El umbral inferior de la puerta del Grand Cherokee está a 521 mm de suelo (514 con la suspensión neumática), así que acceder al habitáculo requiere impulsar el cuerpo, lo que puede suponer un inconveniente para algunas personas. Por el contrario, esa altura facilita colocar a un niño en su asiento infantil, puesto que no hay que agacharse para colocarlo.
Al abrir la puerta del conductor el asiento retrocede al máximo y el volante se acerca al salpicadero, dejando un espacio muy amplio para que el conductor se acomode. Tanto que es posible que a algunas personas les cueste llegar al botón de arranque, acción necesaria para que el asiento retome la posición memorizada. Esta función se puede desconectar.
Los asientos delanteros son cómodos y sujetan adecuadamente el cuerpo para una conducción normal. En el «Overland» están tapizados de piel, tienen calefacción, ventilación y ajustes eléctricos (con dos memorias). La sensación de calidad es mucho mayor que en el modelo anterior. En parte porque la única versión en la que nos hemos podido subir tenía la parte superior del salpicadero y las puertas recubiertas de cuero, aunque no estaba cosido ni ajustado con tanta precisión como en otros coches —generalmente más costosos— en los que también se usa la piel como recubrimiento.
Los plásticos que hay a la vista son duros y parecen robustos. A pesar de su buen aspecto, en nuestra unidad de pruebas ya había alguna raya en el de la tapa de la guantera y en las guías de los cinturones, por lo que parece que la superficie queda marcada con facilidad. Otros materiales de recubrimiento son la madera y el plástico pintado (con buena apariencia).
Jeep ha mejorado algunos detalles pobres de modelos anteriores, como el cable a la vista que salía del retrovisor interior y que ahora va oculto dentro de una pieza de plástico, pero los ajustes no son tan buenos como en modelos como el BMW X5. Por ejemplo, la tapa del portagafas no queda igualada con el plástico que hay a su alrededor y entre el tapizado del techo y el parabrisas se puede meter un dedo.
La instrumentación se lee con facilidad (imagen). En la pantalla que hay entre el velocímetro y el cuentarrevoluciones se visualizan datos del ordenador de viaje y del «Selec-Terrain», el mando que gestiona los modos de conducción. Para mi gusto, Jeep no ha resuelto bien cómo se muestran algunas informaciones del ordenador. Por ejemplo, el consumo medio y la velocidad media aparecen en pantallas distintas. Para ir de uno a otro hay que salir de la pantalla actual, buscar en un listado lo que se quiere ver y entrar a esa pantalla. La pantalla tiene un tamaño suficiente para mostrar ambos datos simultáneamente.
A diferencia del Grand Cherokee anterior, todos los mandos relacionados con la conducción todoterreno están agrupados: reductora, control de velocidad en descensos, suspensión neumática y del «Selec-Terrain».
Todos los mandos están iluminados (imagen). La guantera (imagen) y el cajón central tienen el fondo tapizado o recubierto con una goma (respectivamente) para evitar ruidos de las cosas que depositemos dentro. En las bolsas de las puertas, que tienen dos huecos, uno destinado a una botella, no hay ningún elemento de recubrimiento.
Las plazas delanteras son muy amplias y ahora la altura es considerablemente mayor. En el anterior, un conductor de poco más de 1,90 m de estatura iba muy cerca del techo; en el actual, cabe sin sensación de agobio. En las traseras hay anchura suficiente para tres adultos, a costa de que el de la plaza central vaya más incómodo porque el respaldo es muy duro y es convexo en vez de cóncavo. Los respaldos pueden colocarse en dos ángulos de inclinación (hay 24º de diferencia; imagen). El que es casi vertical permite ganar unos centímetros en el maletero. Estas plazas traseras tienen luces de lectura, salidas de ventilación en los pies y en la consola, y calefacción en los asientos.
El apoyacabezas central no es más que una pequeña pieza que apenas se eleva unos centímetros del borde del respaldo. Los otros dos quedan más altos pero son inadecuados para gente de estatura elevada (a pesar de que hay distancia de sobra al techo).
Si se abaten los asientos traseros para ampliar la zona de carga, los apoyacabezas de esas plazas pivotan hacia delante automáticamente. De esta forma no es necesario quitarlos para conseguir una superficie plana.
El maletero tiene poca altura porque bajo el piso está, en un doble fondo, la rueda de repuesto (imagen). Es de tamaño (245/65 R18) distinta a las otras cuatro (265/50 R20). El suelo y las paredes están tapizadas (han desaparecido los plásticos que se rayaban con facilidad en modelos anteriores), tiene varios ganchos para colgar bolsas de la compra, una toma de 12 V y una linterna recargable.
El equipaje se oculta con una bandeja enrollable. No hay ninguna red para colocar verticalmente y separar el habitáculo de la zona de carga; es un elemento imprescindible si se va a utilizar la altura disponible hasta el techo.
Para cargar el maletero hay que salvar una distancia grande al suelo puesto que el piso está a 81 cm, que es mucho (imagen).
El portón tiene un mecanismo eléctrico de apertura y cierre. Aunque tiene un sensor que detiene el movimiento si hay un obstáculo, emite señales acústicas (varios pitidos) y visuales (los intermitentes) para advertir de su funcionamiento y evitar que, por ejemplo, golpee a alguien que pase a su lado. También se puede abrir únicamente la luna. De este modo es posible meter o sacar pequeños bultos aunque el coche esté aparcado muy cerca de una pared.
El alumbrado del maletero está en la cara interior del portón. Es preferible a que esté en los laterales del maletero, porque así las luces no quedan ocultas por el equipaje. En el lateral izquierdo del maletero hay una linterna recargable (imagen).