El habitáculo del Mazda3 tiene dos plazas delanteras amplias y tres traseras en las que, como suele ser habitual, falta espacio para que tres adultosviajen cómodos o uno pueda ir colocado entre dos sillas infantiles ancladas a los Isofix. Hay otros modelos más recomendables para viajar atrás, no ya por el espacio real de que se dispone, que es bueno, sino porque el acceso es incómodo y la sensación de amplitud, pequeña.
Hemos medido un espacio longitudinal para las piernas de 71 cm, lo mismo que un SEAT León, tres centímetros más que un Peugeot 308, un centímetro más que un Mercedes-Benz Clase A y un centímetro menos que un Honda Civic o un Ford Focus. La altura disponible está entre los mejores de sus alternativas y la anchura, en un punto intermedio, como se puede apreciar en esta tabla comparativa de mediciones de interior. En la práctica, creemos que una persona de 1,85 metros de estatura puede viajar con suficiente comodidad detrás de otra de estatura similar. La plaza central es mucho más incómoda que las laterales porque la banqueta y el respaldo tienen mullidos considerablemente más duros. Además, el túnel central es voluminoso.
Lo que menos nos ha gustado de las plazas traseras es el acceso y la escasa luminosidad. El marco superior de la puerta sigue una trayectoria descendente que reduce mucho el espacio por donde hay que pasar la cabeza; también supone una molestia a la hora de sentar a un bebé en una sillita. Una vez dentro, a los pasajeros altos los ojos les quedan a la altura de la chapa, no de la ventanilla, por lo que la visión hacia el exterior no es buena. A los niños colocados en una sillita infantil les ocurre parecido, pero por otro motivo: el lado inferior de la ventanilla asciende mucho y hay más chapa que en otros modelos. En estas plazas no puede haber calefacción en los asientos, salidas de aire en la consola ni tomas USB, elementos que sí es posible encontrar en muchos modelos de la competencia.
Los asientos delanteros están colocados cerca del suelo, algo que habrá a quien le guste y a quien le pueda resultar incómodo. Esa posición hace que se conduzca con las piernas estiradas y requiere poder alejar el volante del salpicadero para llegar bien a él. Acertadamente, Mazda ha aumentado el recorrido del mismo respecto a la generación anterior 20 mm, hasta un total de 70 mm en sentido longitudinal, suficiente para que personas de estaturas dispares se encuentren a gusto.
Una vez acomodados correctamente, los probadores que hemos conducido el coche (que tenemos estaturas de entre algo más de 1,80 y 1,95 metros de altura) nos hemos sentido a gusto al volante. Personalmente, considero que la ergonomía del puesto de conducción del Mazda 3 es sobresaliente; ya lo era en el modelo anterior, pero en este he tenido una sensación incluso más placentera. El asiento es confortable y sujeta el cuerpo perfectamente sin oprimir la espalda con sus soportes laterales, el apoyacabezas queda bien colocado y todos los mandos se encuentran muy al alcance de la mano. El volante (imagen) me ha parecido delicioso, especialmente por cómo queda colocado con respecto al cuerpo y por el cuero con el que está tapizado, cuyo tacto es, sin exagerar, lujoso.
Los que hemos conducido el coche durante más tiempo coincidimos en que el diseño del salpicadero es agradable y genera cierta sensación de tranquilidad. Los mandos están bien ubicados, no hay ni un exceso ni una falta de ellos y es fácil acostumbrarse a usar la gran mayoría de elementos. En un Honda Civic o incluso un Mercedes-Benz Clase A, por ejemplo, resulta más difícil manejar el conjunto de las funciones que ofrecen el sistema multimedia y los botones del salpicadero.
La calidad de los acabados es muy buena, mejor que la de modelos más costosos, como el Mercedes-Benz Clase A. Tendría que haberme subido durante los días de la prueba en un Audi A3, un modelo que consideramos referencia en este apartado, para poder compararlos, pero diría que están parejos. Los materiales de recubrimiento de prácticamente todo lo que queda al alcance de la mano son de muy buena factura. En el nivel de equipamiento Zenith, el cuero está presente en el salpicadero, el apoyabrazos central, la consola, las molduras de las puertas y, opcionalmente, en los asientos. En las zonas donde el acabado es de plástico, este tiene un cierto mullido y un aspecto muy bueno. Los ajustes entre piezas parecen muy sólidos y eso se nota en que no hay vibraciones de ningún tipo durante la conducción.
Mazda no ha recurrido a una pantalla para el cuadro de instrumentos, y bajo nuestro criterio, ni falta que hace. El cuadro que tiene —que combina indicadores de aguja con una pantalla en la zona central para el velocímetro y el ordenador (perfectamente integrada, habrá quien inicialmente ni se dé cuenta de que es una pantalla— se lee, por línea general, con muchísima claridad. Dicho esto, me parecen prescindibles incluso las pocas opciones de personalización que tiene esta pantalla: se pueden cambiar los gráficos de los indicadores de autonomía y consumo/ayudas a la conducción que hay a ambos lados del velocímetro (imagen); es un proceso farragoso que no aporta casi nada. Además, el ordenador de viaje no es tan claro ni ofrece información tan abundante como el de la mayoría de los fabricantes. Salvando estos detalles, el cuadro es un ejemplo de cómo mostrar la información de forma clara, sin adornos innecesarios ni artificios (siempre se nos vienen a la mente los diseños de pantalla del Peugeot 308…). También nos gustaba mucho la instrumentación del anterior Mazda 3, que en las versiones más equipadas mostraba la velocidad en una pantalla digital dentro del tacómetro de aguja (imagen).
