Cuando medimos las prestaciones del HDi 90 nos parecieron excesivamente lentas con relación a las que da un Xsara con el mismo motor, acaso por un defecto de la unidad de pruebas. Después de medir las del 1.6 de gasolina, me queda claro que lo eran.
La diferencia de peso entre un Xsara y un 307, en el caso de esta versión 1.6 de 109 CV, es 59 kg. El 307 también tiene más resistencia aerodinámica (0,69 de factor de resistencia), lo que repercute negativamente en las prestaciones y en el consumo. Lo que tiene también el 307 son unos desarrollos más adecuados al funcionamiento del motor.
Con esas diferencias, el resultado es que el 307 puede acelerar tanto como un Xsara o un Mégane 1.6, y más que coches como un León 1.6 o un Civic 1.5. La capacidad de recuperación es aún mejor, en parte debido a los desarrollos más bien cortos
Desde el punto de vista de las prestaciones, el motor de este Peugeot me ha parecido bueno. Tiene fuerza a todo régimen, buen tacto de acelerador y —si es preciso— alcanza un régimen alto.
Desde el punto de vista del consumo también creo que es muy satisfactorio. El consumo medio durante toda la prueba, en ocasiones con un uso intenso, ha sido 8,3 l/100 km. En un viaje por carretera no muy recta, sin acelerar a fondo casi nunca y sin pasar de 140 km/h, ha estado un poco por encima de 7 l/100. Bajar de ahí requiere una conducción muy suave, menos velocidad, tráfico y carretera favorables.
Lo peor de este motor es que puede ser ruidoso. No lo es si se mantiene una velocidad constante moderada y un régimen por debajo de unas 3.500. A partir de ahí tiene un sonido más bien grave (a medias entre ruido mecánico y de aspiración) algo mayor que en otros coches de esta clase. A 120 km/h en quinta velocidad el motor gira a poco más de 3.700 rpm.
El 1.6 es más rápido que el Diesel en aceleración y prácticamente igual en recuperación. Al ser un gasolina, tiene un mantenimiento ligeramente menos costoso (lubricante menos caro y menos gasto de neumáticos). Hoy en día no está claro que un Diesel sea más fiable, ya que lo que normalmente se rompe en un motor, incluso cuando está nuevo, son elementos de la inyección y el sistema de descontaminación, que son más complejos en un Diesel. El Diesel tiene a su favor un mayor valor de reventa. Sin embargo, esto solo es palpable en términos absolutos si el coche se vende a un precio cercano al de compra, no si ya se ha devaluado mucho.