Mercedes-Benz CLS 350 (2005) | Muy cómodo de suspensión, no tan estable como un Clase E
La suspensión hace que este CLS sea muy cómodo. Las pequeñas o medias irregularidades del suelo se notan mucho menos que en la mayoría de los coches de este tamaño. Hay muchos kilómetros de carril derecho en autovías que se parecen más a un mapa en relieve que a una carretera. Sobre esas zonas, el CLS puede circular con cierta comodidad, algo que es imposible en la mayoría de los coches.
Sobe irregularidades más amplias, como zonas hundidas (también frecuentes en autovías) o cambios de rasante, el CLS también es cómodo hasta cierto límite. Ese límite lo marca la velocidad; si es normal o baja, no hay problema. Si es alta, puede haber movimientos de la carrocería demasiado amplios para que siga siendo cómodo. El balanceo no es grande, pero los movimientos verticales sí pueden serlo.
Esos movimientos de carrocería distinguen al CLS del Clase E, un coche que me parece menos cómodo pero más equilibrado entre estabilidad y confort. Un Clase E puede entrar fuertemente apoyado en una curva rápida, pisar alguna irregularidad y responder mejor que otras berlinas de ese tipo. Un CLS, en las mismas circunstancias, no se desvía de la trayectoria, pero tiene movimientos verticales de la carrocería que pueden inspirar poca confianza.
Los últimos Clase E que hemos conducido tenían la opción de suspensión neumática Airmatic DC; el CLS que hemos probado no tenía esa opción y ahí está parte de la diferencia. No obstante, por lo que recuerdo, un Clase E con la suspensión normal no va tan blando como este CLS. La suspensión opcional es costosa, pero me parece muy recomendable.
Por lo demás, el CLS es un coche que reacciona como los que tienen una buena suspensión blanda. No es torpe porque entra bien en las curvas y porque no abre mucho la trayectoria cuando ya está dentro de ellas. Sí tiene los inconvenientes de una carrocería con movimientos amplios, que puede llegar a coger mucha inercia lateral en curvas enlazadas.
En condiciones cercanas al límite de adherencia reacciona bien. Además de que no es excesivamente subvirador, no responde bruscamente si el conductor acelera demasiado o demasiado pronto, ni cuando los movimientos de la carrocería inducen al sobreviraje.
El control de estabilidad funciona muy bien. Hasta donde es posible, contiene el sobreviraje de manera que apenas se puede llegar a notar; también frena adecuadamente el subviraje, aunque aquí el margen de actuación es menor.
Los frenos con el sistema SBC me parecen magníficos desde el punto de vista del funcionamiento. Es una pena que este sistema haya tenido problemas de fiabilidad, que han requerido correcciones en los coches que estaban en el mercado (por cuenta de Mercedes-Benz). Con el SBC, el CLS tiene una potencia de frenada y una resistencia al calentamiento sobresalientes; hay que someterlo a un trato extremadamente duro para que advierta de sobrecalentamiento (mediante un testigo en las instrumentación).
La unidad que hemos probado tenía unos neumáticos Continental ContiSportContact 2, que en otros casos me han gustado menos que las primeras Sport Contact. En este caso, estaban demasiados desgastados para poder hacernos una idea; el problema no era tanto el desgaste de la banda de rodadura, sino que los hombros del neumático estaban redondeados. Eso no es un problema del coche, sino un efecto del uso que se le ha dado.