El i30 es un coche en el que prima el confort sobre una respuesta ágil y directa. No es un ocche torpe ni inestable, pero no tiene ni una suspensión ni unos neumáticos que lo hagan ágil.
Donde más satisfactorio me ha parecido es en ciudad y alrededores. En este entorno es un coche cómodo por suspensión y sonoridad, y resulta muy agradable de conducir. También es un coche recomendable para viajar a ritmo normal por cualquier tipo de carreteras, especialmente las más rápidas.
Mecánicamente, el i30 comparte muchos elementos con el KIA cee'd. Nosotros hemos apreciado diferencias entre ambos: el KIA que hemos probado tenía cierta agilidad de reacciones y un tacto que puede satisfactorio para quien disfrute conduciendo porque balancea poco y puede cambiar de dirección rápidamente, algo que no sucede en la misma medida en el Hyundai.
También hay diferencias en la dirección, algo más dura en el modelo de KIA. La del Hyundai i30 es muy blanda, lo que facilita la conducción en ciudad pero la hace más sensible en carretera a velocidades altas. También resulta poco informativa e imprecisa, algo en lo que quizás tengan que ver los neumáticos (Kumho Solus KH15 de medida 205/55 16) de flanco poco rígido.
En todo caso, el i30 es un coche seguro. No tiene reacciones que puedan pillar por sorpresa al conductor salvo, quizás, en frenadas muy fuertes. Si esto sucede, el control de estabilidad (de serie en todas las versiones) entra en funcionamiento evitando que vaya a más.
El motor Diesel de 116 CV, que es el que hemos probado, tiene una respuesta suave y suficiente fuerza durante el régimen en el que gira habitualmente un motor por ciudad, es decir, a medio y bajo régimen.
En este último caso, a bajo régimen, se desenvuelve mejor que muchos otros turbodiésel actuales. No presenta ninguna dificultad la tarea de iniciar la marcha desde parado o salir de un ceda el paso a poca velocidad en segunda marcha. Por su respuesta al acelerador, va igual de bien en carreteras lentas si hay que acelerar intensamente con frecuencia y en las rápidas donde la velocidad es mayor y la aceleración, menor.
La zona de mejor respuesta del motor está entre 1.800 y 4.000 rpm. Cuando supera las 4.000 se nota que comienza a perder fuerza aunque el motor continua subiendo de vueltas con facilidad hasta que llega a 4.500 rpm, momento a partir del cual se vuelve muy perezoso.
Según nuestras mediciones, la unidad que hemos pruebado no ha sido particularmente rápida: el KIA cee'd, con el mismo motor y desarrollos, necesitó menos tiempo en todas las mediciones. Un Citroën C4 HDI (110 CV), un Opel Astra 5p 1.7 CDTi (100 CV) o un Mazda3 CRTD (109 CV) también han sido más rápidos.
El i30 1.6 CRDi tampoco ha destacado por tener un consumo muy bajo. En un recorrido por carretera de más de un carril por sentido, a una media de 133 km/h, gastó 6,5 l /100 km (a 120 km/h en quinta, el motor gira a 2.700 rpm)); en ese mismo recorrido un Mazda3 1.6 CRTD gastó 5,7 l/100 km. En ciudad y alredores, conduciendo con suavidad, el consumo medio del i30 es de alrededor de 8,0 l/100 km.
Con la caja de cambios manual de cinco velocidades, los desarrollos están ajustados para alcanzar la velocidad máxima a 4.235 rpm, cuando el régimen de potencia máxima es 4.000 rpm. La caja de seis velocidades que tiene la versión de 2,0 l le sentaría muy bien a esta de 1,6; de esta forma el consumo a velocidad constante disminuiría y el ruido del motor podría ser menor.
La palanca del cambio tiene un manejo correcto: las marchas entran con facilidad, los recorridos no son largos y es suficientemente rápida. Con la caja automática de cuatro marchas, la velocidad y la potencia máxima se alcanzan casi simultáneamente.