 litros y 400 CV. Tal es el éxito y carisma de este coche en EE.UU. que en su frontal no lleva el anagrama de Ford, sino el suyo propio, un «mustang» (raza de caballos de ese país) al galope.
Repleto de cromados, con llantas de radios, motor V8 de 4.7 litros y 210 CV de serie, y caja manual de cuatro velocidades, el Mustang Fastback de los 60 se ha utilizado en numerosas películas, casi siempre asociado al policía bueno o al detective duro, que tenían en él un gran aliado en sus acciones diarias, en especial en las persecuciones.