Porsche Boxster S (2003) | Un coche bien diseñado

11/04/2002 |Víctor M. Fernández

A pesar de su condición de coche deportivo, biplaza y descapotable, el Porsche Boxster S es uno de los pocos modelos de su categoría bien adaptado para su utilización a diario.

Los 4,3 metros de longitud de su carrocería se han aprovechado a la perfección para situar su motor en posición central, distribuir los pesos del vehículo de forma equilibrada, realizar un habitáculo suficientemente amplio para dos pasajeros, ofrecer dos maleteros (uno delante y otro detrás) y encontrar el sitio idóneo para guardar la capota cuando está plegada.

Parece mentira que un biplaza de su tamaño pueda tener dos maleteros tan útiles. En total ofrecen una capacidad de 260 litros, superior a la de otros coches similares como el Alfa Romeo Spider 3.0 V6 (147 l), Audi TT Roadster (220 l) o BMW Z3 M Roadster (165 l). No es que ofrezca tampoco mucho espacio de carga, pero sí más del habitual en un descapotable de este tipo; el suficiente para meter bien el equipaje de dos personas.

El puesto de conducción del Boxster S está bien adaptado para realizar una conducción de estilo deportivo y también es cómodo para su uso a diario. Parece hecho a medida para conductores de talla media (hasta 1,80 m de alto). Los más altos sentirán que las rodillas les quedan un poco justas entre el volante (regulable sólo longitudinalmente).

El tacto y empuñadura de su volante forrado en cuero, la correcta disposición de los pedales y la situación de todos los elementos al alcance de la mano redondean un trabajo bien hecho. Los asientos de corte deportivo son muy cómodos y ofrecen una buena sujeción lateral. Opcionalmente se ofrece un reglaje eléctrico que permite regular su altura, inclinación de la banqueta y apoyo lumbar.

La instrumentación del Boxster S se distingue por sus relojes con fondo blanco. Resulta muy atractiva y se puede leer con facilidad. Al igual que los Porsche 911, el Boxster S tiene dos velocímetros, uno digital y otro analógico. La pantalla del ordenador de viaje está situada bajo el cuentarrevoluciones y, en el momento de arrancar el motor, aparece un práctico indicador de nivel de aceite, aunque se echa en falta algún indicador más de presión y temperatura de aceite.

La visibilidad desde el asiento del conductor es sobresaliente cuando circulamos descapotados, pero la luna trasera de plástico que tiene la capota resta cierta visibilidad cuando ésta está puesta. Para descapotarlo hay que accionar el freno de mano, quitar el enganche situado en la parte central del arco del parabrisas y pulsar un botón que abre y cierra la capota en 15 segundos. La estanqueidad es perfecta y la filtración acústica está bien resuelta, aunque a elevada velocidad se generan algunos ruidos aerodinámicos. Porsche ofrece, opcionalmente, un techo rígido con luna de cristal (2.477 €).

El Boxster S tiene en opción (371 €) un eficaz derivabrisas transparente situado entre los dos arcos de seguridad que hay tras los asientos. Dicho elemento evita una buena parte de las turbulencias que se generan en el interior cuando el coche está descapotado y permite circular a un ritmo bastante ágil sin que el aire resulte molesto.