La sensación de calidad que da este modelo de Lexus es muy alta. Los materiales empleados y los ajustes entre piezas son una referencia dentro de esta categoría de coches.
Hay detalles que no se encuentran habitualmente, como los parasoles o los montantes delanteros, que están tapizados del mismo tejido que el techo y que es muy suave al tacto. También destaca por el tacto de algunos mandos, como el pedal del freno de estacionamiento, la suavidad con la que se accionan los tiradores exteriores de las puertas, se abren las tapas de los diversos compartimentos para guardar objetos y suben y bajan las ventanillas.
El plástico de tacto blando abunda por todo el habitáculo, incluso en lugares en los que no suele ser normal encontrarlo, como la prolongación de la consola, y la totalidad de los paneles de las puertas. Donde no se emplea este tipo de plástico hay cuero o unos plásticos pintados de aspecto metálico.
El plástico duro y sin pintar se reserva únicamente para las salidas de la ventilación de los extremos del salpicadero, las piezas que rodean a la palanca de cambios y a la del freno de mano, la base de los asientos o la parte final de la prolongación de la consola, donde están las salidas de aire traseras.
La mayoría de los huecos que hay para depositar objetos están recubiertos de un material para evitar que hagan ruido. La guantera, de buen tamaño, tiene cerradura y está iluminada. También está iluminado el cajón que hay entre los asientos delanteros.
Tanto los asientos de cuero como los de «tejido deportivo» que tenían las unidades que hemos probado recogen satisfactoriamente el cuerpo (imagen). A algunas personas quizá les parezcan algo blandos, a otros les resultarán muy confortables. En algunas versiones tienen calefacción y/o ventilación. También están forrados de cuero el volante, que tiene un tacto muy suave, el pomo del cambio, el tirador del freno de mano y parte de los paneles de las puertas.
El puesto de conducción es en general satisfactorio, aunque no se puede ir sentado tan bajo como en un Audi A4 o en un Serie 3. El asiento del conductor y del pasajero delantero tienen ajustes eléctricos, incluido el apoyo lumbar. Los apoyacabezas tienen un recorrido suficiente, incluso para personas altas. Nos parece mejorable la situación de algunos mandos, como los de las ventanillas traseras en la puerta del conductor: hay que esquivar el asidero de la puerta para acceder a ellos.
El volante se regula en altura y profundidad con suficiente amplitud para personas de muy diferente talla. En las versiones en las que este mecanismo es eléctrico el volante se retira automáticamente para facilitar la entrada o salida del coche.
Debido al diseño de la carrocería, con una línea de cintura elevada y unas ventanillas con poca superficie, hay gente que quizá se sienta algo encajonada en el habitáculo (otros quizá valoren positivamente esta sensación).
El IS no es un coche amplio en relación a sus dimensiones exteriores. Delante hay mucho espacio para las piernas y suficiente altura para conductores de hasta poco más de 1,90. A los ocupantes de las plazas delanteras de esa altura, la cabeza les quedará muy próxima al asidero del techo y se pueden llegar a golpear con él. Además, por lo inclinado que está el marco de la puerta, les resultará incómodo salir del coche. Con techo corredizo la altura libre es menor.
Si se va a usar el coche para viajar con adultos en las plazas traseras hay otros modelos más recomendables que este Lexus, como un Ford Mondeo o un Toyota Avensis. Detrás la altura es buena, pero la distancia hasta el respaldo delantero es pequeña y la anchura insuficiente para tres personas. Además, el túnel central es muy voluminoso (mide 22 cm de alto por 20 cm de ancho) y hay poco espacio para pasar la pierna entre el montante central y la banqueta, lo que dificulta la entrada y salida.
Los ocupantes de las plazas traseras tienen dos salidas de ventilación independientes en la prolongación de la consola. En el interior del apoyacodos abatible hay un par de huecos y dos portabotes; en los respaldos delanteros hay una bolsa rígida. Para protegerlos del sol que entra por la luna trasera, en la versión «President» hay una cortinilla de accionamiento eléctrico; el interruptor que la acciona sólo está al alcance del conductor. Si se inserta la marcha atrás, baja automáticamente y vuelve a subir una vez que se superan 15 km/h.
La iluminación interior combina bombillas halógenas con diodos. Los diodos se utilizan para iluminar la zona de las piernas de las plazas delanteras y para las luces de lectura de las cuatro plazas. Su utilización en este último caso me parece muy acertada porque de noche dan una luz muy focalizada que no deslumbra al conductor. La versión «President» también utiliza diodos azules en la placa metálica que protege el umbral de la puerta.
El maletero tampoco es amplio (378 l de capacidad). Sus formas son poco regulares: se estrecha al fondo por las columnas de la suspensión, de tal modo que en esa zona la anchura es de tan sólo 74 cm. Las bisagras de la tapa invaden la zona de carga y para ocultarlas se ha utilizado mucho espacio.
En el de gasolina hay un doble fondo con poca altura que se puede utilizar para llevar ocultos objetos no muy grandes. A los lados de este doble fondo hay unos pequeños receptáculos para depositar más cosas. Por lo demás, está a la altura del resto del coche en cuanto a terminación: completamente enmoquetado, incluida la tapa (algo que no se ve ni en un Clase C), y con buenos ajustes entre los diversos compartimentos. Está iluminado, hay ganchos para colgar bolsas y varias argollas.
Los respaldos traseros no se pueden abatir pero el maletero está comunicado con el habitáculo a través de una trampilla.