Porsche Boxster S (2003) | Impresiones de conducción

11/04/2002 |Víctor M. Fernández

El Boxster S es un coche de reacciones tan equilibradas, que resulta hasta fácil de conducir; no responde violentamente a una conducción brusca (hasta cierto punto). La rigidez del bastidor me ha parecido sobresaliente, yo no aprecio una diferencia clara de estabilidad con el techo puesto o sin él. Tiene una ligera tendencia subviradora, pero a base de «jugar» con el acelerador y el volante, podemos inscribirlo por donde queremos con enorme eficacia. Precisamente, esa ligera tendencia subviradora lo hace tan fácil de conducir y predecible de reacciones.

Aunque tiene tracción trasera y diferencial autoblocante, la motricidad del Boxster S es tan buena que para llegar al sobreviraje hay que empeñarse en provocarlo o cometer un error muy grave. En seco, sólo sobrevira si se acelera a fondo en curvas lentas y las marchas más cortas. Sobre suelo mojado, el tema cambia y sus 252 CV nos «adelantarán» si no los dosificamos correctamente. Con el control de tracción activado (incluido en la opción del control de estabilidad) podemos acelerar a fondo sin miedo a que el eje trasero se descoloque lo más mínimo. El control de estabilidad y tracción de Porsche (denominado PSM) tiene un funcionamiento sobresaliente. Permite practicar una conducción muy exigente y rodar cerca del límite de adherencia sin que llegue a actuar; sólo entra en acción cuando es realmente necesario.

El motor empuja con nervio y tiene un sonido de los que hacen girar la cabeza. Sin llegar a las aceleraciones de un BMW M Roadster (325 CV) o del Mercedes SLK 32 AMG (354 CV), el Boxster S es ya un coche de los que imponen respeto a la hora de acelerar. Sube de vueltas con rapidez y pide cada una de sus seis marchas a un ritmo vertiginoso.

El accionamiento del cambio es preciso pero podría ganar en rapidez si el recorrido entre marcha y marcha fuese un poco más corto. Los desarrollos están bien adaptados al funcionamiento del motor, aunque el salto entre la 1ª y la 2ª es grande.

El otro aspecto que impresiona en el Boxster S es su capacidad para frenar, sobresaliente por potencia y resistencia, aguanta el trato más duro sin desfallecer. El tacto de frenada es duro, pero fácil de dosificar. El funcionamiento del ABS me ha parecido eficaz en cualquier circunstancia.

Al igual que el 911 Carrera, el Boxster S tiene en la parte trasera un pequeño alerón retráctil que se levanta cuando el coche supera los 120 km/h y aporta un mayor apoyo aerodinámico en el eje posterior. Dicho deflector se esconde cuando el vehículo se para.

El Boxster S es hasta cómodo a pesar de la dureza de las suspensiones y no castiga en exceso a sus pasajeros. La amortiguación absorbe muy bien las irregularidades del suelo y mantiene eficazmente a los neumáticos en contacto con el suelo, lo que aporta un nivel de adherencia ejemplar incluso sobre carreteras con baches en donde se produce un mayor rebote de las suspensiones.

En el interior se aprecia una excelente calidad de fabricación. El ajuste de todos los elementos es muy bueno y los materiales utilizados son agradables al tacto y la vista. Ni siquiera en carreteras bacheadas se aprecian crujidos molestos.