El 307 1.4 HDi de 68 CV es un coche que destaca sobre todo por la comodidad que proporciona y por lo bien que va en autovía, más que por la rapidez de reacciones a las solicitudes del volante en carreteras con curvas.
Las suspensiones están perfectamente ajustadas para dar comodidad y para que la carrocería no balancee o rebote demasiado cuando hay irregularidades. La estabilidad es muy buena en autovía, donde es capaz de ir deprisa sin que la carrocería haga movimientos cuando pasa por encima de algún bache longitudinal o transversal.
En curvas es un coche que siempre va bien y no da sustos. Aunque no destaca por su agilidad ante cambios fuertes de apoyo o curvas cerradas (son más rápidos de reacciones el Peugeot 306, el Ford Focus o el Renault Mégane), pero permite circular rápido y seguro.
Esta versión de 68 CV tiene los discos de freno algo más pequeños que el 307 HDi de 90 CV (266 mm frente a 283 mm), pero resultan satisfactorios en todo momento y no se sobrecalientan fácilmente. Los neumáticos son iguales que el de 90 CV, de medidas 195 / 65 R15 con llantas chapa. Este coche pesa 64 kg menos que el modelo de 90 CV, 50 de ellos se deben al motor.
Los elementos principales de conducción como pedales, palanca de cambios o volante, me han parecido que funcionan muy bien y tienen buen tacto.