Las plazas traseras del CLS tienen unas cualidades que lo hacen muy cómodo para viajar, y otras que limitan esa comodidad.
Lo más favorable es que, con la configuración de dos plazas, tiene unos asientos traseros casi tan buenos como los delanteros. Son muy espaciosos y tienen una forma que recoge mejor el cuerpo. El pasajero, por tanto, tiene que hacer menos fuerza en las curvas para mantener la posición, lo que resulta más descansado a la larga.
El cinturón de seguridad queda a una altura correcta y es de los que tienen enganche fijo, mucho más cómodo de abrochar que los que tienen el enganche sujeto a una cinta flexible. El reposacabezas queda en una posición buena, sólo ligeramente atrasado. El problema es que, como falta altura, en caso de alcance a algunas personas les dará la cabeza en el techo antes de que llegue a donde está el reposacabezas.
Lo que hace que las plazas traseras del CLS sean más incómodas que las del Clase E es que son menos accesibles y más limitadas de espacio. La forma de la puerta hace que haya que retirarse después de abrirla para poder entrar. Esa forma también hace que se necesite mucho espacio para poder abrir la puerta del todo; si no hay ese espacio, resulta más dificultoso entrar.
El espacio longitudinal atrás es bueno, sobre todo porque hay un par de rebajes en la parte trasera del asiento delantero, que dejan espacio adicional para las rodillas. La anchura es la necesaria para que una persona corpulenta se pueda sentir a gusto. La altura, en cambio, es justa para una persona de 1,70 m si está correctamente sentada (con la cadera pegada al asiento), e insuficiente a partir de esa altura.
Entre las dos plazas hay una prolongación de la consola, con dos huecos (uno menor con fondo de goma y otro mayor con fondo de moqueta) y un apoyacodos lo bastante ancho para dos brazos, que tiene dentro otros huecos. En las puertas hay bolsas rígidas con fondo tapizado, y tras los respaldos delanteros hay bolsas elásticas.
La ventilación atrás es buena, pero le faltan las salidas de aire superiores que sí tiene el Clase E. Lo que tiene son las salidas de aire independientes y orientables al final de la consola. Si el coche tiene el sistema de climatización de cuatro zonas (979 €), es posible elegir una temperatura distinta para cada pasajero trasero. Me parece una opción recomendable sólo si se va a viajar mucho con las cuatro plazas ocupadas. En trayectos cortos, el sistema no tiene tiempo de crear dos ambientes distintos atrás.
Hay una luz general de intensidad variable y dos luces de lectura. Se puede leer por la noche perfectamente sin molestar al conductor o al otro ocupante de la plaza trasera.
Tiene también una toma de corriente de 12 V; actualmente hay coches con una toma de 230 V, donde se pueden conectar dispositivos como un ordenador (lo que me parece preferible). No tiene encendedor eléctrico, pero sí dos ceniceros amplios, uno en cada puerta (es raro que en un cenicero trasero quepan los restos de un buen habano).
Entre las cosas que se pueden echar de menos en las plazas traseras están las cortinillas en las puertas (en la luneta es opcional y cuesta 529 €), la ventilación en los asientos (calefacción sí pueden tener por 479 €) y algún sistema de entretenimiento (conexión a una fuente de sonido distinta a la delantera o monitores para las plazas traseras).