Los Mercedes-Benz A 250 e, disponibles con carrocería de cuatro y de cinco puertas, son las versiones híbridas enchufables del Clase A Sedán y del Clase A 5 puertas. 

Tienen el mismo sistema de impulsión, de 218 CV, compuesto por un motor de gasolina (de sólo 1,3 litros de cilindrada) y otro eléctrico. Con carrocería de 5 puertas está a la venta desde 39 350 euros y con la Sedán, desde 40 150 (ficha comparativa).

La autonomía eléctrica es de 73 kilómetros en el 5 puertas y de 75 km en el Sedán según el ciclo WLTP, un dato al cual no es fácil acercarse salvo en condiciones favorables. En nuestras pruebas, tanto en ciudad como en carretera, la autonomía eléctrica ha estado sobre 53 kilómetros practicando una conducción normal.

Como en otros coches híbridos enchufables, las mejores cualidades del Clase A 250 e salen a relucir cuando funciona en modo eléctrico. En este caso, es muy silencioso y, además, puede tener un bajo coste de uso achacable al consumo de energía (siempre que la batería se cargue en una toma doméstica con una tarifa económica).

No es un error adquirir este coche si, además de un uso eminentemente urbano o interurbano con un punto de recarga a disposición, también se quiere viajar a menudo donde normalmente hay menos oportunidades para encontrar un enchufe.

Eso es así por dos motivos. Uno es que, aunque la batería de alta tensión esté descargada, la aceleración máxima es la misma que si está 100 % (existe una reserva o «búffer» de energía para garantizar que el motor eléctrico pueda apoyar al de gasolina cuando el conductor solicite mucha aceleración). En segundo lugar, aun con la batería descargada, el consumo de gasolina es moderado (aunque sí consume más que un Clase A Sedán con motor Diesel).

El consumo total en la prueba de 1400 kilómetros que hemos realizado ha sido de 6,2 l/100 km de gasolina y 3,3 kWh/100 km de energía eléctrica. Este consumo podría haber sido más bajo si hubiéramos conducido siempre a un ritmo normal, pero no ha sido el caso puesto que a veces la conducción ha sido rápida o muy rápida. Durante la prueba, hemos usado todos los programas de conducción disponibles (Electric, Eco, Comfort y Battery Level) y hemos recargado la batería del 1 al 100 % en tres ocasiones.

El mayor escollo a la hora de elegir este coche es el precio. Mercedes-Benz pide por el Clase A 250 e Sedán 6000 euros más que por el A 200 7G-DCT Sedán (motor de gasolina de 163 CV y cambio automático). La diferencia es grande y difícilmente se recuperará por mucho que se haga uso de la impulsión puramente eléctrica del A 250 e con una tarifa eléctrica muy reducida. El A 250 e es claramente más veloz que el A 200 7G-DCT y dispone del distintivo medioambiental 0 de la DGT.

El Mercedes A 250 e tiene un peso muy elevado debido a su sistema híbrido. Esa característica se nota en ocasiones en forma de movimientos amplios y lentos de la carrocería. No es un coche que invite a conducir a un ritmo ágil de forma continuada porque se mueve con más lentitud que otros Clase A, aunque si se comete un error de conducción las reacciones son buenas y no ponen en aprietos al conductor.

Las plazas posteriores del Clase A Sedán (imagen) no son espaciosas, aunque dos ocupantes de hasta 1,8 m de estatura pueden ir aceptablemente bien y mucho mejor que en un Mercedes-Benz Clase CLA, que tiene muy poca altura libre al techo. Un Mercedes-Benz Clase C no tiene mucho más espacio para los ocupantes que el Clase A Sedán, aunque el acceso a las plazas traseras es un poco más confortable. El maletero (imagen) tiene 345 litros, frente a los 420 o 410 que tienen el resto de versiones de la gama. Esta reducción se debe a la presencia de los elementos que componen el sistema híbrido.

De momento, no hay muchas alternativas en el mercado al Mercedes Clase A Sedán, aunque la mayor parte de ellas son menos costosas, como el Hyundai IONIQ híbrido enchufable y el Toyota Prius Plug-in (ambos mucho menos potentes) o el Škoda Octavia 1.4 TSI iV. Listado, ordenado por precio, de todos los turismos híbridos enchufables entre 4,4 y 4,7 m de longitud.

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