De entre todos los utilitarios comparables el Clio tiene una relación extraordinaria entre estabilidad y confort. Sólo el Ford Fiesta, el Peugeot 207 o el SEAT Ibiza nos parecen que tienen un tacto más «deportivo» o ágil en determinadas circunstancias, a costa de una suspensión algo más dura. De entre los que son cómodos (como el Citroën C3), no hay ninguno que dinámicamente sea mejor que el Clio. El Toyota Yaris es más coche de ciudad que el Clio (maniobra mejor), pero reacciona peor en carretera.
La suspensión del Clio no parece ni dura ni blanda. No parece dura porque el coche es cómodo en todos los sentidos, su carrocería no tiene movimientos demasiado amplios y no transmite bruscamente los pequeños baches. No parece blanda, porque el balanceo y el cabeceo están muy bien contenidos, y porque la forma que tiene de apoyar en las curvas da confianza.
Desde el punto de vista dinámico, el único inconveniente que tiene es que hay que acostumbrarse al funcionamiento de la dirección. Lo que le ocurre a esta dirección es que da poca información al conductor de cómo está reaccionando el coche en cada momento.
Hay coches menos ágiles que el Clio pero que, dado su buen tacto de su dirección, también se pueden guiar con precisión, como un Volkswagen Polo. No obstante, esta característica ha sido más acusada en algunas versiones del Clio que en otras. Por ejemplo, nos ha gustado más la dirección del Clio en combinación con el motor 1.5 dCi de 106 CV y en el 2.0 de gasolina de 138 CV, que con el 1.2 TCE (o con el anterior 1.4 de 98 CV, que ya no se vende).
Hemos probado el Clio con neumáticos 185/60 R15 84H y 195/50 R16 (no lo hemos probado con los neumáticos 165/65 R15) . Por lo que hemos visto en otras versiones del Clio, estos neumáticos más anchos (de serie en algunas versiones y opcionales en otras) dan una cierta ventaja de estabilidad (tampoco mucha) frente a los que tiene el Clio de serie (las llantas de 16 pulgadas vienen con unas aletas delanteras ensanchadas). No obstante, tal y como viene de serie, el Clio resulta muy satisfactorio y seguro.
En las versiones con neumáticos de dimensiones 165/65 R15, el diámetro de giro entre paredes es 10,3 m; ese valor indica que el coche maniobra bien, pero aumenta hasta 10,7 si lleva ruedas de 185 mm de anchura y hasta 11,3 m si las lleva de 195 mm.
Impresiones del Clio 1.5 dCi de 106 CV y del Clio 1.2 TCE de 100 CV
El motor Diesel de 106 CV es agradable. Comparado con otros motores Diesel de su potencia, tiene una respuesta progresiva. Su empuje no es tan contundente como el 1,9 l del grupo Volkswagen en versión de 101 CV, sino más suave. No obstante, las prestaciones son prácticamente iguales que las de un Volkswagen Polo con ese motor. Este Clio también se caracteriza porque el interior está bien aislado el ruido que provoca el motor. La caja de seis marchas le viene muy bien para mantener el motor a un régimen moderado de revoluciones al circular a una velocidad relativamente alta (Más impresiones de conducción de esta versión del Clio).
Para quien busque el mejor equilibrio entre prestaciones y consumo, la versión más satisfactoria puede ser el Diesel de 106 CV. para quien además, busque un precio bajo y no vaya a hacer muchos kilómetros anuales, el mejor puede ser el 1.2 TCE de 101 CV. A igualdad de equipamiento, entre los dos hay una diferencia superior a 2.000 €.
Esta versión nos ha parecido muy buena. Bastan pocos kilómetros para apreciar que es un motor muy suave de funcionamiento y de respuesta.
A diferencia de otros motores turboalimentados, no tiene un empuje fenomenal a medio régimen, sino una respuesta constane desde un régimen bajo hasta el corte de inyección. Aunque funciona bien en marchas largas, no tiene tanto empuje como por ejemplo el Clio 1.5 dCi de 106 CV. Con el Clio 1.2 TCE es frecuente tener que llegar hasta un régimen alto para obtener una capacidad de aceleración grande.
Según nuestras mediciones, este Clio puede acelerar más que todos los coches de gasolina similares que hemos probado todos ellos sin turbocompresor (esta vez también se cumple que a igualdad de potencia, los motores turbo dan prestaciones superiores que los atmosféricos). La ganancia de prestaciones respecto al modelo al que reemplazó (el 1.4 de 98 CV) es fenomenal.
Respecto a la compentencia, se distingue más las prestaciones que por el consumo, si bien es algo más bajo de lo habitual siempre y cuando se conduzca con suavidad (si se conduce de forma rápida, el consumo sube considerablemente). Para hacer una media de 120 km/h por autovía (para lo cual hay que ir a unos 130 km/h constantes) el consumo puede estar sobre los 6,8 l/100 km. Gastó 7,3 l/100 km en una conducción por todo tipo de carreteras (especialmente de montaña), pero siempre a un ritmo suave. El consumo máximo que obtuvimos está próximo a 13,5 l/100 km, que no es mucho.
De momento, no hay una versión del Clio con este motor de 100 CV y caja de cambios automática, una combinación que podría ser muy interesante.
El Clio motor de 1,2 l y 75 CV puede ser una opción acertada para quien viaje por carreteras fáciles; si es necesario adelantar en poco espacio, es mejor optar por una versión más potente.
Las dos cajas de cambios, de cinco o seis velocidades, son cómodas de manejar y curiosamente más precisas que las que tiene modelos mayores de Renault.