La pantalla multimedia es de 8,8 pulgadas en las versiones vendidas hasta abril de 2023 y de 10,25 desde entonces; en ambos casos está más alejada que antes. De este modo queda en un plano más próximo a la información que se proyecta sobre el parabrisas (el HUD es de serie con todos los niveles de equipamiento) y a la vista le resulta más sencillo consultar los datos en cualquiera de las tres zonas donde se muestran (cuadro de instrumentos, HUD y pantalla multimedia).
La información que se proyecta sobre el parabrisas sigue la tónica de la del cuadro: sencilla y clara de leer (imagen). El sistema multimedia, que Mazda introduce por primera vez con este coche, mantiene la facilidad de uso y de representación de la información. A diferencia de lo que es habitual, la pantalla no tiene función táctil y se maneja desde una serie de mandos ubicados en la parte baja de la consola central (imagen), al estilo del sistema iDrive de BMW. Sobre este asunto hay infinidad de opiniones y gustos distintos, pero a mí la solución de Mazda me convence más que la de muchas pantallas táctiles (especialmente las que producen muchos reflejos y sus menús son complicados, como la del Honda Civic). El motivo es simple: es fácil aprender a utilizar los distintos mandos físicos sin siquiera mirarlos. Dicho esto, Mazda debería mejorar mucho el asistente de órdenes por voz para compensar las funciones más tediosas de utilizar sin comandos táctiles; no he conseguido, por ejemplo, realizar una llamada telefónica o introducir un destino en el navegador de esta manera porque el sistema nunca ha interpretado correctamente mis indicaciones.
El sistema multimedia se puede conectar a un teléfono móvil mediante las funciones Android Auto y Apple CarPlay desde una toma USB que hay en el salpicadero, bien a la vista. La cámara trasera de ayuda al aparcamiento tiene una resolución excelente, a la altura de las mejores. La opción de cámaras de visión periférica (imagen) da un resultado igualmente bueno. Viene incluido en un paquete de equipamiento que también incluye varios asistentes a la conducción.
En el cajón que hay entre los asientos hay otra toma USB y, en las versiones más equipadas, una superficie para la recarga inalámbrica de teléfonos móviles (imagen). Es un cajón amplio, cubierto por un apoyabrazos deslizable para colocarlo en la posición más cómoda para quien conduce. En el modelo anterior la tapa era fija y más pequeña porque, por delante de ella, había una persianilla para cubrir el hueco del cajón (imagen). Además de este cajón, el habitáculo tiene suficientes huecos para despojarse de los típicos objetos que se llevan en los bolsillos. Las bolsas de las puertas son grandes (las delanteras pueden alojar botellas de agua de litro y medio; imagen), hay una bandeja y dos portabebidas delante de la palanca de cambios (imagen), una guanterita ideal para llaves o monedas en el lado del conductor del salpicadero (imagen), una guantera principal de buen tamaño y un portagafas en el techo (imagen). Todos los huecos citados, salvo los de las puertas, están acabados con una goma o fieltro. En las plazas traseras hay portabebidas tanto en las puertas como en el reposabrazos central (imagen).
El maletero es seis litros menor que el de la generación anterior. Tiene 358 litros, un volumen similar al del Toyota Corolla (361 l), un Infiniti Q30 (368 l), un Opel Astra (370 l) o un Ford Focus (375 l); y lejos de los mejores de entre los coches de su tamaño, que son el Toyota Prius (502 l), el Honda Civic (478 l) y el Hyundai i30 Fastback (450 l). Los respaldos de los asientos posteriores se pueden abatir en proporción 60:40 y dejan un escalón con respecto al piso del maletero (imagen).
El acceso que deja el portón es amplio. En su interior hay un punto de luz (lateral izquierdo) pero nada que permita llevar la carga sujeta ni una toma de corriente de 12 V. La bandeja cubreequipajes está articulada: la parte más próxima a los respaldos de los asientos se mantiene horizontal, mientras que la más cercana a la luneta se abate hacia arriba gracias a unos cordones que van atados al portón (imagen). Para el maletero no se ofrece una bandeja del piso situable a varias alturas, como sí ocurre en varias alternativas. Bajo el fieltro que lo cubre hay un kit de reparación de pinchazos (no se ofrece una rueda de repuesto ni en opción) y, en las unidades que lo tienen, el altavoz de graves del equipo de sonido (imagen).
En el marco del portón hay un botón (imagen). Es el primer coche que conocemos en que ese botón no sirve para accionar un mecanismo de cierre automático del mismo (esto ni siquiera es una opción), sino que actúa sobre el cierre centralizado. En la presentación, pensando que era para bajar el portón, lo pulsamos. Y lo hicimos con las llaves del coche dentro. Resultado: coche cerrado con las llaves dentro. Mazda es consciente del problema, suponemos que buscarán en el futuro una solución.