El asiento trasero tiene un desplazamiento longitudinal de 150 mm y el respaldo se puede inclinar hacia atrás 20 grados desde la posición normal. Todo el asiento (respaldo y banqueta) está dividido en sectores de proporciones 40/60. Es posible desplazar longitudinalmente uno solo de estos dos sectores. También es posible extraer estos asientos del coche.
La banqueta y los asientos traseros se pueden abatir hasta quedar paralelos al respaldo de las plazas delanteras. La banqueta de los asientos traseros va situada 50 mm más alta que la de los asientos delanteros; así, los pasajeros de atrás tienen más visibilidad hacia delante. La bandeja trasera tiene dos alturas posibles.
Me ha gustado mucho el aspecto del interior, así como los materiales utilizados. El salpicadero tiene un diseño moderno y muy distinto al que se puede ver en el resto de los modelos de Mitsubishi. Hay detalles de plástico translúcido como las ruletas de ventilación (con tacto de goma).
El interior está compuesto por dos tipos de plástico uno duro de textura suave, otro ligeramente almohadillado y de superficie punteada (que también recubre parte del recubrimiento interior de las puertas). Parece que es un material bueno para tratarse de un coche que está diponible desde poco más de 11.000 €; el tacto que tienen es bueno y las uniones entre las piezas parece correcta.
Tiene detalles que se agradecen como la guantera (refrigerada a partir de las versiones «Invite») o los asideros de movimiento ralentizado (con silicona).
El puesto de conducción no es tan elevado como en otros coches de este tipo (las plazas traseras van claramente más elevadas). Los asientos me han parecido adecuados por calidad de apoyo en todo la parte del cuerpo en contacto y suficientes por sujección lateral.
El volante sólo tiene regulación en altura, pero puede ser fácil encontrar una buena posición al volante, a pesar de esta carencia. A mí me ha parecido que la palanca de cambios (de tacto algo duro) queda algo retrasada.