Así como en el Clase E con cambio manual podía haber quien encontrase los pedales alejados del volante, en el de cambio automático esto no se nota (no hay pedal de embrague). Por tanto, tiene un puesto de conducción apto para personas de muy distinta talla y complexión, con desplazamientos muy grandes en todos los elementos que tienen ajuste.
Todos los mandos quedan a mano, salvo las palancas de intermitentes y limpiaparabrisas. En los Mercedes-Benz se conectan las luces con un mando giratorio a la izquierda del salpicadero, no hay palanca a la derecha de la columna de dirección y la palanca izquierda sirve para los intermitentes y —girando su extremo— para los limpiaparabrisas. Esa palanca queda muy baja con si se coloca la mano izquierda en la mitad superior del volante; en cambio, la pequeña palanca del control de velocidad (que hace menos falta) queda mucho más a mano.
Hay un lugar para apoyar el pie izquierdo, pero no es tan amplio y firme como debería, sobre todo en un coche automático. Un problema común en los coches de tracción trasera y claramente visible en este Clase E es que la zona donde roza la parte exterior de la pierna derecha está caliente, lo que en verano resulta incómodo (sobre todo con falda o pantalón corto). Otro pequeño inconveniente, como señalaba mi compañero Víctor Fernández en la prueba del E320, es que las hebillas del cinturón están poco accesibles.
La plazas traseras están configuradas para dos ocupantes por el espacio disponible y la forma del asiento; tres personas atrás viajarán menos cómodas que en otro tipo de coche (por ejemplo, un monovolumen grande).
El espacio disponible es amplio; no hay problemas de altura y hay más espacio para las piernas del que indican nuestras mediciones. Nosotros medimos la distancia entre el centro de la parte trasera del respaldo delantero y el respaldo trasero. Pero el respaldo delantero tiene dos rebajes para las piernas que dan algo más de amplitud.
El sistema «COMAND» de mandos en el volante y un monitor en el centro de la instrumentación me parece mucho mejor que los sistemas de Audi, BMW y Volkswagen que tienen el mando y el monitor central. Con los mandos del volante hay muchas funciones que pueden manejar casi sin mirar y, cuando hay que hacerlo, hay que apartar menos la vista de la carretera que con un monitor central.
El COMAND tiene un sistema de menús sucesivos, fácil de usar para las operaciones sencillas (controlar el equipo de sonido o consultar el ordenador) pero con muchas posibilidades de ajuste (por ejemplo, intensidad de la luz ambiental).
El climatizador que tiene de serie se llama «Thermatic», el que hemos probado es el opcional de cuatro zonas «Thermotronic». Tienen en común una disposición muy buena de las salidas de aire. Delante es posible refrescarse la cara o las manos en el volante, y también evitar las corrientes de aire en esas zonas. Detrás también hay más posibilidades que en otros coches para distribuir el aire. Hace lo que debe hacer un buen climatizador: pasar desapercibido porque mantiene la temperatura elegida sin que el conductor deba hacer correcciones.
La luces de doble xenón iluminan muy bien. La intensidad de la luz puede que no sea tan grande como la de un BMW Serie 5 pero, a cambio, tienen una transición menos brusca entre claro y oscuro. Esto es muy interesante cuando se circula en cortas; si el contraste es muy fuerte, es muy difícil ver lo que hay por delante del área iluminada, que siempre es corta.