Este Clio, en versión de chasis normal (no con la opción de chasis deportivo, que no he probado) me ha parecido un coche muy divertido. Permite ir muy rápido por carreteras lentas debido a la facilidad con que entra en las curvas y mantiene la trayectoria.
En este tipo de trazados es casi imposible que se produzca sobreviraje si se conduce normalmente. Al buen trabajo que hacen las suspensiones se unen unos neumáticos en medida 205/45R16 (en nuestro caso unos Michelin Pilot Exalto) con un agarre excelente, al menos en seco.
A la hora de circular rápido por autovía, con el firme en mal estado, las cosas cambian y el coche se puede volver nervioso; es preciso ir más atento si hay baches o ráfagas de viento.
El control de estabilidad y el de tracción parece que no estén, puesto que actúan en contadas ocasiones (si se conduce con una suavidad normal).
El motor tiene dos fases muy diferenciadas de funcionamiento, antes y después de 5.200 rpm. Se nota claramente un tirón cuando llega a ese régimen, un cambio de sonido y un incremento importante de la aceleración. Me ha parecido un coche ruidoso para trayectos largos.
Ppor debajo de 5.200 rpm tiene buena respuesta, pero no tan buena como el 2,0 litros y 179 CV del Peugeot, o el 2,0 litros de 200 CV del Civic Type R; sí me parece preferible al 1,8 litros y 192 CV de Toyota. Un 206 RC o un SEat Ibiza 1.8 20VT FR son ligeramente más rápidos, pero la diferencia no es grande.
Por sus reacciones en conducción rápida y por sus características funcionales, este Clio es algo intermedio entre un SEAT Ibiza FR, un deportivo funcional con muy buenas prestaciones, y el Peugeot 206 RC, un deportivo extremo.
Hay una opción de chasis deportivo opcional (600 €) que se distingue externamente por las llantas de aleación que son de color antracita, un alerón trasero específico y por que lleva una suspensión rebajada con unos tarados más duros. Según vio mi compañero Enrique Calle en la presentación, le sorprendió el equilibrio entre dureza y confort. No le pareció más duro que el anterior Clio de 169 CV y sí claramente más cómodo que un 206 RC.
La palanca de cambios tiene un tacto mejorable; la quinta queda un poco más lejos de lo normal.
Los consumos que hemos obtenidos han sido muy bajos para el tipo de coche de que se trata. En un trayecto de 250 km por autovía, con frecuentes subidas y bajadas en la primera mitad del trayecto, y 140 km/h de crucero, gastó 8,8 l/100 km.
Circulando rápido por carreteras lentas (pero sin ir al máximo) y por autovía, el consumo fue de unos 13,3 l cada 100 km, una cifra que me parece contenida.