Las versiones que estaban disponibles para probar durante la presentación eran las de seis cilindros; de gasolina con 3,2 litros y 211 CV y Diesel de 3,0 litros y 177 CV.
La primera versión que conduje fue la Diesel (V6), y las sensaciones de conducción que transmite son muy parecidas a los Vectra de cuatro puertas que he conducido hasta ahora, sobre todo al 2.2 DTi. Tiene una suspensión muy suave que permite movimientos verticales en baches y de balanceo en curvas muy amplios y poco contenidos. A pesar de ser una suspensión así de suave, no tiene una gran capacidad para absorber las irregularidades típicas que hay en el asfalto deteriorado.
El gasolina V6 que probé tenía suspensión «Sport» y estaba claramente mejor amortiguado que el Diesel. Los movimientos de la carrocería están mucho mejor controlados, parece que la dirección responde mejor al volante y en general transmite mayor sensación de control. También tiene unos neumáticos mejores, los de la versión Diesel eran unos Good Year Eagle NTC 5 en medidas 215/ 55 R16. Los del Sport eran unos Continental Sport Contac2 en medidas 225/45 R17.
Como no había otras versiones de gasolina con equipamiento «no Sport» no puede comprobar si sus reacciones son diferentes al V6 Diesel, algo que por otra parte es razonable pensar pues este motor debe ser muy pesado.
En un principio, las versiones que llegarán a España tienen un equipamiento que no es el «Sport». La versión 2,0 litros turbo y 175 CV (a la venta a partir de otoño de 2003) saldrá a la venta con el equipamiento «Sport».
El motor V6 Diesel tiene en general un funcionamiento suave, con una capacidad de respuesta homogénea y unas prestaciones que no sorprenden teniendo en cuenta su potencia, pero más que de sobra para circular con reserva de potencia en casi cualquier circunstancia. No se aprecian vibraciones en ningún momento.
Dentro del coche, al ralentí se aprecia que el motor es Diesel, pero parece bien insonorizado, teniendo en cuenta lo mucho que suena fuera de él. En aceleración es muy suave y suena poco. A velocidades sostenidas por debajo de 90 km/h se puede apreciar un ligero traqueteo.
El motor V6 de gasolina (211 CV) tiene más potencia que el Diesel y se nota. Es más vigoroso y enérgico a cada golpe de acelerador. En aceleración tiene un sonido más alto que el Diesel, pero también es distinto e incluso más agradable. Su respuesta también es buena, con capacidad suficiente para recuperar velocidad desde marchas largas, aunque mejora ostensiblemente a partir de unas 4.500 rpm y es capaz de llegar hasta el régimen de potencia máxima con rapidez.
En cualquiera de los dos, a partir de unos 130 km/h se escucha un ruido aerodinámico provocado por los retrovisores. Si la velocidad es mucho más elevada (en la toma de contacto tuvo lugar por algunas autopistas alemanas) este ruido puede ser molesto si se sostienen estos ritmos durante un cierto tiempo. Se escucha mucho menos en las plazas traseras que en las delanteras.